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RUNNING

Mecanismo de Windlass o cómo saber si corremos bien

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Observando el funcionamiento del mecanismo de Windlass, es decir, el movimiento de polea que hacen nuestros pies cuando corremos, y realizando un simple ejercicio, podemos identificar si corremos de forma adecuada o, si por el contrario, necesitamos visitar a un especialista.

El filósofo británico Francis Bacon, padre del empirismo, decía que “mientras admiramos y exaltamos las facultades de la inteligencia humana, nos olvidamos de buscar sus verdaderos colaboradores”. Una frase que bien podríamos aplicar al mundo del running.

Mientras admiramos e incluso alabamos las facultades del correr, muchas veces no tenemos en cuenta el funcionamiento intrínseco del movimiento en sí mismo. En este sentido, y aprovechando el ejemplo que nos brinda la sapiencia histórica de Francis Bacon, queremos describiros uno de los procesos que hacen posible que podamos correr e identificar si nuestro pie presenta algún problema para dicha práctica. Se trata del mecanismo de windlass, de vital importancia en el running y para todos los podólogos. Para ello, contamos con la ayuda del podólogo deportivo especializado en biomecánica Albert Casas.

¿Qué es el mecanismo de windlass?

“El cuerpo humano está formado por infinidad de poleas y palancas que nos permiten el movimiento, ya sea andando o corriendo” admite, en primer lugar, el experto. Así pues, una de las poleas principales que “permite propulsarnos hacia adelante es la que se conoce con el nombre de mecanismo de windlass”. Windlass, de hecho, es un término inglés que se puede traducir como torno o polea. El autor americano John Hicks ya describió en un artículo de 1954 (The mechanics of the foot, II: the plantar aponeurosis and the arch), el complejo formado por la fascia plantar que se une anteriormente con el primer metatarsiano. Hicks, como nos cuenta Albert Casas -que ha estudiado la cuestión-, “se inspiró en el deporte de la vela”. Concretamente, “en un cabestrante donde la cuerda se enrolla alrededor de un tambor, siendo ésta en el pie la fascia plantar, enroscándose a la 1ª cabeza metatarsal”, tal y como se puede ver en el dibujo adjunto.

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La importancia del mecanismo de windlass

Mediante esta analogía con el mundo de la vela, Casas –siguiendo el ejemplo de Hicks- nos revela el significado real que tiene el mecanismo de windlass. Y es que esta polea “nos ayuda a propulsarnos con la máxima eficiencia posible”. El mecanismo en sí “se inicia cuando levantamos el dedo gordo hacia arriba -en el caso del caminar- o al levantar el dedo gordo del suelo-cuando corremos-“. Una vez iniciado este movimiento de energía y propulsión, “tensamos la fascia plantar y aumentamos el puente”, describe el podólogo Albert Casas. De esta manera, este movimiento se “comporta como una estructura compacta capaz de transmitir la fuerza de los músculos al suelo” (según se observa en el gráfico siguiente). El recorrido de esta polea prosigue, además, por la parte posterior del talón, “tensando el tendón de Aquiles, con lo que la tibia rota externamente”, añade.

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Comprobación rápida

Tal y como podemos ver, pues, el correcto funcionamiento de la polea de windlass es esencial para poder correr bien. Si en una obra, la polea de la grúa no actúa con normalidad, el transporte de mercancías de un punto a otro se verá dificultado. Pues lo mismo sucede con el mecanismo de windlass en el caso de los corredores.
En este aspecto, “para valorar el correcto funcionamiento existe la maniobra de Hubscher’s o test de Jack”. Albert Casas nos ofrece los detalles de cómo proceder, necesitando siempre la ayuda de otra persona:
Nos ponemos de pie. Y el compañero o compañera escogido debe levantarnos el primer dedo –el dedo gordo-. “Si observamos aumento del arco plantar y rotación externa de la tibia el test se considera negativo”, apunta Casas. Es decir, la polea realiza su función correctamente. En caso contrario, “si el arco plantar no se levanta, puede deberse a diferentes causas biomecánicas” advierte. De hecho, ello “puede aumentar la probabilidad de sufrir lesiones tipo fascitis plantar, metatarsalgias, sesamoiditis o hallux rigidus”.

Con esta simple comprobación, pues, sabremos si nuestra particular polea del pie funciona correctamente. En caso que el arco plantar no se levante, el podólogo Albert Casas aconseja ponerse en contacto con un especialista para determinar el origen del problema.

Información de contacto:
http://clinikpodologia.com/

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