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RUNNING

Josep Díaz y Nerea Costal ganan la Milla Sant Pau

La nueva realidad convierte en “surrealistas” las carreras de running

Milla sant pau 2020 Josep Díaz

Josep Díaz, con camiseta a rayas azules y blancas, fue el vencedor de la categoría masculina de la Milla Sant Pau 2020. Con él hablamos para conocer su valoración del nuevo formato de carreras impuesto por el Covid-19.

(2-7-2020). El pasado fin de semana se corrió la Milla Sant Pau. Los participantes afrontaron la prueba estrenando el nuevo formato de carreras de running que impone la nueva realidad tras el Covid-19. El vencedor masculino, Josep Díaz, calificó el test de “surrealista” y reconoció que “si todas las carreras van a ser dentro de cincoi años, pensaré que me están matando”.

El atletismo se reanudó el pasado domingo en Barcelona con la primera prueba urbana tras el inicio de la pandemia en España. La Cursa Científica Hospital Sant Pau, bautizada como la Milla Sant Pau, contó con unas estrictas medidas de seguridad, unas reglas del todo atípicas para sus participantes. Es la nueva realidad de un atletismo que progresivamente irá volviendo a la normalidad tras varios meses de parón forzado por la pandemia.

La prueba, que sirvió para donar 1.000 euros al Hospital Sant Pau, reunió a diversos atletas ilustres como Carlos Castillejo, Reyes Estévez, José Luis Blanco, Nerea Costal y Anna Bové, pero la victoria fue para el corredor de los Runners Espanyol, Josep Díaz. Este atleta popular superó a Reyes Estévez por un segundo (5:02). Nerea Costal (CA Running), la primera mujer, firmó un tiempo de 5:58, también aventajando en un segundo a la segunda clasificada, Anna Bové.

FORMATO DISTINTO

La prueba consistía en dar seis vueltas a un circuito de 800 metros, con subidas y bajadas, en el entorno del Hospital Sant Pau. Para determinar al ganador se cronometró la distancia de la milla (1.609), lo equivalente a las dos vueltas seguidas más rápidas de cada corredor. “Fue un poco surrealista, porque al ser seis vueltas había que tirar un poco de táctica. Yo elegí la segunda y la tercera vuelta”, explica el ganador de la categoría masculina, Josep Díaz.

A pesar de todo y, sobre todo, tras tanto confinamiento,  este nuevo formato ya es un paso

Para Díaz, este formato fue “algo diferente”, porque se dieron casos en los que había corredores haciendo su vuelta de calentamiento que dejaban pasar a otros que hacían su vuelta rápida. “Si me dijeran que todas las carreras de los próximos cinco años serían así, pensaría que me están matando. Pero tal y como estábamos, es un paso”, celebra el corredor del equipo Runners Espanyol.

SALIDA CRONOMETRADA POR PAREJAS

Para acceder al perímetro, limitado a un centenar de participantes y a algún acompañante muy puntual, los corredores tuvieron que pasar el control de temperatura -ninguno superó los 37,2 grados máximos permitidos-. Tras recoger el dorsal, les tocó calentar con mascarilla, algo que los participantes no celebraron precisamente.

La carrera, tipo contrarreloj, tuvo salidas cronometradas. Los atletas salieron en parejas cada cinco segundos. En el suelo tenían marcada la posición de salida, emulando una parrilla de Fórmula 1. Pares a un lado, impares al otro lado. El 1 y el 3, primero, el 2 y el 4, después.

Acostumbrados a salir de golpe o por cajones según el tiempo de marcas anteriores, esta fórmula les pareció “extraña” pese a conocerla de antemano. “Antes sabías si ibas primero o segundo y esto te daba un plus para apretar más o menos. Además, veías la cinta de la victoria. Fue algo surrealista”, reconoce el atleta de los Runners Espanyol.

DISTANCIA DE SEGURIDAD PARA ADELANTAR

Los organizadores recomendaban dejar una distancia de seguridad de dos metros para hacer los adelantamientos, algo que en la práctica no siempre se pudo cumplir. “La gente tuvo mucho respeto. Intentábamos mantener la distancia, pero en lugares estrechos era prácticamente imposible”, confiesa Díaz.

Los participantes debían llevar la mascarilla en la mano o el brazo

En la llegada, los participantes eran repartidos según su dorsal: del 1 al 50 por un lado, del 51 al 100 por otro.

No hubo podio, en parte al ser una prueba solidaria, pero también para evitar aglomeraciones. Una vez terminaban, los participantes esperaban para conocer su tiempo y debían salir, cómo no, con la mascarilla puesta.

Durante la carrera debían llevarla en la mano o en el brazo. Ese fue otro de los inconvenientes de la nueva realidad.

ENTRENAMIENTOS EN EL GARAJE

Díaz, uno de los atletas amateurs de la prueba, tuvo que readaptar su entrenamiento entrenando en su garaje durante los meses más duros del confinamiento. “Tenía muchas ganas de volver. Nunca habría pensado en participar en una carrera con un formato así, pero después de lo vivido, me habría apuntado a una de 50 metros para quitarme el mono. Además, fue solidaria. Fue muy emocionante”, comenta.

El premio para él y el resto de participantes no fue ninguna medalla, sino la posibilidad de poder volver a competir.


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