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FITNESS

Osmin Hernández: "No busco que me quieran sino que me obedezcan"

(foto: Rubén Pujante)

(14-11-2014). Al grito de ‘la calle es mi gimnasio’, ha revolucionado a toda la profesión deportiva. Afirma que sus discípulos experimentan un cambio radical en cuerpo y mente. Con él han entrenado Madonna o Micky Rourke.

¿Cómo definirías el Método Osmin?
En líneas generales, es un método que en 30 días permite cambiar tu vida y sentirte bien e incluso mejorar la salud en todos sus aspectos. Dependiendo de la persona, puede aplicarse como método de adelgazamiento o tonificación muscular. Pero también está indicado para la gente que pueda estar sufriendo estrés crónico, ansiedad o depresión porque está planteado como un reto de superación personal, para mejorar la autoestima e incrementar la motivación.

A simple vista, los principios del método Osmín sorprenden bastante por desmarcarse de las pautas o recomendaciones habituales o tradicionales de los profesionales del mundo deportivo y la nutrición. ¿No consideras que son unos principios excesivamente radicales?
Mi método se basa fundamentalmente en tres puntos: una dieta basada en pescado, agua y ensalada, nada de sexo en 30 días y la calle como gimnasio. A nivel de nutrición está demostrado científicamente que el pescado es una importantísima fuente de nutrientes muy beneficiosos para la salud. Tiene un contenido calórico bajo y una gran cantidad de proteínas. Por otra parte, la verdura como, por ejemplo, el brócoli o la coliflor tienen más proteínas que hidratos y son una excelente alternativa para los que desean adelgazar o definir muscularmente. Y, por supuesto, el agua es básica y fundamental para limpiar el organismo.

Una gran parte de la profesión te ha criticado duramente e incluso ha alertado de los peligros de tu entrenamiento. ¿Por qué?
Mi entrenamiento es en la calle y para algunos puede parecer una auténtica locura. La persona tiene que levantar neumáticos, escalar muros, mover cubos de basura, subirse a árboles, etc. En el programa de televisión que se ha emitido evidentemente hay un componente de espectáculo, pero también es cierto que cualquier movimiento que implique fuerza y repitas a alta intensidad se puede considerar entrenamiento y hay resultados evidentes. Creo que hay un excesivo purismo a la hora de decir lo que está bien y lo que está mal cuando se pautan rutinas de entrenamiento. Aquí he recibido críticas durísimas e incluso se me ha llegado a calificar de psicópata, pero también es cierto que algunos profesionales, una vez han conocido el método en profundidad, han cambiado de opinión.

Si partimos de que tus entrenamientos son realmente intensos y exigentes ¿no crees que hay un mayor riesgo de lesiones o de sufrir algún daño?
Las lesiones se pueden producir tanto en la calle con mi entrenamiento como en un gimnasio. Una persona que haga una rutina de peso libre y cargue en exceso tiene un alto porcentaje de lesionarse la espalda. Si los ejercicios se realizan incorrectamente, el daño se producirá igual si estás en la calle o en un centro deportivo. En mi caso, toda persona que aplique mi método tiene que mostrarme previamente un informe médico.

Te han definido como el sargento de hierro ¿Por qué eres tan duro y exigente con la gente que se pone en tus manos?
Evidentemente no puedo negar que soy muy duro. Nací en Cuba, vengo de una familia de militares y a los 16 años fui reclutado en La Habana por la Marina de Guerra y, posteriormente, pasé a formar parte de las Fuerzas Especiales. También he sido policía en Estados Unidos. Tengo una disciplina militar muy marcada y moriré siendo militar.

Por tanto, aplicas esta disciplina militar al ámbito deportivo…
Efectivamente. Siempre la pongo en práctica en mis entrenamientos. Pero no sólo eso, sino que además también utilizo la psicología militar. Es más, cuando la aplicas la gente responde muchísimo mejor.

¿Incluso con el lenguaje que a veces utilizas?
Nunca llegaré al insulto porque no lo concibo, pero sí que tengo que expresarme con cierta dureza porque consigues motivar mucho más a la persona a seguir con el ejercicio o la rutina que le has marcado. En cierta manera, estás ayudándole a creer en sí mismo y auto superarse. Yo no busco que me quieran cuando los estoy entrenando, quiero que me obedezcan.

¿Realmente eres así en la vida real o hay un personaje creado?
Soy así. Reconozco que soy muy duro y exigente con el trabajo que realizo y con la gente que opta por hacer mi método, pero al mismo tiempo tengo un grandísimo corazón. El ejército me ha aportado valores como la exigencia, disciplina, rigidez, dureza, pero también me ha enseñado el valor de la compasión. Mi objetivo en la vida es ayudar al mayor número de personas, hacerles sentir bien, motivarles a salir de situaciones complicadas. En definitiva, conseguir que sean felices. Tengo miles de seguidores por todo el mundo que confían en mí. El día que fracase o demuestre lo contrario, me retiraré.

En Estados Unidos, grandes estrellas del cine, la canción e incluso del deporte se han sometido a tus entrenamientos ¿has sido igual de exigente con ellos?
He entrenado, entre otros, a Gloria Estefan, Madonna, Matt Damon, Anna Kournikova o Micky Rourke. No por ser celebrities he sido menos duro con ellos. Les he exigido cumplir con mis principios y acatar mis órdenes. Con muchos de ellos todavía mantengo una gran relación de amistad. De hecho, Micky Rourke me adoptó en su casa cuando llegué a Estados Unidos con 21 años y viví con él durante 15 años. Prácticamente he crecido a su lado.

¿Actualmente entrenas a algún famoso en nuestro país?
Ahora mismo no. Recientemente he entrenado a Kiko Matamoros. Fue una experiencia muy grata y positiva para ambos. Con él trabajé tanto la parte física como psicológica. Le sometí a un duro entrenamiento, pero al mismo tiempo ahondamos en ciertos aspectos vitales que le paralizaban.

Por último, ¿cuáles son tus próximos retos?
Ahora mismo estoy en proceso de abrir una franquicia para que el Método Osmín se pueda practicar en cualquier lugar de España. En estos momentos estamos buscando profesionales que quieran formarse en el método, pero siempre teniendo presente mi lema: “la calle es mi gimnasio”.


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