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Estudio de la Universidad de Sevilla, con el profesor Borja Sañudo

Evalúan los beneficios del ejercicio físico y los wereables contra la osteoporosis

Se investiga la salud ósea de las mujeres en la pre menopausia

Evalúan los beneficios del ejercicio y los wereables contra la osteoporosis

En el presente estudio participaron mujeres pre menopáusicas entre 35 y 50 años de edad. El profesor Sañudo considera que éste será un grupo de población que requiere una atención inmediata por parte de los profesionales del ejercicio físico. Imagen: Freepik.

(9-9-2020). La Universidad e Sevilla, ha realizado una investigación que analiza el estilo de vida que incide en la salud ósea y valora el papel que la actividad física tiene en la prevención de la osteoporosis. Entrevistamos al profesor Borja Sañudo, del Grupo de Investigación: Análisis Biológico y Funcional del Ejercicio Físico, que lo ha realizado.

El profesor de la Universidad de Sevilla, Borja Sañudo, del Grupo de Investigación: Análisis Biológico y Funcional del Ejercicio Físico, ha encabezado una investigación que estudia los beneficios del ejercicio físico y su incidencia en el crecimiento óseo (osteogénesis) en mujeres que se encuentran en la pre menopausia.

Para  evaluar si todas las actividades o modalidades de ejercicio son igualmente efectivas, han utilizado las tecnologías wereables.

El profesor de la Universidad de Sevilla, Borja Sañudo, del Grupo de Investigación Análisis Biológico y Funcional del Ejercicio Físico.

Entrevista

El profesor Borja Sañudo, nos explica más detalles de este estudio realizado desde la Universidad de Sevilla.

 ¿Cuál ha sido el objetivo del estudio?

El objetivo general del estudio ha sido determinar las variables relacionadas con el estilo de vida que inciden en la salud ósea y valorar el papel que la actividad física tiene en la prevención de la osteoporosis.

¿Cómo han utilizado los wereables en el estudio?

El problema de estudio que motivaba este trabajo era que, si bien existen evidencias sobre el potencial de la actividad física para la prevención y el tratamiento de la osteoporosis, no existe aún consenso sobre las modificaciones necesarias sobre el estilo de vida, en relación a la actividad física, para lograr los efectos terapéuticos deseados. Asimismo, es necesario desarrollar métodos de cuantificación de la carga mecánica que sean precisos a la vez que asequibles para la población general.

En la actualidad, las ‘wearable tecnologies’ son la principal tendencia del fitness a nivel mundial. Todos llevamos incorporada la tecnología de una u otra forma, ya sea en nuestro teléfono móvil, pulseras, etc.

El potencial de estas tecnologías es enorme para la cuantificación de la carga de entrenamiento ya que, como se sabe, los huesos necesitan un umbral mínimo de estimulación. Es decir, una determinada carga para que podamos estimular su regeneración. Estos dispositivos pueden contribuir, por un lado, a dar ‘feedback’ sobre la ejecución (por ejemplo, si es correcta o no, si estamos llegando a la intensidad adecuada o no) y, por otro, a recordarnos la importancia de estas prácticas (incidir en nuestros estilos de vida).

En este estudio se registraban los niveles de actividad física (número de pasos, saltos e intensidad de los mismos) y se daban pautas sobre la exposición solar (determinante para la asimilación de la vitamina D),  o sobre alimentación (favoreciendo la ingesta de determinados micronutrientes como el calcio).

¿Cómo ha ayudado el ejercicio físico a las mujeres que han participado en el estudio?

Todas las participantes se sometieron a una densitometría ósea completa y un análisis de su composición corporal mediante densitometría (DEXA). Del mismo modo se realizó un análisis del nivel de biomarcadores óseos en sangre (Propéptido N-terminal del procolágeno tipo I, β-CrossLaps Telopépido C-terminal y Osteocalcina) junto a pruebas de rendimiento físico.

Tras el programa, las participantes, de manera global, incrementaron sus niveles de actividad física y mejoraron su condición física.

Si bien, el principal hallazgo fue que, en tan solo 5 meses, su composición ósea en el trocánter de la cadera y en el cuello del fémur mejoraron de forma significativa.

¿Qué conclusiones han extraído?

La principal conclusión del estudio fue que los cambios comportamentales controlados a través de ‘wearable technologies’ que requieren poco tiempo, un bajo coste y no necesitan un equipamiento especializado, pueden contribuir a la mejora de la salud ósea y la capacidad funcional de mujeres pre menopaúsicas.

El potencial de las tecnologías wereables es enorme para la cuantificación de la carga de entrenamiento ya que, como se sabe, los huesos necesitan un umbral mínimo de estimulación, afirma Borja Sañudo. Imagen: Freepik.

¿Qué recomendaría a los entrenadores personales y técnicos de gimnasios que atienden a este grupo de población?

En el presente estudio participaron mujeres pre menopáusicas entre 35 y 50 años de edad y sin historial de fracturas por fragilidad ósea. Es decir, uno de los perfiles más comunes en los gimnasios.

Este será un grupo de población que requiere una atención inmediata y los entrenadores personales y técnicos deben ser conscientes de que las actividades cotidianas (ej. andar) no suelen ser suficientes para la prevención de la osteoporosis.

Es necesario un tipo de práctica con mayores niveles de tracción mio-tendinosa, mayores niveles de fuerza (sobre todo en áreas más sensibles como la cadera o la zona lumbar) y, mayores impactos (Pedersen and Saltin, 2015; Varahra et al. 2018).

Recomendaciones tan básicas (ante la ausencia de riesgo como fracturas por fragilidad o cualquier condición que impida o desaconseje la actividad física) como intentar andar más rápido o promover los saltos pueden ser pautas básicas para comenzar.

También el entrenamiento pliométrico o vibratorio son otras estrategias que cuentan niveles de evidencia en este grupo; si bien requieren mayores niveles de supervisión (Marín-Cascales et al. 2018).

¿Sería beneficioso que los médicos especialistas recetaran ejercicio físico?

Sin duda. Recientemente, el catedrático Mikel Izquierdo sugería que “los médicos deberían estudiar cómo prescribir ejercicio físico a los pacientes” ya que es fundamental que se “prescriba ejercicio físico en dosis adaptadas a cada persona”.

Hay una corriente actual muy importante denominada ‘Exercise as medicine’ que pone en evidencia la importancia del ejercicio físico para el manejo de multitud de condiciones crónicas (ej. obesidad, cáncer, osteoporosis, etc.).

En cualquier caso, las prácticas que hemos sugerido son potencialmente lesivas y es fundamental que se establezcan equipos de trabajo interdisciplinares en las que los profesionales de la actividad física y el deporte puedan aportar su experiencia y formación y contribuir a la mejora de la condición física y la calidad de vida de las personas. De nuevo citando al profesor Izquierdo: “si practicamos actividad deportiva de manera regular durante toda la vida, vamos a poder dar más vida a los años y no más años a la vida”.

Consultas indicadas por el profesor Borja Sañudo:

K. Pedersen and B. Saltin, “Exercise as medicine – evidence for prescribing exercise as therapy in 26 different chronic diseases,” Scand J Med Sci Sports, vol. 25 Suppl 3, pp. 1-72, Dec 2015

Varahra A, Rodrigues IB, MacDermid JC, Bryant D, Birmingham T. Exercise to improve functional outcomes in persons with osteoporosis: a systematic review and meta-analysis. Osteoporos Int. 2018;29(2):265-286. doi:10.1007/s00198-017-4339-y

Marín-Cascales E, Alcaraz PE, Ramos-Campo DJ, Martinez-Rodriguez A, Chung LH, Rubio-Arias JÁ. Whole-body vibration training and bone health in postmenopausal women: A systematic review and meta-analysis. Medicine (Baltimore). 2018;97(34):e11918. doi:10.1097/MD.0000000000011918


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