(30-4-2019). Ni entrevistas, ni crónicas, ni resultados. La plataforma joanseguidor.com enfoca la actualidad ciclista desde el punto de mira de Iban Vega, ‘alma mater’ de la web. El periodista habla de “una burbuja” en el mercado ciclista “que puede estallar o ya está estallando”.
Lo primero en lo que inciden Iban Vega y Toni Marín, los dos socios de la web, al contactar con ellos es que ninguno de ellos se llama Joan Seguidor. El nombre es un homenaje a Francisco Canto Arroyo, considerado por muchos el padre del periodismo ciclista y que utilizaba este pseudónimo para firmar sus crónicas menos ‘oficiales’ en La Vanguardia. La plataforma Joanseguidor.com también nació con la idea de explicar al lector lo que pasa detrás de la línea de meta, sin entrar, como dice su fundador ni en entrevistas, ni en crónicas ni en resultados.
El periodista Iban Vega lleva más de 20 años escribiendo sobre ciclismo en diferentes medios de comunicación, desde Meta 2Mil a Ciclismo en Ruta o Ciclismo a Fondo. Ha sido jefe de prensa de la Federación Catalana de Ciclismo y colaborador del programa ‘A Ritme de Pedal’ de TV3. Ha escrito diferentes libros, como ‘El primer campeón’, sobre Mariano Cañardo, o la historia de los 175 años de la marca Orbea. A finales de 2016 publicó ‘Secundario de lujo’, sobre Jaume Mir, el célebre ‘bigotes’ de la Vuelta a España.
¿Qué te llevó a poner en marcha El Cuaderno de Joan Seguidor?
Durante muchos años, he sido colaborador de ciclismo de medios de comunicación de diferente tamaño y circulación. Con la llegada de la crisis, en torno a los años 2009-2010, empecé a ver peligrar estas colaboraciones. Tenía la inquietud de crear algo personal, un sitio sobre el mundo del ciclismo que empezara y acabara con mi propia decisión. Sin esconder un interés crematístico, es decir, que pudiera conseguir publicidad. Joanseguidor.com nació el 1 de enero de 2011, así que ya llevamos ochos años de trayectoria en este mundillo que mueve muchas pasiones y muchos aficionados.
¿Has conseguido vivir de esto?
De momento, no, aunque ahora el negocio tiene dos patas. En el año 2014 recibí el encargo de Orbea de escribir un libro sobre su 175 aniversario, que se publicó a principios de 2016. A raíz de este trabajo me di cuenta de la enorme necesidad de contenidos que tienen las marcas. Pero contenidos originales, que se diferencien de los comunicados de prensa que hoy inundan a los periodistas. Entonces llegué a un acuerdo con Toni Marín para pasar de una plataforma de opinión personal a una agencia de contenidos para las marcas. Colaboramos con algunos de los principales sellos del mercado y esto nos brinda unos ingresos para invertir en la mejora de la web. Yo siempre he tenido un trabajo relacionado con el mundo editorial, pero de otro ámbito. Es posible que un día vivamos de joanseguidor.com, pero tampoco es un objetivo prioritario, nos lo tomamos con mucha pasión.
¿Os consideráis lo que hoy día se llamar un influencer?
Nosotros nos definimos como un lugar de opinión en el que exponemos lo que pensamos. No publicamos ni entrevistas, ni crónicas, ni resultados. Es cierto que vemos que cada vez hay más interacción con nuestra web, suscitamos el interés de medios, nos hacen consultas… notamos que esa influencia va creciendo. Creo que tenemos nuestro hueco y nuestro objetivo es seguir creciendo y fidelizando a nuestros lectores.
¿Qué criterios seguís a la hora de seleccionar los contenidos?
El objetivo de El Cuaderno de Joan Seguidor es ofrecer un contenido original, diferente al de otros soportes. Es una plataforma muy vinculada a la actualidad y queremos que sea muy fresca, que ofrezca los trending topics de cada momento. Siempre justificamos nuestros argumentos desde el rigor y el respeto.
La competición está muy presente…
Sí, la competición y el día a día están muy presentes en todas sus acepciones. Pero también nos gusta hablar del usuario y abordar temas que no tocan las publicaciones muy ceñidas a la competición. Estos contenidos generan complicidad con el lector.
También damos mucha importancia a la seguridad vial y a la legislación al respecto y somos muy autocríticos con las irresponsabilidades de los ciclistas. Asimismo, abordamos todas las problemáticas en torno a las marchas cicloturistas, que son un mercado muy potente.
Las marcas ya no son dueñas del precio de su producto ni de cómo o dónde se vende
¿Cómo es el ciclista en la actualidad?
Ahora mismo mi impresión es que hay mucho postureo. Hace 30 años el mundo del ciclismo ya era así: los ciclistas querían ir con lo último. Pero con las servidumbres del mundo moderno como las redes sociales, las fotos, etc., esto se ha acentuado. El usuario tiene una necesidad imperiosa de tener lo último y se olvida de sudar, sufrir y pasarlo bien. Es como los ciclistas que van a una carrera y la miran por la pantalla del móvil, como podrían hacer desde casa.
¿Hay una burbuja en el mercado ciclista?
Efectivamente, hay una burbuja que puede estallar o ya lo está haciendo. Internet ha borrado los límites del campo de juego. Las marcas ya no son dueñas del precio de su producto ni de cómo o dónde se vende. Hay mucha oferta de producto y los márgenes se estrechan, al tiempo que hay un mercado de segunda mano muy interesante.
¿Las marcas están inquietas?
En cierto modo, sí. Sobre todo las que no han sido muy claras con sus políticas comerciales y han jugado en todas las bandas. Esto no sucede sólo en el mundo del ciclismo, sino que pasa en todos los sectores. Al final, una buena política comercial tiene recompensa.
En España llevar una marca de prestigio es una manera de entrar en la élite de la grupeta
¿Los ciclistas son marquistas?
No sé exactamente qué información sobre fidelización tienen las marcas. Yo no lo acabo de ver. Tengo la sensación de que otros factores como las prestaciones o el precio pesan mucho y acaban decantando la compra. Eso sí, las marcas extranjeras detectan que en España llevar una marca de prestigio es una manera de entrar en la élite de la grupeta.
Desde tu perspectiva, ¿qué futuro ves a la distribución especializada de ciclismo?
Las tiendas multimarca de toda la vida lo tienen complicado. Quedarán las flagships de las marcas en el centro de las ciudades y los talleres. Talleres que puedan ser espacios de ciclismo en los que se pueda ver una etapa del Tour y tomarte un café. Antiguamente, hace 50 o 60 años, cuando había pocas televisiones, las tiendas de bicicletas eran semilleros de aficionados que se reunían para comentar una etapa. Esta función social puede ser una solución para los comercios multimarca que acusan la progresiva caída de los márgenes.
¿Hay una revolución eléctrica?
La eléctrica ha crecido y va a seguir creciendo mucho. Ha experimentado unas mejoras muy importantes en los últimos años. Ahora son mucho más ligeras. Ofrecen unas sensaciones que no difieren demasiado de las bicicletas convencionales y esto es crucial para el ciclista.
Las tiendas de ciclismo no estamos de paso como se quiere hacer creer, por que en 60 o 50 años se ha evolucionado, las tiendas no somos estáticas como nos quieren crear determinados distribuidores, una tienda es dinámica, evoluciona y gira con el mercado, pasamos de hace 8 años se necesitan mas tiendas o sobran tiendas, alguien no evalúa correctamente el mercado por muy variable que este, los mercados europeos se puede ver las diferencias de tiendas, las tiendas de bicicletas tendrán que pasar a ser negocios no tiendas de afición, hace 50 años ya habia negocios que perdían en el cable unos centimos de pesetas y decian que el dia de mercado vendían mucho, hoy todavía pasa lo mismo quien esta permitiendo trabajar con margenes que no son rentables, saca beneficios negativos