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Gabriel Domingo denuncia la actual precariedad laboral

Claror advierte de las dos “bombas de relojería” que penden sobre los gimnasios

Lamenta la proliferación de crecimientos vía endeudamiento

Gabriel Domingo Claror

Gabriel Domingo alerta de la existencia de una "burbuja fitnessiana" y del riesgo de que ésta explote.

(11-10-2017). El director general de la cadena de gimnasios Claror, Gabriel Domingo, afirma que “si las empresas tiene que crecer a base de Ebitdas fantásticos o manteniendo los actuales niveles salariales, la situación del sector puede acabar generando una tensión creciente que acabe por explotar”.

“En los gimnasios españoles hay muchos contratos a tiempo parcial y retribuciones salariales poco dignas, lo cual genera un escaso vínculo de los empleados con la empresa y ése es un factor de riesgo importante que, si el fitness y los clubes no abordan bien, puede explotarles en los próximos diez años”. Así de contundente se muestra el director general de Claror, Gabriel Domingo. El directivo advierte de las consecuencias que puede vivir el sector si no se toman medidas ante esa precariedad laboral.

A pesar de ello, Domingo dice sentirse “orgulloso del sector y de su presente” al cual califica de “muy dinámico” y sobre el que añade que “las ‘máquinas de pensar’ sacan humo”. El máximo responsable de Claror, asimismo, divisa un futuro sectorial en el cual “todavía hay demanda” y que cuenta con un parque de gimnasios “con recorrido para seguir creciendo”.

NIVEL DE EXIGENCIA VS SALARIOS

Respeto a los salarios, el director general de Claror afirma que “están quedando anticuados y por debajo de lo que sería razonable teniendo en cuenta el nivel de cualificación que se pide al personal técnico”. Para Domingo esa precariedad salarial actual del sector constituye “una bomba de relojería”. En este sentido, Domingo sostiene que hay convenios sectoriales provinciales y estatales que mantienen niveles de salarios “muy bajos” cuando a “los técnicos se les ha exigido una evolución y una profesionalización tremenda”.

Tras ello, recuerda que “hace un tiempo, cualquiera que no tenía titulación podía ser técnico de aerobic y sólo hacía falta que lo hiciera bien y que tuviera ‘gracia’ pues nadie te exigía nada más”. En cambio, según añade, “hoy en día, los entrenadores deben estar en el registro de profesionales del deporte, lo que implica que deben tener un título, o un grado superior, o una carrera universitaria, o que cuentan con diez años de experiencia acreditados por una empresa”. Sobre este incremento de las exigencias reclamadas a los entrenadores, Domingo recuerda que “además, ahora necesitan formación continuada”. En base a lo expuesto, el director general de Claror concluye que “todo este nuevo escenario de exigencias, obliga al empleado de un gimnasio a un esfuerzo personal y de titulación que realmente no acaba estando retribuido”.

REDISTRIBUCIÓN DE RECURSOS HUMANO Y HORARIOS

En su reflexión, el director general de Claror destaca que los gimnasios no tienen a toda la gente contratada a jornada completa sino que “lo habitual es que la gente venga a hacer 15 clases a la semana o que trabaje tres tardes y una mañana”. Es decir, “no son 40 horas y seguro que no superan los 1.000 euros”. Incluso denuncia que hay operadores del sector que “van a ‘convenio pelado’ y los salarios que pagan son miserables”.

Según explica el directivo, “el principal problema del sector es la cantidad de gente que no llega ni a los mil euros por culpa de los contratos a tiempo parcial”. Para contrarrestar dicha situación, Domingo explica que en los centros Claror “hemos optado por no aumentar el número de personas. En vez de ello, hemos formado y reciclado a los mismos técnicos para que puedan hacer tareas distintas”. Según asegura, esta política les ha permitido que “en lugar de tener a cuatro personas con un 25% de jornada y con un micro-salario, disponer de una persona con un contrato a horario completo y un salario digno”.

HACIA UNA CRISI DEL SECTOR

El otro elemento inquietante del sector que Gabriel Domingo pone sobre la mesa está relacionado con el modelo de negocio de muchas cadenas de gimnasios. Según apunta, “si son ciertos los datos que se dicen por el mercado, hay muchos operadores públicos y privados que no generan suficiente flujo de caja, lo cual implica que existen operadores que están creciendo a base de endeudarse”.

Esta circunstancia preocupa al directivo porque, según dice, “si tres de cada cinco operadores pierden dinero y sólo uno genera flujo de caja positivo, estamos yendo hacia una burbuja fitnessiana”.

Ese horizonte propicia que Gabriel Domingo advierta que, si no se reconduce esa situación “vamos directos a que la citada burbuja explote o que se entre en unos ciclos de especulación en los que predomine la idea que ‘cuanto más endeudado éste, más me comprarán’”.

El ejecutivo concluye insistiendo en que él no es ningún experto en pronósticos. Con todo, sostiene que “si las empresas tiene que crecer a base de Ebitdas fantásticos o congelando o manteniendo niveles de salarios bajos como los actuales, la situación del sector puede acabar generando una tensión creciente que acabe por explotar y que se genere una nueva crisis sectorial en pocos años”.


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