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RUNNING

Causas y remedios para la parestesia

Cómo evitar que se duerman los pies al correr

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(31-1-2018). Existen varias causas que pueden hacer padecer a un corredor una sensación de hormigueo o adormecimiento en los pies cuando se practica running. El podólogo Albert Casas identifica los principales motivos que pueden provocar esta sensación y sus remedios.

Algunos corredores padecen un adormecimiento de los pies cuando corren. Es una sensación de cosquilleo en los dedos de los pies que incluso puede transmitirse a las plantas o a la parte trasera del pie. Es lo que en lenguaje medico se conoce con el nombre de parestesia. Una dolencia molesta que, incluso, puede causar una sensación de hormigueo y acorchamiento. Con el objetivo de conocer más sobre este malestar y sobre sus posibles soluciones para practicar running con la mayor normalidad posible, hemos contactado con el podólogo deportivo especializado en biomecánica Albert Casas.

Causas de la parestesia

En primer lugar, le preguntamos a Albert Casas a qué puede ser debido este adormecimiento. El podólogo se muestra totalmente diáfano: “La gran mayoría de ocasiones en las que un corredor nota como se le adormecen los pies se deben a la compresión de algún nervio del pie y, dependiendo de la zona afectada, se producirá en alguna zona concreta u otra”.

Dos de las causas más frecuentes de este tipo de malestar son “atarse la zapatilla muy fuerte y el hecho que los impactos repetitivos de larga duración producen en el pie al correr pueden “irritar” y atrapar los nervios produciendo esas desagradables sensaciones”, afirma. Además de relajar la atadura de los cordones, podemos masajear la zona afectada y realizar pequeños estiramientos de los dedos, tanto antes como después del entrenamiento.

Otro de los motivos que también puede ser bastante frecuente es el de que este adormecimiento sea producido “por una deficiente o mala circulación sanguínea o falta de irrigación sanguínea”, destaca el podólogo que añade que es “un hecho que provoca que la sangre no llegue a las extremidades del cuerpo, provocando la sensación de adormecimiento y pies fríos”.

Una falta de irrigación que se da con más frecuencia con bajas temperaturas. Por lo tanto, puede ser más usual sufrirla en la época invernal actual que en pleno verano. Si éste es tu caso, conviene realizar una visita con el médico vascular, que realizará las pruebas adecuadas para valorar la causa y proponer el mejor tratamiento posible.

Otras de las causas, aunque algo menos comunes, pueden deberse a “alteraciones biomecánicas alargadas en el tiempo, sin ser solventadas, y que puedan comprimir algunos nervios del pie como, por ejemplo, en el caso del síndrome del seno del tarso”. En este caso, también es totalmente necesario acudir a un especialista para poder evitar que el problema vaya a mayores.

Malos usos de las zapatillas

La parestesia puede deberse también a un mal uso de unas zapatillas, más que no al hecho de que estás “sean inadecuadas para nosotros”, admite Casas. Y nos pone un ejemplo concreto para explicarlo. Si una zapatilla de correr concreta es estrecha o corta, nos generará problemas, seguro. Y, además, “si el uso que le queremos dar no es el indicado para dicha zapatilla podemos sufrir”. Si pesamos 90kg y queremos hacer un maratón, con la preparación correspondiente, un modelo con poca amortiguación, o excesivamente minimalista, “puede darnos muchos problemas e incluso generarnos, a la larga, alguna lesión”.

Paralelamente, también hay que tener en cuenta el desgaste de nuestras zapatillas. “Las zapatillas, lógicamente, no son eternas y, con el paso de los kilómetros, pierden rendimiento”. Este desgaste también puede darnos problemas de adormecimiento. El podólogo consultado nos ofrece un truco muy sencillo. “Sacamos la plantilla de la zapatilla y vemos si está muy dañado o no, ya que, en muchos casos en mi consulta, me encuentro con pacientes que sufren molestias y, sacando la plantilla, ves que está agujereada en las zonas de más presión”. Por lo tanto, no hace falta llegar a este punto de desgaste y renovar, con anterioridad, nuestros neumáticos para correr.

¿Cómo debemos actuar?

Para saber cuál es la solución, por encima de todo, hay que tener en cuenta “cuál es el origen que causa la parestesia”, deja claro el experto en biomecánica. En este sentido, “si hemos descartado cualquier alteración vascular (previa visita, lógicamente, con un especialista), hay que tener en cuenta cuál es el factor que motiva nuestro malestar”.

Por ejemplo, una de las soluciones más sencillas, y que en la mayoría de casos se demuestra como la más efectiva, “es desabrocharnos un poco los cordones de las zapatillas, o probar distintas zapatillas y ver si nos sucede con todas ellas”. Con este simple procedimiento de prueba-error, “podemos darnos cuenta que la molestia la provoca una horma demasiado estrecha o incluso ver que hay una numeración concreta que nos siente mejor y nos permite correr de forma más cómoda”, afirma el especialista.

Llegados a este punto, hay que tener muy en cuenta que la numeración de todas las marcas de running no siempre coincide. Así, una zapatilla del número 45 de una marca concreta puede diferir algunos milímetros de otra y este puede ser el origen de nuestros males. Por lo tanto, es preferible siempre probarse las zapatillas, varias veces si es necesario, antes de comprárselas. Y cuando lo hagamos, que estemos seguros de que es nuestra talla y que se adapta a nuestro pie como un guante.

Otro de los caminos que debemos correr, y al que algunos corredores y corredoras no han dado aún la importancia que se merece, es realizar “un estudio biomecánico para valorar posibles alteraciones y comprobar cuáles son nuestras presiones plantares para determinar si se da alguna zona de híper presión”, recomienda y justifica Albert Casas.

Método de atado de cordones para evitar la parestesia

Una de las soluciones que hemos mencionado anteriormente para acabar con este malestar hacía referencia a atarse las zapatillas de forma más suave para permitir una mayor circulación y evitar tensionar en demasía alguno de los nervios del pie que pueden provocarnos la parestesia. Sobre esta cuestión, también le cuestionamos a Albert Casas si existe alguna forma concreta de atarse los cordones de nuestras zapatillas que, a priori, sea mejor para evitar este tipo de dolores. “Pues sí, pero solo en un caso, en el caso en el que la compresión afecte a los tendones del músculo extensor común de los dedos, en la parte del empeine”. Si se debe a una excesiva compresión en esta zona, podemos probar de realizar el atado que adjuntamos en esta foto concreta.

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Información de contacto:

www.clinikpodologia.com

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