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RUNNING

Analizamos las zapatillas de running sin talón FBR

De la mano del podólogo Albert Casas

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(13-2-2019). La invención del entrenador y atleta valenciano Franc Beneyto y bautizada como FBR supone forzar a correr sin talón, puesto que estas zapatillas no disponen físicamente de esta parte. Analizamos qué supone practicar running con este novedoso diseño y sus implicaciones podológicas.

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El podólogo Albert Casas analiza el impacto de correr de mediopie con las zapatillas FBR.

El entrenador y atleta valenciano Franc Beneyto ideó hace ya cinco años unas zapatillas sin talón y con una apariencia extraña y asimétrica: las FBR –que, por cierto, no hacen honor a su nombre, sino que se trata del acrónimo de Faster and Better Runners-. Ahora que todo el mundo habla de los beneficios de las Nike Vaporfly –las zapatillas con las que el keniano Eliud Kipchoge rozó bajar de las 2 horas en maratón en el circuito italiano de Monza-, llama la atención también este modelo que persigue correr a la africana. Esto es, pisar de mediopie en lugar de talonear para correr con una eficiencia mayor y evitar padecer lesiones. Hemos querido analizar su diseño y funcionalidad junto al podólogo deportivo especializado en biomecánica Albert Casas.

No apta para todos los públicos

La primera pregunta que nos viene a la cabeza viendo el diseño de las FBR es qué supone correr sin talón. “Para algunos corredores, pocos, puede ser algo normal, pero la verdad es que para la mayoría de runners supone un desafío muy importante, sobre todo hasta que la musculatura sea capaz de aguantar correr de esta forma”, advierte Casas. Es una zapatilla que, de entrada, “no la veo para todo el mundo ni para todos los corredores”. Sí, en cambio, “para escuelas de atletismo, para aprender a correr con una buena técnica de carrera”, prosigue.

La sensación es extraña en los primeros minutos corriendo con las FBR en los pies. Pasados unos minutos, eso sí, notamos cómo se activan nuestros tobillos y debemos correr de una forma distinta a como lo hacemos regularmente con una zapatilla amortiguada. La sensación es como una palanca que impulsa nuestros pies, con el tobillo actuando como muelle. De hecho, Beneyto señala que se trata del mismo mecanismo que utilizan los canguros. Los atletas que entrena el propio Beneyto les están dando kilómetros y más kilómetros. Sin ir más lejos, su pupilo Juanra Pous ha ganado los 800 metros en tres Mundiales de veteranos con ellas. Atletas de la talla de Marc Roig, Jesús España o Eugenio Barrios también han testado sus bondades.

No todos los atletas africanos corren de mediopie

Valorando su uso para los atletas populares, Casas también observa que “puede ser una buena zapatilla de transición, para aprender a correr con una buena técnica de carrera”. Albert Casas, de todas formas, deja claro que el debate sigue muy abierto. Y pone un claro ejemplo. “En las grandes competiciones aún hay muchos atletas de élite que siguen taloneando y, según los últimos estudios, no es 100% seguro que correr de antepie o de mediopie sea lo mejor”.

Hay que tener en cuenta que entran en juego muchos factores como para reducir la fórmula a esta única cuestión. “La zapatilla es sólo un único factor, porque hay que tener en cuenta la fuerza muscular de cada persona, las condiciones antropométricas, la biomecánica, etc.” “No es tan fácil como ponerse estas zapatillas y empezar a correr de forma perfecta y más eficiente”, agrega el especialista en biomecánica. Eso sí, la mayoría de las zapatillas que hay en el mercado tienen el mayor grosor de amortiguación en la zona del talón, cuando, en realidad, si debemos correr de mediopie, toda esta cantidad de material no lo utilizamos. Es el argumento de Beneyto, precisamente, para coger las tijeras y haber prescindido de esta parte de las zapatillas. Y lo argumenta con datos. Hasta los años 70 –defiende- “todos corríamos bien, impulsando con el mediopie”. Pero la llegada de la amortiguación “hizo que el corredor empezara a talonear, algo que no es un gesto natural y puede resultar lesivo”. Y, en su opinión, “el 80% de las lesiones del corredor popular vienen por correr de esta forma, taloneando”.

Por contrapartida, “hay que tener en cuenta que pisar de medio pie –como persigue la FBR- no garantiza padecer menos lesiones”. Albert Casas es tajante en relación a esta cuestión. Y es que ello depende de muchos factores, tal y como antes hemos mencionado. Y nos pone un ejemplo. “Puedes pisar de mediopie, pero si tu musculatura no está adaptada a la carga que le estás dando, seguro que te vas a lesionar”. Y lanza un consejo: “tendríamos que correr los kilómetros adecuados que nuestra musculatura pudiera asumir e ir aumentando este número a medida que nuestros músculos tengan más aguante”. Si nuestra musculatura sólo puede soportar 5 kilómetros corriendo de la forma correcta, “sólo deberíamos correr esta distancia”. Entonces, ¿por qué no lo hacemos así? Casas da con la tecla concreta. “Hoy en día, hemos desdeñado las distancias y muchos corredores y corredoras son capaces de correr con una buena técnica unos 5 kilómetros pero, por ejemplo, completan los 16 restantes de una media maratón como buenamente pueden, sin correr de la mejor forma posible”. Y en este punto precisamente es “dónde hay más riesgo de lesionarse” remarca.

Proceso de adaptación, absolutamente necesario

Sea cual sea, para calzarse unas FBR o bien para galopar con una zapatilla más minimalista, “todo cambio de zapatilla requiere una adaptación”, reflexiona el podólogo. Si estamos acostumbrados a correr con zapatillas amortiguadas y un drop alto y queremos probar con el barefoot o con zapatillas con drop 0, “nuestro organismo debe vivir un proceso adaptativo”. No es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana, por arte de magia. Y el responsable de Clinik Podologia advierte que lo mismo ocurre con estas zapatillas sin talón. Todo “requiere una adaptación muscular”, tanto “si corremos con plantillas o sin ellas”. En el mundo del correr y de las zapatillas, “todo cambio, cuanto más progresivo y planificado sea, pues mucho mejor y menos riesgo de lesión tendremos”. Y las FBR no son una excepción en este sentido. “Una zapatilla no lesiona por sí misma, sino lo que puede provocar lesiones es el mal uso de ella que podemos llegar a hacer”, cierra el especialista, de forma directa. Está claro que la entrada del calzado modificó la forma de andar y, sobre todo, de correr de la especia humana. Pero hay que tener en cuenta que este cambio nos hizo pisar siempre con el talón. Por lo tanto, volver a los orígenes, correr y caminar como hacían nuestros antepasados –y como se hace aún en muchas zonas de África- requiere de todo un procedimiento paulatino.

Serán las FBR las nuevas Nike Vaporfly

¿Puede llegar a generalizarse el uso de una zapatilla como ésta? Más allá del factor estético está la utilidad de un ejemplar como las FBR. Se lo cuestionamos al podólogo especializado en biomecánica. “No lo podemos saber con exactitud ahora mismo, pero en lo que respecta a corredores populares, me cuesta verla como una opción de las grandes masas”. Y nos ofrece sus motivos. “Estamos en una sociedad en la que queremos correr cuanto más mejor y no tenemos paciencia, lo queremos todo rápido; no creo que, viendo cómo funciona el mercado, las FBR sean la primera opción de compra para este tipo de corredores que se han aficionado a correr hace poco y que quiere correr mucho”. Casas no descarta recomendarlas, eso sí, “para personas con una patología específica, para que aprendan a correr de mediopie y no a talonear”. De hecho, el experto no es partidario de llevar a cabo generalizaciones y todas las zapatillas, las más amortiguadas, las minimalistas o estas en concreto pueden tener su propio público. El quid de la cuestión es saber utilizarlas para su especificación y para las carreras y las opciones para las cuales están diseñadas.

 

Información de contacto:

http://fbrconcept.com

www.clinikpodologia.com


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