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RUNNING

Miguel Santos, deportista y optometrista en Óptica Estaire, reivindica el uso de gafas deportivas graduadas

“Si no corres con zapatos, tampoco deberías correr con gafas tradicionales”

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Foto: Eyewear Barcelona.

(25-1-2017). El cuidado ocular es un aspecto clave en la práctica deportiva, pese a que normalmente no le damos la importancia que merece. Nuestro experto reivindica la necesidad de cuidar nuestros ojos con el equipamiento adecuado, así como mimamos a nuestros pies.

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Miguel Santos es deportista y optometrista en Óptica Estaire,

Hoy en día existe muy poca óptica deportiva especializada en el mundo del running. Miguel Santos, óptico y optometrista en Óptica Estaire y deportista, explica que aún es mucho el desconocimiento de algunos profesionales del sector óptico en cuanto a óptica deportiva y reivindica que, al contrario de lo que pueden llegar a pensar los corredores, las posibilidades en el diseño de unas buenas gafas deportivas graduadas son, en la actualidad, infinitas. Y es que según Santos, deberíamos darle la misma importancia que le damos a los pies a nuestros ojos. Su filosofía es sencilla: “Igual que yo no corro con zapatos, no debería correr con gafas tradicionales”.

Gafas deportivas y gafas deportivas graduadas

Son dos conceptos distintos. Las gafas deportivas no llevan graduación y pueden comprarse en tienda, donde actualmente existe un sinfín de modelos. En cambio, las gafas deportivas graduadas implican un proceso más laborioso, pues hay que realizar un estudio previo para comprender las necesidades del usuario.

¿Pero cómo saber cuándo se necesitan unas gafas deportivas graduadas? Según Miguel Santos, “el nivel de deficiencia visual con el que se puede correr sin gafas graduadas o lentes de contacto sin que haya peligro es hasta 0,75 (+/-) dioptrías. Si es mayor, todos los deportistas deberían llevar gafas deportivas graduadas”. Lo mismo recomienda con aquellos que sufren de miopía, astigmatismo, hipermetropía y presbicia.

Las ventajas de las gafas deportivas graduadas

Ya conocemos el perfil del corredor que debería llevar gafas deportivas graduadas, la siguiente pregunta es por qué. ¿Qué aportan este tipo de gafas, en comparación con unas gafas graduadas tradicionales? “Unas gafas estándar tienen un campo visual relativamente pequeño, son planas y disponen de poca sujeción, mientras que unas gafas deportivas graduadas llevan silicona en tres puntos de apoyo y tienen curvatura ‘de ocho’ con un campo visual total. Además, tienen cristal anti impacto para sobrevivir a las caídas durante la práctica deportiva”. En resumen, “son más ligeras, tienen más ventilación, protegen de condiciones meteorológicas como sol, viento y mosquitos que puedan haber en carreras nocturnas”.

Podría decirse que las gafas no son solo para la radiación solar, sino que sirven para muchas otras necesidades de protección ocular, algo obvio pero que no siempre se tiene en cuenta.

Los materiales más recomendados

Desde siempre se ha pensado que la calidad visual de las lentes minerales -más pesadas y resistentes a los arañazos, pero con riesgo a romperse y causar una lesión ocular- era mayor que la de las lentes orgánicas -más ligeras y resistentes en caso de caída-, pero como matiza Santos “la evolución que han tenido las lentes orgánicas ha sido tanta que prácticamente ya no existe diferencia entre los dos materiales”.

No es lo mismo correr en ciudad que en montaña

Según el terreno y sus condiciones cada corredor necesitará unas gafas con características distintas: “No es lo mismo correr por ciudad, que por montaña. Al igual que tampoco lo es correr en Sevilla que en San Sebastián”. Existen multitud de factores que debemos tener en cuenta, como la visión (si corremos de día o de noche), la altitud a la que nos encontramos (la radiación solar) o por las características del lugar. Pese que la altitud y la presión no influyen en la capacidad visual, sí que son factores a considerar para determinar el grado de protección ocular. “A más altura, más rayos ultravioleta y, por tanto, la protección solar tiene que ser mayor para que haya menos molestia ocular”.

Por este motivo, Santos asegura que es muy importante acudir a un especialista óptico deportivo para determinar el tipo de lente adecuada. Las lentes pueden ser con coloración (existen 4 factores según el tipo de actividad: Factor 0, transparentes para correr de noche y hasta factor 4, para alta montaña), foto cromáticas (se alteran con la intensidad de la luz) o polarizadas (utilizadas en esquí, pesca y náutica).

Gafas deportivas y lentes de contacto, una combinación ganadora

Según Santos, aunque se lleven lentes de contacto, conviene combinarlas con gafas deportivas, ya que “protegen del sol, del viento y de insectos, por lo que evitamos el contacto directo de cualquier agente externo con las lentes de contacto”.

Riesgos y una atención especial

En la práctica deportiva, “los riesgos de un uso prolongado de gafas tradicionales sin ningún tipo de protección puede causar afecciones oculares como quemaduras, queratitis, cataratas prematuras, incluso ceguera”, comenta Miguel Santos.

Además, en deportes de impacto como el running, puede contribuir a que haya un desprendimiento de la retina, sobre todo en miopes. Por ello, recomienda “realizar revisiones constantes cuando el corredor tiene antecedentes familiares o sufra de una fuerte miopía (se considera fuerte a partir de 4-5 dioptrías)”.

Para finalizar, Santos aclara que “cualquier esfuerzo es malísimo para una retina débil” y recomienda que “si una persona es propensa a tener este tipo de patologías, puede seguir corriendo, pero con mucho más control”.

Más información:

www.gafadeportiva.com


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