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Trailxtrem planta cara al showrooming

trailxtrem jorge gil

Jorge Gil, propietario de Trailxtrem, asegura que la medida ha tenido una repercusión positiva.

(20-7-2017). Trailxtrem, que cuenta con dos puntos de venta especializados en trail running en Madrid, ha decidido tomar medidas ante el auge de usuarios que acudían a sus tiendas para probarse las zapatillas y realizar luego la compra en Internet. Su solución: advertir en redes sociales de que no se comunicará la talla a los clientes no habituales.

“Estábamos cansados del flujo de personas que venían a nuestras tiendas para dejarse asesorar, probarse las zapatillas para conocer su número y comprar después en Internet en busca del mejor precio”. Este es el motivo que, según explica Jorge Gil, propietario de Trailxtrem, ha llevado a la enseña madrileña a plantar cara al showrooming, un fenómeno cada vez más en boga y que consiste precisamente en utilizar el comercio físico como escaparate y probador, pero efectuando después la compra en un operador online a la caza de los mejores descuentos.

“Nos jugamos nuestra propia supervivencia”, alerta el fundador de Trailxtrem, quien señala que en los últimos meses se están produciendo cierres de tiendas especializadas de disciplinas como running o trail running. Es por esto que la empresa decidió poner en marcha una medida disuasoria para tratar de evitar esta práctica y también para concienciar al consumidor final de que si este comportamiento continúa y se extiende, los pequeños comercios no podrán subsistir.

La clave: no mostrar la talla

La medida consistió en anunciar a través de sus redes sociales que los clientes no habituales de Trailxtrem no podrían conocer la talla del calzado. “Dijimos que cuando una persona viniera a la tienda y se quisiera probar una zapatilla, se la dejaríamos por supuesto probar, pero sin enseñarle la talla ni decirle cuál es, y que tampoco estaba permitido mirarla. Si finalmente compraba las zapatillas, se la comunicaríamos”, explica Gil, quien aprovecha para pedir más colaboración a las marcas en este sentido, haciendo que la talla del calzado sea más difícil de ver.

Algunos clientes no lo entendieron, pero otros muchos comprendieron la situación

Las reacciones a este anuncio a través de las redes sociales fueron diversas. Algunos clientes no lo entendieron, pero otros muchos comprendieron la situación y se mostraron de acuerdo con la iniciativa, conscientes de que esta práctica es nociva para las pequeñas tiendas especializadas.

Efecto positivo

El propietario de Trailxtrem asegura que la medida no se ha llegado a poner nunca en práctica, ya que el objetivo es “concienciar a los clientes de que nuestro trabajo tiene un precio y de que el servicio y el asesoramiento forman parte del precio final de un producto”.

El anuncio se hizo hace unos meses y Gil afirma que el efecto ha sido muy positivo: “Al principio pensábamos que no tendría alcance, pero la gente lo mira, lo comparte y, al final, se lo piensa”. Tal como indica, el flujo de personas que acudía a mirar y a probar descendió notablemente. “Casi diría que se cortó. Antes teníamos unos tres casos al día y ahora me cuesta pensar en alguno en las últimas semanas”, subraya.

¿Es mejor que entren en la tienda 30 clientes, pero que ninguno compre, o que entre uno pero se lleve las zapatillas?

Extender la medida

Jorge Gil anima a otras tiendas de deporte a poner en marcha medidas similares para, entre todos, “hacer entender al cliente final que el servicio tiene un precio”. Entiende que muchos detallistas tengan miedo de la reacción del consumidor, ante lo cual lanza esta reflexión: “¿Es mejor que entren en la tienda 30 clientes, pero que ninguno compre, o que entre uno pero se lleve las zapatillas? Hay que tener muy en cuenta que las personas que vienen a probar pero que luego buscan un precio 5, 10 o 15 euros más barato en Internet no son nuestros clientes”.

El minorista conoce algunos casos puntuales de tiendas de deporte en España, concretamente de esquí, que advierten de que cobrarán por probar las botas, aunque tampoco lo hayan llegado a poner en práctica. Admira su valentía, pero Gil no comparte la idea de cobrar por probar.


Hay 1 comentario

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  1. franc

    Pues ya podéis cerrar.

    Si una zapatilla cuesta 150€ y en Internet está por 90€…está claro que alguien es tonto o muy listo. ¿Punto intermedio?


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