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Una estrategia es dejar de calcular calorías

Las dietas sin grasas son poco eficaces a largo plazo

Las dietas sin grasas son poco eficaces a largo plazo

La investigación señala que la estrategia óptima para adelgazar a largo plazo es centrarse en patrones de alimentación saludables.

(2-3-2018). El estudio realizado por parte del Hospital Brigham para Mujeres y la Facultad de Medicina de Harvard demostró que las dietas sin grasas son poco eficaces a largo plazo. Los resultados explican que es mejor centrarse en patrones de alimentación saludables.

El estudio ha sido publicado por la revista médica The Lance y realizado por el Hospital Brigham para Mujeres y la Facultad de Medicina de Harvard. En su elaboración se han tenido en cuenta las experiencias de hasta 68.000 adultos. La conclusión principal demostró que las dietas sin grasas son poco eficaces a largo plazo.

La autora del estudio, Deirdre Tobias, afirma que lo importante no es reducir la cantidad de calorías generadas por las grasas, sino reducirlas en lo absoluto, cualquiera sea su origen.

De forma contraria a lo que muchos pensaban, sostiene que la forma de hacer frente a la epidemia de obesidad no es dejar de consumir grasas. Más bien se recomienda llevar a cabo una dieta equilibrada. Pero distinguiendo las grasas buenas de las malas y la calidad de los carbohidratos.

A largo plazo
El informe señala que la estrategia óptima para adelgazar a largo plazo deberá dejar de ver solo qué cantidad de calorías proceden de grasas o de carbohidratos. Hay que centrarse en patrones de alimentación saludables. Por tanto, mejor incorporar verduras, frutas, nueces, pescado, legumbres,  carnes magras y cereales enteros.

Debemos saber, por ejemplo, que las grasas saturadas están presentes en los alimentos de origen animal como las carnes y los lácteos. Estas grasas aumentan los niveles de colesterol en la sangre. Por eso se las considera, al igual que a las grasas trans, como grasas malas.

Pero existen otras grasas, conocidas como monoinsaturadas. Están presentes en el aceite de oliva, aceite de canola, la palta y las nueces. Aunque tienen tantas calorías como la grasa de las carnes y los lácteos, no aumentan los niveles de colesterol sanguíneo. Tampoco fomentan la formación de depósitos de grasa que obstruyen los vasos sanguíneos. Se consideran beneficiosas para la salud cardiovascular y el control del peso.

Carbohidratos y almidones
Por otro lado, debemos diferenciar también los tipos de carbohidratos. Los azúcares son carbohidratos simples y los almidones son carbohidratos complejos. Todos se descomponen en glucosa, el combustible del cuerpo que circula en la sangre. Los azúcares se digieren con rapidez, aumentando de inmediato la glucosa en la sangre.

Dentro de los almidones, tenemos algunos de rápida y otros de lenta digestión. Los alimentos que contienen almidón con granos altamente procesados, que ya no contienen fibra alimentaria, como el pan y el arroz blanco. Estos actúan de forma similar al azúcar en el cuerpo. Es decir, se digieren y absorben rápidamente y aumentan los niveles de glucosa en la sangre. Además, provocan la secreción de insulina para procesar la glucosa.

Cuando se consumen azúcares y carbohidratos refinados en cantidades mayores a las que el cuerpo necesita, pueden provocar resistencia a la insulina (diabetes tipo 2). También contribuir a la enfermedad del hígado graso. Pero esto no quiere decir que debamos suprimir los carbohidratos complejos de lenta digestión de nuestra alimentación.


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