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8 medidas para fomentar la práctica deportiva entre las mujeres jóvenes

Se acentúa la brecha entre chicos y chicas

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(10-5-2019). Las chicas entre 12 y 17 años y mujeres jóvenes siguen practicando menos actividad física que los chicos de las mismas edades, acentuándose la brecha con los años, a pesar de ser todos cada vez más conscientes de la problemática. Urge actuar y estas son algunas propuestas formuladas por la Fundación España Activa.

La menor práctica de ejercicio físico entre las mujeres se está convirtiendo en un problema endémico de la sociedad española. Cada vez se es más consciente del problema y se destinan más recursos, pero resultan insuficientes si se atiende a los últimos datos sobre actividad física en las mujeres españolas que hablan de una acentuación de la brecha de género a nivel de práctica de ejercicio físico entre mujeres y hombres a edades tempranas.

Así lo alerta el informe ‘La participación de la mujer en la actividad física’, promovido por el Observatorio de la Vida Activa y Saludable, la Fundación España Activa en colaboración con el Centro de Estudios del Deporte de la Universidad Rey Juan Carlos y el apoyo de la Fundación Mapfre.

El objetivo de este informe es conocer los niveles de actividad física, motivaciones y barreras percibidas de la mujer hacia la práctica deportiva, buscando dar una explicación a los bajos niveles de hábitos deportivos de las mujeres y la diferencia que existe entre ambos sexos, analizando las variables que pudieran ser determinantes para que se esté dando esta situación.

En el estudio han participado un total de 10.511 personas, de las cuales 5.816 son mujeres, que han sido el eje central de esta investigación, y a través de cual se han obtenidos unos resultados alarmantes: tan sólo el 23,8% de las mujeres adolescentes (entre 12 y 25 años) -frente al 40,5% de los chicos de la misma edad- cumplen con los requisitos mínimos de actividad física establecido por la OMS y cuya diferencia con los hombres se ha ido incrementando en los últimos años. Los datos mejoran, aunque no lo suficiente, en la franja de adultos jóvenes, en la que el 53,2% de las mujeres (frete al 75,4% de los hombres) cumplen con las recomendaciones mínimas en materia de actividad física según la OMS.

Esto confirma la presencia de una importante brecha de género en la tasa de cumplimiento entre los adolescentes (16,7 puntos porcentuales) y entre adultos jóvenes (22,2 puntos), donde se acentúan aún más las diferencias.

Motivos y barreras

Este porcentaje tan bajo está principalmente achacado a la falta de tiempo para practicar deporte en primer lugar, seguido de la falta de gusto por la práctica de actividad física y, por último, aspectos contextuales (compañía, falta de recursos, modelos sociales…).

Medidas

Es por ello, que el informe formula una serie de recomendaciones encaminadas a combatir la brecha y mejorar los índices de práctica deportiva entre las mujeres jóvenes y adolescentes. Estas son las medidas principales:

  • Incentivar de manera adecuada la promoción y adherencia a la práctica de actividad física para garantizar su eficacia a medio/largo plazo. “En la actualidad, se ha implantado una aproximación utilitaria hacia la práctica de AF guiada por una regulación de la conducta controlada (la AF como “medicina”), algo común en centros de fitness u entornos donde el ejercicio es prescrito externamente. No obstante, esto no favorece una adecuada adherencia y podría ser parcialmente responsable de la elevada tasa de abandono. Para contrarrestar la inactividad física y el sedentarismo, resulta imprescindible destacar otras características fundamentales de las actividades físico-deportivas como la interacción social, expresión de habilidades y capacidades personales, autodesarrollo, o el simple disfrute de la práctica”, destaca el informe.

  • Reformular la oferta de actividades físico-deportivas según las preferencias de la mujer joven para facilitar su incorporación a la práctica.

  • Planificar una oferta de práctica deportiva diferenciada por género, especialmente a partir de los 16 años, una vez finalizada la escolarización obligatoria

  • Fortalecer el apoyo del entorno social próximo a la mujer joven.

  • Garantizar la continuidad de la oferta deportiva femenina fuera del entorno escolar.

  • Valorar la importancia de intervenir y actuar en edades tempranas, para favorecer la adopción y mantenimiento de estilos de vida físicamente activos durante la etapa adulta

  • Considerar el principio de “especificidad” en futuras investigaciones y/o planes de acción. “Las propuestas de intervención orientadas a fomentar un estilo de vida físicamente activo deben considerar las necesidades y circunstancias específicas de las personas/comunidades “diana”, en lugar de aplicar un enfoque universal para todas las mujeres”, sugiere el informe.

  • Realizar una evaluación periódica y reorientación de las estrategias y planes de acción de cara a reducir la brecha de género.

Consultar el informe completo: Aquí


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