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ESENCI@L

Tiendas de ciclismo temen falta de bicicletas esta temporada

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Algunas tiendas de ciclismo creen que los proveedores han recortado los pedidos a fábrica.

(20-10-2016). En pleno arranque de la temporada 2017, algunas tiendas de ciclismo acusan dificultades para reponer stock y creen que los proveedores se han quedado cortos con las órdenes a fábrica. Otras recuerdan que para tener bicicletas hay que hacer los deberes con las programaciones.

Las tiendas de ciclismo consultadas están de acuerdo en que la falta de stock no es un fenómeno nuevo de esta temporada sino que ya se ha vivido en campañas anteriores. Según esgrimen, siempre hay modelos ‘súper ventas’ que se agotan antes de lo previsto, a lo que se añade la dificultad de acertar o no con los modelos programados. Pero algunos detallistas indican que, esta temporada, los problemas para efectuar reposiciones son más evidentes que en años pasados y temen falta de bicicletas para abastecer la campaña.

Así lo constata Óscar García, propietario de Ciclos García, quien asegura que las complicaciones para reponer stock “son iguales o incluso peores que otras temporadas”. Las bicicletas más afectadas por esta escasez serían los modelos de gama alta de las principales marcas, pero también bicicletas infantiles. “Los proveedores nos comentan que algunos modelos no llegarán hasta febrero, marzo o abril, mientras que otros ya será imposible conseguirlos”.

Pedidos más cortos a fábrica

García señala que todos los fabricantes están acusando problemas de stock porque, tras la bajada del mercado ciclista en los últimos meses, han hecho unos pedidos más cortos a fábrica. En la misma línea, Enrique Díaz, propietario de Kikebike, lamenta dificultades para conseguir bicicletas de varias marcas y sostiene que “los suministradores argumentan que no pensaban que íbamos a pasar unos pedidos tan altos; está claro que no han querido arriesgar y han ajustado más sus previsiones de producción”.

Eliseo Mosteiro, copropietario de Ciclos Quintena, coincide en que los proveedores han reducido sus pedidos para estocar menos: “El año pasado llegamos a final de temporada con disponibilidad de todos los modelos, pero esta temporada parece que va a ser más complicado”, prevé.

Las tiendas de ciclismo consultadas señalan, asimismo, que aquellos comerciales de las casas con las que tienen más confianza les van “sugiriendo” que empiecen a hacer pedidos de reposición de ciertos modelos o categorías como las infantiles –en este caso de cara a la Navidad- para asegurarse de la disponibilidad de producto ante la “incertidumbre” de si luego podrán conseguirlo o no.

‘Hacer los deberes’ en programaciones

Para Toni Estirado, responsable del área de Mountain Bike de Biciescapa, “los problemas de stock se producen cuando una tienda no ha hecho los deberes con las programaciones”. Asegura que en su caso “estamos bien cubiertos” y, además, añade que el consumidor aún anda a la búsqueda de stocks de la temporada pasada, unos excedentes que suelen aguantar hasta principios de año.

Por el contrario, Óscar García no se muestra partidario del actual sistema de programaciones y asevera que la falta de stocks “nos desanima aún más a la hora de hacer las implantaciones”. El minorista anuncia una menor apuesta por las compras en programación y asegura que “cada vez más, los comercios preferimos estar con los pies en el suelo porque de nada nos sirven las bicis estocadas”.

Por su parte, Francisco Santos, propietario de Deportes Rodas, opina que esta situación “es la pescadilla que se muerde la cola” porque “las marcas dicen que la falta de stock es culpa de los puntos de venta por no programar y las tiendas de ciclismo decimos que es culpa de los proveedores por no fabricar”. El minorista dice entender la postura de los suministradores y defiende que “sería injusto culpar a las marcas porque el mercado está mal para todos” y valora que “el riesgo de no programar es que a veces se pierde la venta”.

Más “deferencias” con las tiendas de ciclismo que arriesgan

Eso sí, Santos insta a los suministradores a tener “más deferencias” con aquellos comercios que se arriesgan con las implantaciones y les pide que “si me cargo de bicis me tienen que asegurar una continuidad y una prioridad a la hora de hacerme con un determinado modelo o color”. Sin embargo, se teme que no es así porque “cuando no hay bicis, no las hay para nadie”.

El detallista añade que para los sellos de bicicletas siempre “es fácil acertar con sus pedidos” porque tienen las programaciones en la mano, pero las tiendas no saben qué se va a vender y qué no durante la temporada. No obstante, aboga por mirar “el lado positivo” de la falta de stock y sugiere que, si hay escasez de bicicletas, los precios se respetarán más.

A todo lo anterior, y según la mayoría de las respuestas recabadas entre tiendas de ciclismo, se sumaría el hecho de que el comprador de bicicletas no está dispuesto a esperar demasiado por el producto y, además, no se conforma con un modelo sustitutivo.


Hay 1 comentario

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  1. Christian Adam

    La solución de la falta de bicicletas esta en mano de todos los participantes. Como importador general entiendo todos los partidos. Con el crisis se ha cambio el típico camino de venta y hay que buscar la vuelta a tras.

    Todos los sectores, que prometen buenas ventas, se hinchan de minoristas más o menos cualificados. El pastel se reparte así, entre más, que causa que muchas tiendas viven de venta en venta. Si una venta falla, puede significar el cierre del negocio. Los comercios menos experimentados intentan de captar los clientes con el precio, en vez de calidad de su trabajo o servicio. Los clientes han visto que blandos son algunos minoristas y estrujen este cada vez más. No saben donde esta el final. Algunos creen, que tenemos márgenes de 200% como en el mundo textil.

    Hay que educar a los clientes. Hay que explicarles, que las bicis en si, tienen un precio y el margen del comercio, en partes es, para dar un servicio al cliente, para pagar sueldos dignos a los empleados y garantizar las garantías. Esto es mucho trabajo y es parte del minorista.

    Por parte del fabricante, que es que lo menos gana en cada unidad de bicicleta, es también compresivo su forma de actuar. No tiene margen para dar rebajas al final de la temporada. Si le sobran bicicletas las vende a empresas importantes, que compran el stock completo e hinchan el mercado con bicis tirado de precio. Naturalmente quieren evitar esto al máximo, por esto piden una programación.

    Para el fabricante es mejor perder 10 ventas, antes de quedarse con una bici de sobra.

    Hay programaciones y programaciones. Los modelos, que han creado esta mala fama, eran muy exigentes e ignoraban, que el almacén del minorista estaba todavía llena con modelos anteriores. Para algunos fabricantes termina la venta, cuando la mercancía ha salido desde su almacén y no cuando ha llegado al cliente final.

    Hay formas de programar los pedidos en que se aprovechan todos los partidarios, que dejan una cierta flexibilidad para el minorista, de cambiar poco tiempo antes de la entrega todavía tallas, cuadros, colores etc. y ampliar el pedido cuando ve la falta en ciertos modelos. Así se asegura disponibilidad y el fabricante sabe que modelos de su gama tienen éxito y pueden adaptar de esta manera su producción.

    Los fabricantes experimentan mucho con novedades, por esto no estoy nada de acuerdo de que se habla de una sobresaturación de bicis en España. El merito esta más en llamar atención a gente, que nunca pensaban en comprarse una bici, porque no encuentran su modelo. Un buen ejemplo son las bicis eléctricas. Muchísimos minoristas estaban y son todavía reacios con ellas. No quitan nada del pastel, el contrario. Motivo para muchas tiendas, que se concentran únicamente a la venta de eléctricas y triunfan. Y las eléctricas no es la única rama, donde cumple esto. Solamente recordando, que los cambios de buje son todavía bastante desconocidos en España o las cubiertas anti pinchazo. Unos detalles tan “simples”, pero mejoran mucho la fiabilidad de una bici urbana y abre el mercado a clientes nuevos que quieren dejar el uso del coche, cuando tienen otro remedio para llegar al trabajo sin el riesgo de una avería en el camino.

    No tiene sentido de buscar alguien que tiene toda la culpa. Si mejora cada uno su parte, vamos en buen camino.


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