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RUNNING

Cómo afrontar la Runnorexia o adicción al running

runnorexia

(17-5-2016). Los expertos lo advierten; cada vez se dan más casos de adicción a la práctica deportiva, y entre ellos, crece de forma significativa los relacionados con la adicción a correr o Runnorexia. El dato más alarmante: solo el 1% de los adictos al running reconocen su adicción.

El deporte es una práctica saludable, siempre y cuando no se traspasen los límites y se convierta en una adicción. La Organización Mundial de la Salud ha mostrado ya su preocupación por las cada vez más numerosas adicciones relacionadas con el deporte, estimándose que en España como mínimo 70.000 personas padecen vigorexia o adicción a la práctica deportiva.

En el caso del running no existen datos concretos sobre cuántos corredores podrían estar padeciendo Runnorexia, aunque algunos psiquiatras como Presentanción Ataz, del Complejo Hospitalario Torrecárdenas, aseguran que en los últimos tiempos se han multiplicado los casos de adictos al running que acuden a su consulta.

Perfil del adicto al running

Ataz afirma que la Runnorexia afecta en mayor medida a personas de 40 años, que tienen profesiones que les provocan mucho estrés y que buscan en el deporte una válvula de escape. Además, suelen mostrar “características como una baja autoestima, dificultad para creer en sí mismos y ausencia de ‘enganches’ gratificantes en su vida diaria”, añade la profesional, quien reconoce que sólo un 1% de los adictos al running lo reconoce.

Causas de la Runnorexia

Pero, ¿qué causa la adicción a correr? La psicóloga deportiva Montserrat Ferraro explica que “practicar deporte genera endorfinas y el hecho de trabajar la resistencia desarrolla un patrón mental de ir más allá y superarse cada vez más”. Y continúa: “El sentir el propio placer que proporcionan las endorfinas crea una expectativa saludable y engancha positivamente desde el aspecto físico y psicológico”, pero alerta del “peligro de convertir este placer en una obsesión”.

Un comportamiento obsesivo que en el caso de algunos runners puede llevarles a dedicar al running una media de seis horas al día, dejando de lado su vida familiar y personal.

Señales de alerta

El exceso de horas de entrenamiento es una de las señales de alerta más claras, aunque hay otras como “estar solo pendiente de la marca-tiempo, no saludar casi al pasar cerca de los amigos y familiares, perder en exceso días laborables para prepararse las carreras, solo estar pendientes de lo que hacen los demás o empeñarse a entrenar independientemente del clima o de su estado físico”, indica Ferraro. E incluso puede darse una alteración de la conducta alimentaria como advierte el también psicólogo deportivo Sebastián Fernández: “Normalmente un adicto al deporte hace un mayor consumo de alimentos ricos en proteínas y carbohidratos, y limita al máximo la ingesta de grasas”.

Posibles consecuencias

Las consecuencias que pueden desprenderse de una adicción a correr pueden ser tanto físicas, como psicológicas, sociales e incluso profesionales. A nivel físico pueden aparecer lesiones innecesarias, un aumento de la presión a causa de un mal rendimiento provocado por un frío o un calor excesivo, y dolencias derivadas de un sobreentrenamiento o fatiga por no respetar el tiempo necesario de descanso.

Psicológicamente, pueden aparecer pensamientos obsesivos ligados a la insatisfacción personal y al hecho de no tener nunca suficiente, incluso pudiendo darse síntomas ansiosos-depresivos o conductas irresponsables como ejemplifica Ferraro: “una cosa es correr con lluvia suave y otra muy distinta con una lluvia torrencial que te puede llevar a una pulmonía”.

También se pueden dar consecuencias en el ámbito social y profesional ya que la persona tiende a aislarse y a abandonar ciertas actividades sociales, como apunta Sebastián Fernández, quien concluye que “en definitiva, lo que les pasa a estas personas es que pierden el control sobre sí mismos”.

Prevenir  y tratar la Runnorexia

Para evitar caer en la adicción, los expertos recomiendan “establecer unos programas psicológicos de entrenamiento que incluyan las preparaciones físicas, táctica y las pruebas de esfuerzo, incidiendo en que es más importante la calidad que la cantidad de entrenamientos”, dice Ferraro.

En el caso de padecer Runorexia, Fernández apunta a “invitar a la persona a volver a socializarse a través de la práctica deportiva y ayudarle a construir nuevos límites a su actividad incorporando, poco a poco, otros ámbitos de interés en su vida”. Siempre, coinciden ambos profesionales, contando con la ayuda de un psicólogo deportivo.


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