(11-10-2018). En el último año las grandes ciudades han vivido la eclosión de un nuevo sistema de movilidad: el patinete eléctrico. Las tiendas de ciclismo sostienen que los peligros de este ‘boom’ vendrían más por la convivencia con peatones y otros vehículos que por un posible perjuicio sobre las ventas de bicis.
Los patinetes eléctricos han irrumpido con fuerza en las calles de las ciudades españolas. Este nuevo vehículo se ha ganado ya muchos adeptos por las soluciones que aporta a la movilidad personal, pero también muchos detractores. Y es que su convivencia con los peatones y con el resto de vehículos no es siempre fácil.
Las tiendas de ciclismo no se muestran muy preocupadas por este fenómeno como una competencia para su negocio. En primer lugar, señalan que es aún pronto para sopesar los efectos sobre las ventas de bicicletas y, además, aseguran que se trata de perfiles de clientes muy distintos. “Un patinete es más bien un gadget para ir a hacer la compra o moverse en distancias cortas”, explica Alejo Bastos, propietario de las tiendas madrileñas Biobike.
Fernando Martín, consejero delegado de la cadena Biciclick, también observa que son usuarios diferentes: “El patinete es para trayectos cortos y se suele combinar con transporte público. La bicicleta, sin embargo, es para distancias más largas y no se combina, salvo con el tren”. El portavoz de la cadena de eléctricas añade que, por el tamaño de la rueda y la distancia con el suelo, el patinete está muy limitado a superficies estables y a trayectos cortos.
También cuestión de precio y edad
Los detallistas consultados inciden en que bicicletas y patinetes se mueven, además, en órbitas de precio muy distintas. Desde Espai Bici, Ángel Vila afirma que son presupuestos diferentes y que un patinete eléctrico cuesta, de media, entre dos y tres veces menos que una e-bike.
El comercio Urban Fun también habla de las diferencias de precio. La tienda barcelonesa está especializada en la venta de los dos tipos de vehículos desde su creación hace ocho años. “Éramos importadores de patinetes cuando eran un producto muy minoritario y luego decidimos abrir la tienda”, apunta su fundador, David Gelabert. A su juicio, la competencia de estos vehículos puede afectar a las bicis en el sentido de que son precisamente más económicos. Pero también porque son más portátiles y se pueden llevar consigo a cualquier sitio. “Una gran ventaja ante la falta de aparcamientos de bicis seguros”, subraya.
El patinete ha logrado atraer a gente mayor y a padres que quieren transportar a sus hijos, pero, en general, es un usuario más joven
El detallista descarta que esta portabilidad del patinete juegue en contra de las bicis plegables, que, a priori, podrían ser las más afectadas por este nuevo vehículo. El propietario de Urban Fun –que comercializa las célebres Brompton- asegura que, al contrario, “las más amenazadas serían las bicis convencionales; quien quiere una plegable lo tiene claro”.
Al factor precio se sumaría también el de la edad. Gelabert aprecia que el patinete ha logrado atraer a gente mayor y a padres y madres que quieren transportar a sus hijos, pero, en general, cuenta con un usuario más joven, entre los 20 y los 40 años. La bici, sin embargo, abarca un radio de edades más amplio.
Patinetes en tiendas de ciclismo
El modelo de Urban Fun no es el más habitual y, en líneas generales, los comercios de ciclismo no tienen mucho interés por vender patinetes. Alejo Bastos explica que “nosotros lo intentamos y trajimos algunas unidades de prueba, pero el servicio técnico presentaba muchas dificultades y lo dejamos”. Lo mismo le sucedió a Biciclick. Su portavoz valora que la mayor parte de ellos no tienen la calidad mínima para asegurar un buen servicio postventa. “Y cuando hay un producto con cierta garantía suben los precios y entonces ya no es tan atractivo”, puntualiza.
Los auténticos defensores de la bicicleta sólo venden bicicletas
Sofía Delclaux, propietaria de Elecmove, en Sevilla, opina que “los auténticos defensores de la bicicleta sólo venden bicicletas. Son más bien aquellos negocios oportunistas y cortoplacistas los que se están introduciendo en este nicho”. La minorista está de acuerdo en que no merece la pena entrar en este mercado porque el servicio técnico es muy complicado.
Problema de convivencia
Más que una amenaza para las ventas, la mayoría de los comerciantes consultados creen que lo que ponen en peligro los patinetes es su convivencia con peatones y otros vehículos. Para Sofía Delclaux hay dos tipos de usuarios: uno “más legal”, que circula con precaución, y otro, normalmente más joven, que es “más agresivo”. “Me temo que el primero va a sufrir los efectos del endurecimiento de las normativas como consecuencia del mal uso por parte del segundo”, vaticina. La responsable de Elecmove aboga por limitar la velocidad de los patinetes desde su propia fabricación.
David Gelabert manifiesta que la convivencia no es sólo un problema de los patinetes, es un tema de espacio: “Los carriles bici son estrechos y cada vez hay más fórmulas de movilidad, hay muchos vehículos para compartir el mismo espacio”.
Fernando Martín añade a todo lo anterior que la situación es delicada porque el patinete no tiene detrás un colectivo con antigüedad y peso que defienda sus derechos. Pero dice que, tal vez, la irritación del peatón hacia los patinetes sirva para “crear un poco de alboroto” y que se cumplan o se adapten las ordenanzas municipales de movilidad, lo que podría beneficiar a la bicicleta.
Yo soy ciclista y siempre que he podido he ido en bicicleta al trabajo. Cuando empezaron a verse los patinetes eléctricos por la ciudad estaba bastante en contra de este medio de transporte pero lo cierto es que ahora los veo con otros ojos. De hecho, estoy planteándome comprar uno para evitar así llegar sudado todos los días a la oficina, como me pasa cada vez que cojo la bicicleta.
Deja de hacer el vago y ves caminando al trabajo, cojones¡¡