(21-2-2023). Desde la segunda mitad del 2022, los operadores de gimnasios estarían encontrando más trabas y peores condiciones para acceder a crédito. El fitness se encontraría entre los sectores señalados por la banca por su elevado riesgo de impago, su nivel de atomización y juventud.
“La banca ha cerrado el grifo del crédito al fitness”. Así de categórico se muestra el fundador y consejero delegado de la cadena de gimnasios low cost, Smartfit, Nacho Usera, el cual asegura haber detectado desde mediados del pasado 2022, un “repliegue” por parte de los bancos ante la petición de financiamiento por parte de operadores de gimnasios y centros deportivos.
La sensación de este directivo, y que es compartida por más operadores del sector, es que “en materia crediticia, se ha eliminado o pospuesto al fitness hasta nueva orden”. Ello estaría propiciando que la mayoría de cadenas de gimnasios estén accediendo a “una financiación más cara y con cuentagotas”.
Así lo advertía ayer también el Ceo de la cadena boutique Sano Center, Felipe Pascual, quien lamentaba que los futuros franquiciados de la marca estén “afrontando trabas de la banca que no se veían desde la última gran crisis económica del 2008”. Ello evidenciaría, además, el cambio de actitud que los bancos habrían adoptado con el fitness en cuestión de pocos meses: “Todo lo que eran facilidades en 2021, ahora es una carrera de obstáculos”.
FRANQUICIAS DE GIMNASIOS, LAS MÁS AFECTADAS
La dificultad de acceso a financiamiento bancario estaría siendo generalizada en el sector, si bien donde se estaría haciendo más evidente es en el negocio de franquicias. Sería ahí donde la mayoría de operadores estarían encontrando trabas para llevar a cabo sus proyectos de expansión.
Varias cadenas habrían optado por recortar la inversión necesaria, lanzando modelos de negocio de menores dimensiones, más automatizados y asequibles, como medida para facilitar el camino a los franquiciados. También habrían acometido cierres de acuerdos con las principales entidades bancarias actuando como intermediarios para los futuros emprendedores. Sin embargo, esas prácticas tampoco estarían siendo soluciones definitivas, puesto que varios operadores estarían buscando un ‘socio financiero’ que solucione la escasez de crédito y permita cumplir los planes de crecimiento previstos.
MENOS MARGEN Y DEUDA MÁS CARA
Pese a lo expuesto, el analista financiero y consultor de Management Around Sports, Felipe Ruiz de Gauna , señala que “los bancos no cierran los grifos de forma arbitraria”. Este economista rechaza hablar de “cierre del grifo al fitness”, si bien admite que “si se producen impagos recurrentes en una industria, aunque la empresa que pida el crédito sea sólida y pague sus deudas, tendrá más complicado acudir al mercado bancario”. Ruíz de Gauna pone como ejemplo al sector inmobiliario, en el que “en 2009, los bancos no confiaban en las constructoras y cerraron los grifos independientemente del comportamiento individual de las empresas”.
Con independencia de la situación de cada operador de negocios fitness, la realidad es que el sector sufre un elevado nivel de endeudamiento, provocado, en primera instancia, por la gestión que las administraciones hicieron de la pandemia y, en segunda instancia, por los sobrecostes que han supusieron los fenómenos que destacaron en el pasado 2022.
Por su parte, para el economista especializado en finanzas, Paco Subías, “aunque los operadores de centros deportivos están empezando a recuperar ahora el número de abonados pre-Covid, lo cual quiere decir que empiezan a recuperar los ingresos pre-pandemia, en términos reales no se está teniendo en cuenta la inflación. A ello se suman los costes de suministros que se han cuadruplicado, los costes laborales que también se han incrementando a raíz del nuevo SMI y el IPC… La conclusión es que, en general, se gana menos que antes y se paga más deuda que antes”.
Elevado riesgo de impago
Según el último informe de Insight View, publicado a mediados del pasado 2022, el 35% de los gimnasios presentaban un riesgo máximo o elevado de impago. Ese índice esaba cinco puntos porcentuales por encima del 30% de empresas que presentaban altos riesgos de impago antes de la pandemia. Y el porcentaje era asimismo superior al de las empresas que registraban un nivel bajo, que constituían el 34%.
Según dicho informe, el peor comportamiento financiero se registraba especialmente entre las empresas fundadas en la última década, siendo el fitness un sector relativamente joven, y en el que en los últimos 15 años se han creado muchas de las empresas que operan en la actualidad. De estas empresas ‘jóvenes’, hasta el 40% presentaba alto riesgo de impago, de acuerdo a este informe.
A la poca presencia de empresas consolidadas, la enorme atomización del sector, con un 77% de microempresas, se le añade una fuerte dependencia de la financiación ajena, que representa el 69% de las fuentes de financiación. Características que colocan al sector en el punto de mira bancario.
CONTENCIÓN DEL RIESGO ENTRE LOS BANCOS
“Los bancos ya no financian el 70% de las operaciones como antes y prefieren tomar posiciones en las que los recursos ajenos no sean mayoritarios”, apunta en este sentido Felipe Ruiz de Gauna. Esa posición no casaría con las altas dificultades para pagar deudas y la gran cantidad de proyectos nuevos y sin histórico positivo, y por lo tanto de garantías, que abundan en el sector.
Para la Ceo de MAS, María Ángeles de Santiago, sin embargo, esta no es una cuestión en sí del fitness. La experta asesora afirma que este fenómeno “pasa en todas las industrias. El fitness es un sector atractivo, amable, pero los negocios que operan en él deben ser rentables y ahora no lo están consiguiendo muchos operadores”. María Angeles de Santiago insta a rehuir la tendencia a ‘demonizar’ al sector en general y conmina a “en todo caso, a hablar de casos individuales”.
Alternativas a la banca
Sea un fenómeno colectivo o individual, el fitness tiene dificultades para acceder a crédito bancario y, ante esta situación, el economista Paco Subías apunta hacia modos de operar alternativos: “lo primero, es reanalizar la viabilidad económica, es decir, si la iniciativa es negocio o no. Y si es negocio y la banca no aporta crédito, existen tres opciones: que los socios hagan una ampliación de capital, que la aportación la haga un tercer inversor, o buscar una financiación alternativa y parabancaria”.
Otra opción que añade Subías son “las fusiones entre compañías que pueden implicar el aprovechar sinergias o el eliminar localizaciones poco o nada rentables, así como la entrada de capital de riesgo”. Cabe recordar que de este tipo de actuaciones ya se han dado casos en el sector en los últimos años y los analistas consultados prevén que estas prácticas proliferen y se aceleren durante este 2023.
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