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Gimnasios pioneros en el cierre que deberían ser secundados

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OMNICANALIDAD. Buscar alianzas con operadores de programas de entrenamiento virtual puede ser una oportunidad para que los gimnasios arranquen su necesaria conversión en operadores omnicanal o aceleren su desarrollo en esa faceta.

(13-3-2020). Una serie de cadenas de gimnasios han anunciado durante las últimas horas los cierres que han acometido “por responsabilidad social y salvaguarda de la salud de nuestros trabajadores y abonados” ante la silenciosa pero inclemente ofensiva del coronavirus. Convendría que esos cierres pioneros fueran secundados por el resto del fitness español.

Diversos operadores del parque español de gimnasios han decidido cerrar o se han visto obligados a ello a causa de las consecuencias de la incesante ofensiva del coronavirus. No les ha faltado valentía, pues, muy probablemente, esta circunstancia les va a acarrear no pocos problemas en un escenario cada vez más selectivo y en el que la liquidez financiera no anda, precisamente, sobrada, aunque haya círculos en los que se ha tomado al fitness por una especie de ‘gallina de los huevos de oro’, consideración que colindaría con el espejismo.

El sector del fitness lleva tiempo prodigando discursos sobre su vinculación directa con la salud de los ciudadanos y su cooperación directa con el ahorro de los gastos sanitarios del país.

Una situación como la que vive hoy el mundo es realmente de inaudita y habría que remontarse a tiempos de guerras para entender su excepcionalidad. El enemigo hoy es invisible pero ello no le resta poder demoledor.

Como me decía esta misma mañana un profesional del sector, “este no es momento para medias tintas”. Lo argumentaba con el ejemplo de Italia donde las calles están desiertas y la policía vigila el cumplimiento del confinamiento de la ciudadanía decretado.

ROL DECISIVO

El sector del fitness tiene, probablemente más que cualquier otro sector, la opción de evidenciar de un modo más rotundo que nunca su vinculación como actor, promotor y defensor de la salud y el bienestar de los ciudadanos.

Sin duda, el cierre de gimnasios es una decisión que, como decía anteriormente, no es fácil ni desentrañada de riesgos económicos y, quizás, muchos operadores no estén en condiciones de ejecutarla y prefieran confiar en que ‘amaine el temporal’. No obstante, todos los expertos consultados sostienen que, cuanto más generalizadas y disciplinadas sean las actuaciones colectivas, antes empezará a aplicarse el remedio. Alargar, por tanto, la toma de decisiones sobre este tema es alargar la longitud del túnel en el que nos encontramos actualmente como sociedad. Supongo que muchos coincidiremos en que es mejor un cierre de quince días que, esperando el ‘milagro’, vivamos en esta “brutal incertidumbre”, como calificaba la experta María Ángeles De Santiago la actual situación, durante 30, 40 o 60 días. Sin duda en esos casos, las pérdidas serían mucho, muchísimo mayores y más graves.

Tomar la decisión de cerrar es una cuestión completamente individual pero hoy es indudable que por el bien colectivo debemos abordar decisiones pensando más allá de nuestro horizonte particular. Y la suma de muchas decisiones particulares permite alcanzar grandes logros colectivos.

En tus manos está.


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