(2-6-2016). Mammoth ha trasladado su tienda de Alcalá de Henares a una nueva nave de 1.050 metros cuadrados, lo que la convierte en el comercio de mayores dimensiones de la cadena madrileña.
Mammoth aterrizó en la localidad madrileña de Alcalá de Henares en septiembre de 2011 con una tienda de 650 metros cuadrados. Ahora este establecimiento se ha trasladado a una nueva nave de 1.050 metros cuadrados, visible desde la A-2. Jesús García, propietario de la empresa, explica que “no es que tuviéramos planes concretos de cambio, pero surgió la posibilidad de trasladarnos a este nuevo local y decidimos aprovecharla”.
El detallista añade que, desde que se abrió la tienda en 2011 hasta ahora, se han puesto en marcha en Alcalá de Henares “unos cuantos comercios más”, lo que constituye otro motivo para estar mejor posicionados. El nuevo punto de venta mejora en visibilidad y accesibilidad y amplía las posibilidades de aparcamiento.
García detalla que la tienda cuenta ahora con 450 metros cuadrados destinados a área comercial y señala que la ampliación ha permitido una mejor colocación y exposición del producto, así como la incorporación de más referencias. La superficie restante se dedica a taller, almacén y oficinas.
Con este traslado, Mammoth suma entre sus cuatro puntos de venta una superficie total de 2.710 metros cuadrados, lo que la sitúa en el noveno puesto del ranking de los principales operadores de la distribución ciclista en España por superficie. La enseña podría seguir escalando posiciones, ya que quiere mover su tienda de Majadahonda, de 250 metros cuadrados, a un local más grande.
Mammoth abrió en 1995 su primera tienda en Madrid. Seis años más tarde inauguró su punto de venta de Majadahonda y en 2005 sumó Móstoles, que se cambió a un local más grande en 2009. En septiembre de 2011 puso en marcha su cuarto punto de venta en Alcalá de Henares.
Primeros meses de año “irregulares”
Jesús García sostiene que los cinco primeros meses de 2016 han sido “irregulares”, con un comportamiento en las ventas diferente al de años anteriores y muy marcado por las condiciones meteorológicas. De este modo, el relativo buen tiempo de febrero animó el consumo de productos de ciclismo, mientras que los meses de marzo y abril, más fríos y lluviosos, acusaron una ralentización. Ahora, la llegada del calor a partir de mayo ha vuelto a provocar un cambio de signo.
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