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Patin a Vela

Patí Vela Barcelona es el astillero que más patines a vela fabrica hoy

Rafel Figuerola: “Lo que marca la diferencia entre un patín híbrido y otro de madera es el ‘indio’”

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Rafel Figuerola lleva siete años fabricando patines a vela y, actualmente es el que registra mayor número de embarcaciones fabricadas al año.

(23-8-2017). A sus 42 años, los ojos de Rafel Figuerola, propietario del astillero Patí Vela Barcelona y presidente del Club Patí Vela Barcelona, siguen teniendo el brillo de aquel pescador adolescente y de aquel joven marinero del Club Marítimo Torredembarra. Su historia es la de un bohemio maratoniano con un gran sueño que todavía no ha acabado de llegar del todo a puerto.

Rafel Figuerola (Torredembarra, 1975) es, por encima de todo, un espíritu libre. Alguien que se entrega a fondo en lo que le apasiona pero que no duda en rehuir aquello que le parece rutinario o no fluye con naturalidad ni autenticidad. Y ese talante ya quedó patente cuando, a los catorce años, decidió aprovechar la ‘invitación’ que le hicieron desde la escuela para que la abandonase y pasase a dedicarse a trabajar como pescador ayudando a su padre.

Figuerola lleva el viento, el mar y su salitre en las venas. Nieto “por ambas partes”, según precisa, e hijo de pescadores, desde muy niño tuvo muy claro que su pasión era de color azul y olía a pescado y a la madera de la barca en la que pescaba.

De los dieciséis a los dieciocho años, hice de todo en el Club Marítimo Torredembarra

Tras aquella adolescencia primeriza como pescador junto a su padre, a los dieciséis años entró a trabajar como marinero en el Club Marítimo Torredembarra. Según explica, “desde aquella edad hasta los dieciocho, hice de todo en el Club Marítimo Torredembarra: de marinero, de restaurador de embarcaciones, de monitor, de balizador, de juez de regata. Me gustaba pasarme el día entre la playa y el mar, tratando con la gente y moviendo las embarcaciones. El trabajo era duro, eran muchas horas de sol y sal pero me gustaba. Estaba en mi elemento”.

‘LA MARINA TE LLAMA’

No específica si fue a raíz de aquel anuncio televisivo que instaba a los españoles a atender y seguir la llamada de la Marina, pero el caso es que a los 18 años decide alistarse a dicho cuerpo como marinero profesional. Hasta los 19 años pasará cerca de un año embarcado en la corbeta Infanta Cristina y con ella llegará a países que hasta entonces sólo había visto en la tele o el cine como Africa o América.

De regreso de su periplo en la Marina, a los 19 vuelve a trabajar al Club Marítimo Torredembarra donde ejercerá de nuevo como marinero, monitor, restaurador de embarcaciones, balizador, etc, de la citada entidad. Esa ligazón con la entidad de su villa natal propiciará que, además de ir perfeccionando las tareas que había realizado antes de su paso por el ejército, el club, satisfecho por sus servicios, le promocione, cuando cuenta con 23 años, al cargo de contramaestre.

DIRECTOR DEL CLUB

Tras doce años de dedicación ininterrumpida (salvo el paréntesis de la Marina) al Club Marítimo Torredembarra, Rafel Figuerola es ascendido, a los 28 años, a director de la entidad. Con ese cargo decide formarse académicamente al objeto de oficializar sus conocimientos en determinados ámbitos como el de dirección de club deportivo, juez de regatas y va especializándose en la organización de regatas de patín a vela.

Ramón Huertas siempre ha sido notablemente crítico en cuanto a las organizaciones de regatas

Su valía en ese ámbito trasciende más allá del propio Club Marítimo de Torredembarra y es llamado por otros clubes para actuar como juez de regata en las competiciones que organizan.

APARECE RAMÓN HUERTAS

En el año 2005, cuando cuenta 30 años de edad, conoce a Ramón Huertas en una de las principales regatas organizadas por el Club Marítimo Torredembarra. Según recuerda, “Huertas siempre ha tenido fama de ser un hombre notablemente crítico en cuanto a las organizaciones de regatas. Siempre encuentra ‘peros’. Que si la línea de salida tal; que si el cambio de recorrido cual; que si la línea de llegada era así y debía haber sido asá; que si el triángulo era demasiado grande o demasiado pequeño;… Cuando vi que se había inscrito al trofeo, pensé ‘a ver por dónde me sale éste’…

Tras una leve sonrisa, añade, “pero las cosas salieron bien y Huertas me felicitó por toda la organización de la regata”.

Posteriormente, en otras regatas en las que coincidieron, Figuerola y Huertas fueron congeniando progresivamente. De aquellas primeras conversaciones sobre detalles de la organización de las mangas fueron deviniendo otras de carácter más personal.

TRASPASO DE HOLLAND

“En el año 2009, cuando tenía 34 años, Huertas me ‘tiró los tejos’. Yo sabía que él llevaba un tiempo buscando sucesor para su empresa de construcción de patines a vela, Holland, y me propuso que yo me hiciera cargo. A Huertas no le había pasado desapercibido que, desde muy joven, me había dedicado a restaurar embarcaciones en el club. No en vano, mis primeras lecciones en ese aspecto me las dio mi padre y los primeros ‘ejercicios’ en ese sentido los realicé con su barca”.

Con Huertas estuvimos negociando el traspaso de Holland cerca de un año

Durante el periodo en que Huertas y Figuerola estuvieron negociando las condiciones del traspaso, éste último recuerda que “trabajaba cinco días en el Club Marítimo Torredembarra y los dos que tenía de fiesta me marchaba a Palau de Plegamans, donde estaba la nave de Holland, a aprender a construir patines. Allí tomaba apuntes, me hacía videos, hablaba con sus empleados, me implicaba en los diferentes procesos de construcción…”.

Las negociaciones del traspaso requirieron cerca de un año y, según rememora Figuerola, “finalmente, en 2010 firmamos el acuerdo”.

Aquel niño pescador y joven marinero había dado aquel 2010, a los 35 años, uno de sus principales saltos vitales. Afrontaba el reto de ser empresario y una vez fue asumiendo la nueva responsabilidad fue descubriendo que su iniciativa empezaba a enfrentarse con una coyuntura económica que, lejos de clarificarse y facilitarle aquellos primeros años de empresario, se tornaba cada vez más y más oscura y más compleja.

A Rafel Figuerola se le iluminan los ojos con un tinte de admiración especial al evocar que “Ramon Huertas había llegado a fabricar 50 patines al año”. Tras un brevísimo silencio concluye: “sin embargo, cuando me hice cargo yo de Holland empecé a ver como, año tras año, la demanda disminuía y disminuía a causa de la fuerte crisis económica”.

EL ‘OTRO SUEÑO’

A pesar de ello, en el fuero más interno de Figuerola había un segundo sueño: crear en una zona de la playa de Barcelona, entre las Torres del Edificio de Maphre y del Hotel Arts, una instalación que albergase, además del nuevo astillero de Holland, un club náutico donde, además de hacerse regatas, se enseñara a navegar en patín, la gente pudiera vivir su bautismo náutico, pudiera alquilar embarcaciones, y pudiera, también, comer, cenar o tomar cualquier cosa en un restaurante casi paradisíaco en la arena y con unas fantásticas vistas del litoral barcelonés, amén de poder ser un magnífico escenario para eventos náuticos y sociales.

En medio de una curva de producción de patines que no cesaba de caer, Figuerola contacta con su amigo Gerard Esteva, por aquel entonces presidente de la Federación Catalana de Vela, y le explica su proyecto. Esteva se entusiasma con aquella idea, ejemplo de sinergias totales, así como de promoción integral del patín, y le promete su ayuda.

En el año 2013 se inscribe en el Registro de Entidades un club sin ánimo de lucro llamado Club Patí Vela Barcelona y se solicita la concesión de aquella zona de la playa al Ayuntamiento de Barcelona.

En 2014 sólo fabricamos nueve patines nuevos y si no llega a ser por las reparaciones, nos habríamos ido al agua

Aquel nuevo proyecto en ciernes resulta crucial para que en el año 2014, Rafel Figuerola no se dé por vencido y tire la toalla de la empresa Holland. Aquel año negro apenas había construido nueve patines. “Logramos sobrevivir mediante las reparaciones. Estaba dispuesto a ir a buscar el barco a cualquier hora, a devolvérselo arreglado al propietario cuando él quisiera. Buscaba el trabajo debajo de las piedras. Si no llega a ser por las reparaciones, ese año tan negro y otros muchos que aún tenían que venir, no habríamos podido superarlos”.

A mediados de 2014, el consistorio municipal de Barcelona a cuyo frente figura Xavier Trias, da su visto bueno a la concesión y otorga la licencia provisional de actividad y se inician las obras de construcción de unas instalaciones de 4.200 metros cuadrados.

EL CENTRO PATINISTA MÁS GLOBAL DEL MUNDO

Tres años después, a principios de este 2017, el actual equipo de gobierno del ayuntamiento de Barcelona ha concedido la licencia definitiva de actividad de este centro integral dedicado a la fabricación del patín a vela, su promoción y el desarrollo de competiciones de esta clase de embarcación. No existe en el mundo ninguna otra instalación náutica que aglutine en su seno las parcelas de fabricación, tienda, club, alquiler y restauración. Su astillero, asimismo, se ha convertido en el principal centro productor de patines a vela del globo y su varadero va ganado, campaña tras campaña más y más patines, hasta haber alcanzado en la actualidad cerca de la cuarentena de éstos.

Nos queda mucho trabajo por hacer todavía en Patí Vela Barcelona

Rafel Figuerola, sin embargo, sigue sin alzar las campanas al vuelo. Y es que según reconoce, “queda mucho trabajo todavía por hacer. Seguimos estando aún en una fase bastante inicial. El sueño ha ido cogiendo cuerpo pero todavía falta dotarlo de más contenidos para que sea, de verdad, la instalación que, junto con mis socios, ideamos hace cuatro años”.

Rafel Figuerola reconoce que la oferta que actualmente orecre la marca Ptí Vela a Barcelona es una de las más completas que se ofrece no sólo en el ámbito de la clase patín a vela, sino incluso a nivel náutico global. La unión y sinergias generadas por la división del astillero, la tienda, el club, el varadero, el alquiler de embarcaciones, las regatas, el paradisíaco restaurante frente al litoral barcelonés convierten a la enseña en un centro pionero a escala mundial.

Rafel Figuerola reconoce que la oferta que actualmente ofrecre la marca Patí Vela Barcelona es una de las más completas que se ofrece, no sólo en el ámbito de la clase patín a vela, sino, incluso, a nivel náutico global. La unión y sinergias generadas por la división del astillero, la tienda, el club, el varadero, el alquiler de embarcaciones, las regatas, el paradisíaco restaurante frente al litoral barcelonés convierten a la enseña en un centro pionero a escala mundial.

Aunque asume, que “he organizado y he visto más regatas de patín a vela que nadie, pero nunca he hecho una regata de patín”, este emprendedor que ha sabido seducir a inversores que le ayudaran a sacar adelante su sueño no cesa en su empeño de que dicho sueño coja altura empresarial definitivamente.

UN ‘BOHEMIO’ MARATONIANO

Rafel Figuerola es tildado a menudo de bohemio. Pero bajo esa apariencia subyacen un maratoniano y un artesano, pues de su trayectoria hasta ahora se desprende que es de los que aplica el lema ‘sin prisas pero sin pausas’, así como el de ‘no por mucho madrugar, amanece más temprano, porque todo fruto necesita su tiempo para alcanzar la madurez’.

Y ambos lemas quedan reflejados en los patines que fabrica, junto a sus tres colaboradores, en su astillero.

Trabajamos a la vez los patines nuevos y las reparaciones para aprovechar el tiempo y no dejar de producir

En el momento de hacer esta entrevista, en el taller hay un total de ocho barcos que se están trabajando simultáneamente, unos de nueva acuñación y otros reparándose. Según explica Figuerola, “trabajamos las reparaciones y la fabricación de nuevos barcos al mismo tiempo porque ello nos permite ir adelantando tareas. Así, mientras nos toca esperar para que los procesos de encolamiento, barnizado, montaje, o pintura de una embarcación concluyan, acometemos las tareas que otras embarcaciones requieren. La cuestión es no dejar de producir. Y si no tenemos patines en construcción, porque en determinados meses del año la demanda desciende mucho, nos dedicamos a fabricar piezas (flotadores, bancadas, etc) para irlas estocando y así ganar tiempo para cuando se reactive la demanda”.

DOBLAR LA PRODUCCIÓN DEL AÑO PASADO

El año pasado Patí a Vela Barcelona construyó un total de 15 patines a vela, de los cuales, 10 fueron modelos de madera y los cinco restantes, correspondieron a modelos híbridos (de madera y de fibra de vidrio).

Tras fabricar 15 patines el año pasado, este 2017 esperamos superar los 30

La producción de este 2017 avanza a mucho mejor ritmo. Según explica el empresario, “de enero hasta mediados de agosto, hemos fabricado 25 patines”. Asimismo, este 2017 ha marcado un cambio de signo en la predominancia de unos modelos y otros. Este año el número de patines híbridos ya supera a los de madera. “Hemos construido 15 híbridos y diez de madera”.

Figuerola se muestra satisfecho de este repunte de las ventas y, aunque reconoce que, “tras agosto, llega la época de menor demanda, calculo que este 2017 igual llegaremos a superar los 30 patines nuevos”. La cifra no es nada desdeñable, sobre todo por la tendencia que esa previsión determinaría, ya que supondría doblar la producción del pasado 2016.

PATINES DE MADERA VERSUS HÍBRIDOS

La supremacía que, en principio, parecen mostrar las ventas de los patines híbridos sobre los de madera lleva a Figuerola a vaticinar que, “probablemente, en poco tiempo, igual la proporción podría quedar fijada en un 70% de patines de nueva acuñación híbridos y un 30% para los de madera”.

Escoger un patín híbrido o uno de madera depende del uso que el patinista vaya a hacer de su embarcación

Ello no implica que en un futuro lejano los patines de madera lleguen a desaparecer. Según el fabricante, “aunque cada vez haya más patrones que piden patines híbridos, hay otros que no quieren ni oír hablar de ese tipo de patines y prefieren los de madera”.

Preguntado sobre qué tipo de patín le parece más recomendable, Figuerola asegura que “depende del tipo de uso que el navegante vaya a hacer de él”. Según añade, “a los regatistas más activos, les recomendaría el modelo híbrido porque tiene un plus de resistencia sobre el de madera que le permite evitar averías a causa de los pequeños toques que puedan darse, por ejemplo, en la línea de salida. Como además, ese tipo de patrones acostumbran a ‘estirar’ sus embarcaciones como máximo unos tres años, este tipo de patín les ofrece un rendimiento en competición más consistente”.

En cuanto a aquellos patrones que lo que desean es tener un barco que les dure muchos años y sean cuidadosos con el material, Figuerola afirma que “les sugeriría que opten por un modelo de madera”.

Alucino cuando abro los tapones de proa de algún patín de madera de más de 15 años y los flotadores aún soplan. Es fabuloso

Causa sorpresa que el constructor otorgue mayor potencial de longevidad a los modelos de madera que a los híbridos a pesar de ser éstos más vulnerables que los híbridos. Preguntado al respecto, Figuerola asegura que “la durabilidad de los barcos de madera ha quedado demostrada a lo largo de décadas. Su construcción, ideada por el constructor pionero, Antonio Soler, es realmente fabulosa. A veces, alucino, cuando le quito los tapones de proa a un barco que tiene más de quince años, y los flotadores todavía ‘soplan’. Es realmente impresionante. Sin embargo, con los patines híbridos, confieso que, al menos hoy por hoy, no puedo dar garantías absolutas de que, transcurridos diez años, esos modelos continuen en perfectas condiciones de estanqueidad”.

PATINES PERSONALIZADOS

Rafel Figuerola no duda ni un segundo al preguntarle si todos los patines que fabrica son iguales: “por supuesto que no”. Según argumenta a continuación, “ello es imposible, porque en los dos tipos de patines que construimos la madera tiene una relevante incidencia y, como producto natural, cada madera tiene sus propias peculiaridades”.

Es absurdo pedir que el barco sea ligero. Un patín desnudo debe pesar 89 kilos porque lo manda el reglamento de la clase

Figuerola reconoce que muchos patinistas “tienen una verdadera obsesión por el peso de su patín. ‘Házmelo ligero’, me piden bastantes de ellos”. Sin embargo, según opina “eso es absurdo. El patín desnudo (sin jarcia, ni palo, ni cinchas, ni barra escotera, ni poleas, etc) debe pesar 89 kilos, según fija el reglamento de la Adipav y nos debemos a ello. Además, no somos partidarios de ir añadiendo plomos a un barco porque esos pesos adicionales deben situarse en unos determinados puntos de la embarcación y el peso es mejor que se reparta a lo largo de todo el patín”.

En el astillero Pati Vela Barcelona se compagina la construcción de nuevos patines a vela con las reparaciones al objeto de aprovechar los tiempos muertos que generan sus procesos y favorecer que la producción no se interrumpa.

En el astillero Pati Vela Barcelona se compagina la construcción de nuevos patines a vela con las reparaciones al objeto de aprovechar los tiempos muertos que generan sus procesos y favorecer que la producción no se interrumpa.

Para alcanzar ese peso de 89 kilos del patín desnudo, Figuerola explica que “jugamos con las bancadas. Unas son más pesadas que otras y lo que hacemos es, previo pesaje de todas y cada una de las maderas que combinan una bancada –pueden ser de dos a seis-, las combinamos teniendo en cuenta las características físicas del patrón (peso y corpulencia) al objeto de que el patín adquiera un grado de flexibilidad óptimo ante las torsiones que luego sufrirá éste en el agua”. Según concluye el fabricante, “en definitiva, cada patín que construimos es un producto personalizado para el navegante que lo patroneará”.

EL ‘INDIO’, DECISIVO

Rafel Figuerola dice sentir un “profundo cariño” por los patinistas “porque llevo muchos años conviviendo con ellos, primero en las regatas, y ahora en las regatas y como fabricante de patines”. Tras ello, reconoce que “al hablar de sus barcos, algunos son de órdago y más parecen niños grandullones con un Scalextric nuevo que los hombres de cincuenta años (o más) que son”.

Ahora que hay patines híbridos y de madera, es impresionante la cantidad de ‘teorías’ que se han generado en torno a las virtudes de unos y otros

Posteriormente, señala que, desde que se dedica a fabricar patines ha ido constatando aquello de que ‘cada navegante tiene su librillo’. Añade: “especialmente ahora, que existen los patines híbridos y los de madera, alucino con la cantidad de teorías sobre la navegabilidad y rendimiento que cada modelo posee. Unos me halagan los híbridos destacando un sinfín de argumentaciones, mientras que otros defienden a ultranza las virtudes de los de madera”. Preguntado sobre qué grupo lleva más razón, Figuerola se encoge de hombros riendo y sentencia: “lo que marca la diferencia entre un patín híbrido y otro de madera es el índio’. Hay patrones que siguen cosechando grandes resultados con barcos que ya tienen más de cinco años. Y aunque sé que algunos patinistas de gran nivel están muy igualados, creo que cuando no van tan bien como esperaban ir, a lo mejor sería bueno que se mirasen hacia adentro en vez de buscar justificaciones de su rendimiento en el material. Y me consta que lo que digo es compartido por los fabricantes de velas”.

BUENAS PERSPECTIVAS EXPORTADORAS

En la actualidad, el astillero Patí Vela Barcelona tiene puestas dos banderas en dos puntos del mapa de Europa. Una de ellas se encuentra en el mercado del Benelux, gracias al agente belga, Hans Dejonckheere, así como en Alemania, gracias a un acuerdo recientemente suscrito con el patinista alemán, Andreas Bredendieck.

Tenemos grandes expectativas comerciales en los mercados del Benelux y Alemania gracias a los patines híbridos

Rafel Figuerola asegura que el mercado de la zona del Benelux, “sobre todo el belga, muestra un gran dinamismo y, en cuanto al mercado alemán, tenemos muchas expectativas depositadas en Andreas. Creo que tanto Dejonckheere como Bredendiek pueden hacer notorios progresos comerciales en el desarrollo e implantación del patín a vela en sus respectivas zonas. No en vano, el patín híbrido ha abierto un camino de difícil marcha atrás, puesto que la combinación de la fibra con la madera tiene muchas posibilidades”.

Bajo estas líneas, te incluimos un vídeo realizado por TV3 en el mes de abril de 2014, en el cual un Rafel Figuerola (algo) más joven relata algunas peculiaridades de la construcción del patín a vela de madera. En él también aparece Ramon Huertas, fundador de Holland.


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