El bike-boom sólo supone un leve repunte en el número de federados

El presidente de la Real Federación Española de Ciclismo (RFEC), José Luis López Cerrón, destaca el aumento de la práctica ciclista entre las mujeres.

La RFEC cerró 2020 con un total de 78.000 federados, según señala su presidente, José Luis López Cerrón, lo que supone 3.232 licencias más que el ejercicio anterior y un crecimiento porcentual del 4,3%. Desde 2015, cuando la federación disponía de 75.855 federados, la tendencia se mantuvo prácticamente plana, hasta el pequeño estirón del año de pandemia.

López Cerrón es consciente que el número de federados es bajo en comparación con el global de practicantes en España y para impulsar los asociados confía en una nueva modalidad, bajo el nombre de carnet ciclista, que a partir de 20 euros al año ofrece un seguro para todos aquellos que no participan en competiciones. El año pasado se registraron 6.000 carnets ciclistas, lo que hace pensar al presidente en superar los 100.000 usuarios vinculados a la federación en no mucho tiempo, contabilizando las licencias y los carnets.

¿La Covid-19 le ha dado un impulso al ciclismo?

Sí. El ciclismo puede salir reforzado porque hay más gente saliendo más en bicicleta, desde personas mayores a familias enteras. Es bueno que haya más niños que lo prueben y les guste, porque si luego quieren competir, habrá más cantidad y calidad. El año pasado nos dieron un pequeño empujón a nivel del número de licencias cuando autorizaron salir del municipio a la gente federada para poder entrenar. Cerramos el 2020 con 78.000 federados. Estamos notando que más gente se acerca a la RFEC, que hasta hace pocos años era una federación poco conocida. Estamos desarrollando iniciativas para digitalizarnos y hacer campañas de marketing para dar a conocer lo que hacemos.

¿El mayor interés por el ciclismo prevé que se transforme en más federados?

Confiamos en que sea así. En España hay entre siete u ocho millones de personas que practican el ciclismo o tocan las bicicletas para ir a algún sitio cada semana. Desde la RFEC intentamos que nos tengan presentes con campañas de publicidad y descuentos para que vean los beneficios de ser federados. El porcentaje de federados es pequeño, pero porque la gente sólo se sacaba la licencia para poder competir. Por eso el año pasado introducimos el carnet ciclista, para llegar a un tipo de público que quiera tener un seguro a partir de 20 euros al año, un coste mucho menor que el que pagan los federados.

¿Qué beneficios permite este carnet?

Permite tener un seguro de responsabilidad civil y otro para accidentes, aunque con una cobertura más limitada que la que tienen los deportistas federados. Tiene una vigencia de un año natural desde que te lo sacas. El año pasado fue el primero y logramos 6.000 usuarios. Este año estamos haciendo una campaña fuerte para promocionarlo y esperamos que haya muchos más. Yo soy optimista y creo que, entre federados y carnets de ciclista, pronto podremos llegar a las 100.000 personas.

¿2021 puede ser un año récord para el ciclismo?

Aún es pronto para saberlo, ya que hay muchas incógnitas sobre cuándo se podrá volver a una cierta normalidad. De momento, la temporada ha empezado un poco parada, ya que algunas carreras internacionales y nacionales previstas para febrero se han aplazado.

¿El ciclismo de base es el que está sufriendo más esta pandemia?

A nivel de calendario, la mayoría de competiciones de base empiezan en marzo, un poco más tarde que las internacionales. Pero es cierto que el ciclismo de base se está resintiendo más. En 2020 no se pudieron celebrar los campeonatos escolares. Este 2021 hemos elaborado un plan para celebrar nosotros los campeonatos de cadetes y juniors si no los convoca el CSD para mediados o finales de año. Son los que están padeciendo más las restricciones junto a los organizadores de eventos, que están teniendo problemas para encontrar patrocinadores y también para organizar carreras por las reticencias de algunos ayuntamientos.

¿Estas restricciones les han provocado pérdidas a nivel de federados?

No. Los corredores siguen en las escuelas. El problema más grande es que los jóvenes que tenían que pasar a una categoría superior, como junior o sub-23, han perdido un año de competición, y eso puede tener repercusiones a nivel deportivo. En la UCI se planteó mantener esos corredores un año más en su nivel, pero la iniciativa no tiró adelante porque había que cambiar el formato de todas las competiciones.

Hace pocos días lanzaron un informe junto con Movistar en el que cifraban el impacto económico que generó el ciclismo en 2019 en 1.871 millones de euros. ¿Esta cifra puede crecer?

Sí. Ahora mismo las tiendas sufren problemas de abastecimiento de bicicletas. Por dos motivos: ha aumentado mucho la demanda y, debido al Covid-19, muchos fabricantes que producen en China sufrieron un parón y ahora les cuesta retomar todas las importaciones. Desde la RFEC estamos impulsando mucho el turismo de bicicleta, ya que estamos viendo que, sobre todo en los meses de invierno, tiene mucho margen de crecimiento con la llegada de extranjeros que vienen a España por el clima.

¿Ha variado el presupuesto de la RFEC durante la pandemia?

Esta temporada tenemos un presupuesto prácticamente igual al de la anterior, entre 5,5 y 6 millones de euros. No lo hemos querido subir porque no sabemos qué competiciones aplazadas se podrán retomar. Muchos de los ingresos que tenemos provienen de las tasas que generan las carreras y competiciones que organizamos, y que en gran medida se han suspendido. Por otro lado, buena parte de nuestros gastos son para pagar las competiciones que nuestras selecciones realizan durante todo el año por todo el mundo. Estamos pendientes de conocer la subvención que nos dará el CSD, que dijeron que seguramente aumentaría, pero aún no lo sabemos con certeza y queremos ser prudentes.

¿Qué parte de los ingresos de la RFEC representan las subvenciones?

Cuando llegué al cargo, en 2012, las subvenciones del Estado representaban un 80%, y el resto de ingresos, apenas un 20%. El año pasado logramos equilibrarlo y ambos conceptos suponían un 50%. Y nuestro objetivo es seguir ampliando los recursos propios con más ingresos por patrocinadores, porque queremos tener los ingresos lo más diversificados posibles. Hemos hecho un gran esfuerzo en tiempo y dinero para digitalizarnos y poder captar más patrocinadores que cubran iniciativas que van más allá del ciclismo profesional.

En los últimos años han ganado peso aplicaciones digitales como Strava. ¿Perciben que estos avances tecnológicos están ayudando a fomentar el ciclismo?

Sí. Hay mucha gente que usa estas aplicaciones mientras va en bicicleta. Durante la pandemia hubo un boom de marcas como esta, Bkool o Zwift, de ciclismo indoor, con rodillos inteligentes para hacer desde casa etapas de una carrera, y que se agotaron durante el verano. De hecho, desde la RFEC hicimos competiciones con corredores profesionales a través de estas aplicaciones. Además, la Unión Ciclista Internacional (UCI) ya organizó el año pasado un campeonato del mundo virtual. Y la intención de la RFEC y de otras federaciones es que haya campeonatos nacionales y otras competiciones con este formato. Estamos en negociaciones con estas aplicaciones, aunque el problema principal es poder garantizar que nadie haga trampas desde su casa.

En 2014 tenían 2.894 mujeres federadas. En 2019, 4.859. Van creciendo en número, pero ¿por qué hay tan pocas?

Hasta hace muy poco, el ciclismo femenino prácticamente era inexistente. Con la desaparición del Tour de Francia femenino y de otros torneos femeninos, llegamos a un punto en el que no había ningún equipo femenino en España. Desde nuestra llegada a la RFEC, intentamos impulsar el ciclismo femenino. Dimos ayudas a los organizadores de carreras para que las hubiera femeninas. Se instauró la Copa de España femenina, que no existía, y hemos hecho otras campañas como el Women in Bike. Este año ya tenemos unas 6.000 licencias y ocho equipos. Intentamos que siga creciendo.

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