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TRAIL RUNNING

Cómo introducir a los niños en el trail running

trail running infantil

Elementos fundamentales del entrenamiento por montaña como son el trabajo en intervalos, la series o el fartlek, sólo serían recomendables a partir de los 12-13 años de edad.

Dani Tristany, monitor de la Escuela Trail de Mountain Runners del Berguedà, nos explica cómo debemos afrontar las salidas a la montaña con nuestros hijos.

Son muchos los padres y madres que viven esta pasión por la montaña en familia. Con el paso de los años, buena parte de las carreras emblemáticas de nuestro país han incorporado su versión más corta y no competitiva para niños y niñas. Incluso muchos padres salen a correr con sus retoños por el monte cada fin de semana. Las dos principales marcas del sector del trail running, Salomon y La Sportiva, tienen sus equipos júnior, como si de una escuela de futuros cracks se tratara. Y un ejemplo más. Quizás el más claro del impacto que tienen nombres como Kilian Jornet o Núria Picas. Lo encontramos en Berga (Cataluña), donde nació la primera escuela de trail running del mundo. Se trata de la Escuela Trail de Mountain Runners del Berguedà.

El embajador de La Sportiva y ex corredor de enorme éxito Dani Tristany es uno de los monitores de esta escuela. Un experto en la materia que puede resolver algunas de las dudas de muchos padres y madres de cómo debemos afrontar las salidas a la montaña con nuestros vástagos.

En primer lugar, Tristany advierte que “en nuestro país, el trail running es un deporte relativamente joven, que empezó con el gran Kiku Soler, por lo que aún debe pasar un tiempo para resolver algunas dudas”. Es evidente, como reconoce Tristany, que nuestros antepasados tenían un gran contacto con la montaña, pero “no corrían por ella, sino que sólo salían a caminar”. En este sentido, se considera un poco un “conejillo de indias”. E intenta evitar cualquier error en su formación montañera en los más pequeños. “Me preocupa de forma especial, incluso me inquieta, qué puede ser lo mejor para los niños y niñas que empiezan a correr por la montaña”.

La hora de salir a correr por la montaña con nuestros hijos con un cierto nivel de exigencia no es antes de los 10 o 12 años

Y añade: “ellos son el futuro, y debemos cuidarlos al máximo, debemos ofrecerles actividades para que disfruten, aprendan y, sobre todo, no sufran dolores crónicos que impidan llevar a cabo esta actividad y una vida normal en el futuro”. Disfrutar y aprender, con cautela, es pues el mensaje de Tristany.

Punto de partida: respeto por el entorno y amor por la montaña

Trsitany recomienda inculcar el respeto por el entorno natural y el amor por la montaña desde bien pequeño. Ahora bien, a la hora de salir a correr con nuestros hijos e hijas, con un cierto nivel de exigencia, la edad recomendada sería a partir de los 10-12 años, cuando el cuerpo de nuestros hijos ya se ha desarrollado lo suficiente como para hacer frente a determinadas demandas de lo que implica salir a correr por la montaña (desniveles, piedras, etc.).

En el caso de la Escuela Trail de Mountain Runners del Berguedà, sin embargo, disponen de un abanico muy amplio de edades, pero las propiedades o la base del trabajo –no la intensidad, obviamente- son las mismas: proteger la salud de los niños (articulaciones, órganos y musculatura), maximizar la diversión de las salidas (entrenamientos con juegos, técnica de carrera, ejercicios físicos dinámicos adaptados a cada franja de edad, aprender a valorar la seguridad en la montaña, etc.) y el trabajo psicológico (hay que transmitirles que los dos puntos anteriores son los más importantes, “que las competiciones o las carreras sólo son el premio al trabajo bien hecho, pero que en ningún momento se le exigirá ganar” comenta el experto corredor de montaña).

Proteger la salud de los más pequeños

El principal medio para ello es que “las cargas de entrenamiento sean las adecuadas a la edad de los niños y niñas”. Hay que tener en cuenta que son muy jóvenes y “su cuerpo aún está en desarrollo, aún se está formando”.

En este sentido, Tristany advierte que “una carga inadecuada puede ocasionarles una lesión”. Así pues, elementos fundamentales del entrenamiento por montaña como son el trabajo en intervalos, la series, o el fartlek, sólo serían recomendables a partir de los 12-13 años de edad.

Los entrenamientos no pueden ser monótonos, no podemos hacer siempre la misma ruta

También debemos conocer muy bien a nuestros retoños, ya que “en función de su desgaste necesitarán más o menos tiempo de recuperación”. Y en este punto lanza una advertencia en el caso de las niñas. “Hay que estar muy vigilantes cuando empiezan el proceso de la menstruación, ya que ello mermará mucho su capacidad física” y, por lo tanto, “hay que preservar, siempre y en primer lugar, su bienestar y salud”.

Diversión en los entrenamientos

Esta característica es idéntica a la de los adultos. El ex corredor de montaña, ganador del Maratón del Pirineu en 2014, opina que “los entrenamientos no pueden ser monótonos, no podemos hacer siempre la misma ruta”.

Y es que la monotonía puede ser el primer paso para la apatía y la desmotivación. Unos extremos que, precisamente, queremos evitar, por encima de todo, en los más pequeños.

Lo primordial es que “aprendan a pasárselo bien en el entorno natural y sepan moverse por él con naturalidad”. En el caso de los más pequeños (a partir de los 6 años), deben aprender la “técnica de carrera, hacer estiramientos y pueden llegar a hacer esprints de hasta 15-20 metros”. Pero todo ello siempre como “parte de un juego”. “Deben encontrar un sentido a cada actividad -diferente al de los adultos- de por qué deben hacer un estiramiento o un determinado esprint”, arguye Dani Tristany. Y agrega: “a la mayoría de niños les cuesta correr por el mero hecho de correr, pero si hay un objetivo, un juego detrás, quizás ya no los atrapas”.

Hasta los 10 años, se puede ampliar el entrenamiento enseñando aspectos sobre la geografía, geología, flora y fauna de la zona

Hasta los 10 años, aproximadamente, se “puede ampliar el entrenamiento más allá de lo meramente físico”. Esto es, aprovechar los entrenamientos y salidas por la montaña para “enseñar aspectos relacionados con la geografía, la geología del entorno, la flora, la fauna, etc.”, apunta el entrenador.

El objetivo es que “aprendan a valorar y a entender todo lo que envuelve la práctica de correr por la montaña”. A partir de los 12 años, esta enseñanza, que no desaparece del todo, cede más paso “al peso específico del entrenamiento, de la actividad física, que va ganando terreno”, revela Dani. Y, por último, los métodos de entrenamiento quedarían excluidos, pues, hasta que los chavales tengan 15-16 años.

La trascendencia de los padres en el trabajo psicológico

“Es un tipo de trabajo que se lleva a cabo en los entrenamientos, pero, fundamentalmente, éste hay que trabajarlo en casa”, admite Dani Tristany. Y va más allá. “El papel de los padres es clave para que un niño disfrute con lo que haga y no sienta ninguna presión”.

En cualquier aspecto de la vida, como en el mero hecho de correr por la montaña. “Si erramos en nuestro propósito y le demandamos a nuestro hijo que gane, le estamos traspasando nuestra tensión” y “le estamos condenando a pasarlo mal”, señala Tristany.

Si hacemos un mal uso del trabajo psicológico, finiquitaremos el crédito de la motivación que puedan tener

En estas edades, y sobre todo cuando el deporte empieza a ser competitivo (a partir de los 12 años, aproximadamente), la presión disminuye el disfrute y hará que “a la larga, dejen de practicar este deporte”. Todos perseguimos que nuestros hijos puedan correr por la montaña durante muchos años y que se lo pasen en grande. Sin embargo, “si hacemos un mal uso del trabajo psicológico, finiquitaremos el crédito de la motivación que puedan tener”.

 

Información de contacto:

www.danitristany.com

@Dani_Tristany

http://www.mountainrunners.eu


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