(25-9-2019). Recuperado de los peores estragos de la última crisis, el Club Natació Barcelona está determinado a volver a crecer y para ello ha planificado una fuerte reforma, desde la estructura hasta las infraestructuras, pasando por los servicios. La luz verde a la ampliación de la concesión desencadenaría todo el proceso para el que el club lleva tiempo preparándose.
Una revolución que posibilite volver a la senda del crecimiento. El veterano Club Natació Barcelona está decidido a no quedarse estancado en el pasado, sabiendo que ésta podría ser su perdición definitiva, y prepara una potente reforma con la que dejar atrás los años grises y situarse como el referente que desde su fundación, en 1907, trabaja para ser.
La última década no habría sido un camino de rosas para la centenaria instalación deportiva barcelonesa que sufrió los estragos de la última crisis económica, como tantos otros clubes deportivos, perdiendo entre 2007 y 2015 un 30% de socios, pasando de 8.872 a 6.200 abonados, y acumulando una deuda de 11 millones de euros, según han apuntado algunos medios de comunicación en los últimos años.
Actualmente la entidad cuenta con 6.500 socios
En los últimos cuatro años, con Pere Carbó al frente de la dirección de la entidad, el Club Natació Barcelona consiguió salir a flote llevando a cabo una reestructuración que le permitió profesionalizar la gestión, sanear cuentas y aumentar el número de socios hasta los 6.500 actuales.
Sin embargo, no es suficiente y con esta premisa tomó el pasado mes de junio el relevo en la dirección general del club el empresario Xosé Carlos Fernández. Con un amplio bagaje en la gestión de empresas, Fernández considera que su misión en esta primera etapa al frente de la dirección del CN Barcelona es “realizar una transición desde la etapa de clarificación del suelo financiero hecha en los últimos años, hacia una nueva fase de generación de beneficios”.
Reforma integral
Para ello, el club trabaja en una importante transformación que implica no solo modificar la morfología de las instalaciones y los servicios que ofrece, sino también su organización empresarial. Este segundo punto sería, precisamente, el que estaría más avanzado y en el que Fernández ha trabajado concienzudamente desde su llegada a la dirección general. “No se puede gestionar la instalación como en el S.XX, hay que ser capaz de responder, no ya al presente, sino a los retos del futuro”, afirma.
Queremos redefinir la misión del centro y volver a ser proveedores de estilo de vida
Fernández considera, sin embargo, que para poder afrontar el futuro, primero es necesario saber quién somos hoy y, si es necesario, redefinir la misión empresarial. “En su fundación, el club se definió como un proveedor de un estilo de vida en el que el deporte formaba parte del desarrollo diario de las personas. Con el paso de los años, se olvidó esta misión y el club se convirtió en operador de instalaciones deportivas y no de estilo de vida. Queremos redefinir la misión del centro y volver a ser proveedores de estilo de vida, pero actualizado al momento actual en el que es preciso realizar un abordaje 360º”, explica.
Esta reflexión y vuelta a los orígenes se ha plasmado en el diseño de un nuevo organigrama con una nueva estructura matricial “que no responde a los conceptos tradicionales que se pueden encontrar en la mayoría de empresas”. Lo cual ha dado paso a una nueva organización de los servicios ofrecidos que se dividirán en dos ramas principales: Pedagogía y Deporte, y Ciclo de Vida.
“Ambas buscarán crear programas con los que el deporte se integre en la cotidianidad del socio, no sólo incidiendo sobre su estado físico y de salud, sino también social y laboral”, comenta Fernández.
Queremos habituar a los socios a deporte desde su nacimiento y acompañarles en cada fase de su vida
En el área de Pedagogía y Deporte, se desarrollarán sobre todo programas dirigidos a instituciones, escuelas y el deporte de base. Mientras que en el Ciclo de Vida, “se trata de ofrecer todos los servicios que un socio puede necesitar desde el embarazo, hasta su etapa más adulta, pasando por los primeros años de vida, la adolescencia, adultez y proceso de vejez”. “Queremos habituar a los socios a deporte desde su nacimiento y acompañarles en cada fase de su vida, velando por su psicomotricidad, su salud mental y física”.
Ampliación de la concesión, la clave
El nuevo planteamiento tiene su correspondencia en una aplicación y mejora de las instalaciones, que se englobaría en la segunda fase de esta reforma cuyo inicio vendría fijado por la ampliación de la concesión, vigente actualmente hasta 2027.
“Estamos avanzando en las conversaciones para ampliar diez años más la concesión, lo cual desembocará en un nuevo plazo de inversiones que nos permita la renovación en profundidad del CNB. En cuanto tengamos la resolución de los elementos que posibilitaran la puesta en marcha del proyecto lo comunicaremos de manera oficial”, ha asegurado el directivo.
Fernández admite que las negociaciones para la ampliación de la concesión se habían encallado, hasta el primer trimestre de este 2019, cuando se habrían reactivado. Ahora estima que la resolución se resuelva “antes de finalizar el año”, lo cual podría permitir poner en marcha la nueva organización empresarial a partir de este noviembre, y desencallar el proyecto de reforma de las instalaciones, que se mantiene a la espera desde hace años.
Apertura hacia el mar
Una reforma que implicará la transformación de la zona del club más cercana al Hotel Vela, donde ahora se ubican la piscina descubierta de agua procedente directamente del mar, y la que fue la primera piscina cubierta de España, que data de 1922.
Allí se ha proyectado un espacio que amplia la oferta en abierto a los socios, con zona gastronómica, espacios para la organización de eventos competitivos y un mayor aprovechamiento de los 300 metros de lineales de costa que dispone el club, todo ello gestionado por el grupo inversor británico Evertaas, el cual invertiría 12 millones en la mejora de las instalaciones.
También se llevará a cabo una reforma de la piscina cubierta que ampliará su profundidad hasta los cinco metros para que pueda ser usada en la disciplina de saltos de trampolín de hasta 10 metros, convirtiéndose en la única opción de piscina cubierta que posibilite estos saltos. Lo que se acompañará con la ampliación de las láminas de agua disponibles, aunque Fernández no ha querido precisar por el momento cuántas se podrían construir.
A la espera de obtener la luz verde que inicie toda la transformación, el Club Natació Barcelona trabaja en la sombra para convertirse en una empresa más sólida. “Ciclos económicos tendremos, como todas las empresas, y las crisis económicas que vengan nos golpearán, pero el objetivo debe ser convertirnos en una organización flexible y que aporte a los socios elementos que pongan en valor el estilo de vida y no solo la usabilidad de instalaciones deportivas”, concluye el director general del club, que espera finalizar 2019 con una facturación cercana a los 7 millones de euros, en línea a la obtenida en 2018 (6,9 millones).
Lee la entrevista completa a Xosé Carlos Fernández en el número 420 de la revista impresa CMDsport.
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