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Atalanta Sport Club celebra este año cuatro décadas de vida

Los 40 años de Atalanta: del interés de médicos y profesores a la boutiquización

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Juan Carlos Gómez-Pantoja fundó la cadena de gimnasios valenciana Atalanta Sport Club, que actualmente cuenta con tres centros

(5-7-2022) Cuatro décadas de vida y constante evolución avalan Atalanta como una de las empresas de referencia dentro del fitness español. El proyecto de Juan Carlos Gómez-Pantoja nació con ideas vanguardistas como la personalización o el cálculo de parámetros de la condición física que, aún a día de hoy, siguen siendo tendencia.

En 1982, el fitness aún era un negocio incipiente en España. En aquel entonces, los gimnasios eran una minoría anecdótica en un país dispuesto a vivir una revolución deportiva a través de su primer Mundial de fútbol y de sus primeros Juegos Olímpicos, que llegarían una década más tarde. Son muy pocos los gimnasios nacidos a principios de los ochenta que han logrado resistir hasta hoy y mantenerse aún con firmeza. Lo pueden explicar marcas como DiR, en Cataluña, o Atalanta Sport Club, en la Comunidad Valenciana. 

Esta última enseña nació en una Valencia en la que apenas se contabilizaban tres o cuatro gimnasios, de los cuales uno era de boxeo y otro de unos atletas de gimnasia artística. Tras dejar la política (fue concejal y teniente de alcalde del primer ayuntamiento democrático de la capital del Turia), Juan Carlos Gómez-Pantoja, un emprendedor formado en ciencias de la actividad física, decidió dar el paso y fundar una empresa, Atalanta Centros Deportivos SL, que abrió su primer club, un gimnasio de 700 metros cuadrados en la calle Joaquín Costa: “Quise hacer de mi pasión, mi profesión”. 

“Aplicaba sistemas de entrenamiento que tenían una planificación detrás y con los que obtuvimos unos resultados magníficos”, recuerda Gómez-Pantoja en una extensa entrevista publicada en el número 450 de la revista digital de CMDsport. En esa época, rememora el fundador de la enseña, los servicios que prestaban los pocos centros deportivos existentes los impartían “atletas sin estudios o simplemente, aficionados al deporte”. La experiencia que años atrás había adquirido como mánager del equipo nacional de esquí náutico le sirvió para perfeccionar una metodología de entrenamiento en la que se le daba una gran importancia a la técnica en los entrenamientos. 

El control de los datos de salud de sus usuarios, una tendencia que cada vez está más de moda en los centros deportivos, tuvo sus inicios en los años ochenta, como reconoce Gómez-Pantoja: “Fuimos de los primeros centros en España que incorporamos fisioterapeutas dentro de las plantillas, aplicábamos test de aptitud física y controles para tener los parámetros objetivos del cliente y que éste viera cómo va evolucionando”. Atalanta enseñó a la sociedad valenciana a valorar la importancia de estar en forma. 

En sus principios, Atalanta constató una relación directa entre la formación académica y la preocupación por la salud. “Al principio era una minoría la gente que iba al gimnasio, pero vi que la formación influía mucho: la mayoría de nuestros clientes eran profesores y médicos. Ahora todo el mundo sabe que es importante cuidarse, pero en aquel momento los médicos nos ayudaron mucho porque les interesaba la receta deportiva. La formación influye mucho en el consumo”, relata el empresario. Ahora, amplía, la práctica deportiva se ha democratizado gracias, en buena medida, al hecho que el acceso a Internet ha ayudado a difundir muchos conocimientos sobre dietas, formación o deporte. 

DEL ESQUÍ A LA NATACIÓN

Gómez-Pantoja intentó cambiar la percepción que había acerca de la preparación física, que no se concebía como algo necesario en una época en la que el deporte se vinculaba más al ocio que a la salud. En paralelo al primero de los tres gimnasios que terminarían formando la red de centros de Atalanta, el empresario impulsó un club de esquí que llevaba el nombre de la enseña. 

“Tuvimos unos ingresos muy relevantes, ya que éramos los únicos en Valencia que organizamos cursos de esquí y viajes para ir a esquiar a Andorra y los Alpes”, expone. Durante varios años, Atalanta Esquí llegó a organizar viajes para enseñar a esquiar en los que podían arrastrar a unas 4.000 personas anuales.   

Una piscina móvil instalada en la playa del Arenal de Jávea, impulsada por Juan Carlos Gómez-Pantoja, sirvió como inspiración para enseñar a niños y niñas a nadar en el primer club de Atalanta

Pero no fue la nieve, sino el agua en su estado líquido, la que convirtió Atalanta en una referencia. Pocos años antes de la apertura de su primer club, Gómez-Pantoja aprovechó el conocimiento que le había dado la piscina que habían montado en la playa del Arenal de Jávea. Sobre la misma arena del mar montaron una piscina fabricada en Tarragona de 10×14 metros con una altura de 1,15 metros que ofrecía a las familias un entorno cerrado en el que los niños podían aprender a nadar en un entorno más seguro y asequible, gracias a la salinidad del mar, que ayuda a flotar. 

De esa exitosa prueba nació la idea de crear en el centro de Joaquín Costa, que medía 11×7 metros y que tenía poco más de 1,1 metros de altura. “Fue una de las primeras piscinas en Europa con esa altura, que permitía a los monitores poder enseñar a los niños desde el agua, lo que daba mayor seguridad a las familias”, comenta el fundador de Atalanta. La mayoría de piscinas creadas hasta entonces tenían unos tres metros de profundidad, lo que exigía un desgaste mucho mayor por parte de los instructores. 

Ese modelo de piscina no solo sirvió para los niños, sino que sirvió como referencia para que luego se desarrollasen otras actividades como aquaerobic, aquafitness o aquapilates. Ser los pioneros en Valencia les permitió enseñar a múltiples generaciones de niños y niñas. “Si sumamos el resto de centros que se fueron añadiendo, a lo largo de estos años habremos enseñado a nadar a más de 25.000 niños”, confiesa Gómez-Pantoja. 

DOS CENTROS MÁS

El primer centro Atalanta ha evolucionado sus formas. Al principio trabajaba con el propio cuerpo de los usuarios y algunas herramientas como balones medicinales o pesas, incluidos en circuitos donde se ponía a prueba la flexibilidad y equilibrio de los socios. También había espacio para disciplinas como el baile. Ya entonces había una cierta personalización con entrenamientos en grupos.

Cuatro décadas más tarde, el centro se ha ‘boutiquizado’, desarrollando una oferta de servicios cada vez más personalizada que se basa, en gran medida, en clases específicas de todo tipo: desde body pump a Les Mills, pasando por TRX, boxeo, spinning, pilates o yoga. 

Diez años después de abrir su primer centro, Atalanta inauguró su segundo local, en la calle Ramón Asensio. Ese establecimiento se convirtió rápidamente en una referencia no solo a nivel autonómico, sino nacional. “Venían operadores de Madrid, Barcelona y otras ciudades para ver este club, que nos dio una repercusión y un posicionamiento en Valencia tremendo. Era algo único, un gimnasio con piscina descapotable, algo que no existía en ese momento, que incluía parking, cafetería, lavandería… e incluso agencia de viajes. Unimos deporte, ocio y salud en un mismo lugar”, rememora el fundador de la cadena. 

El tercer centro de Atalanta llegó en 2008. El local de Ronda Norte es el más grande de los tres: cuenta con 17.000 metros cuadrados y costó 18,5 millones de euros. La empresa mantiene 40 años después una plena vocación familiar, ya que son los hijos de Juan Carlos Gómez-Pantoja (Carla, Macarena y Juan Carlos) quienes dirigen actualmente cada uno de los tres clubs. Solo una de sus hijas, Cristina, ha optado de momento por una ruta laboral distinta. Su padre, eso sí, le deja las puertas abiertas: “Siempre tendrá esa oportunidad, aunque puedan elegir lo que quieran”. 

El empresario tampoco esconde que, en un futuro no muy lejano, le gustaría crecer con un cuarto centro. “Sería una gran alegría que coincidiese el número de gimnasios con el de hijos. Teníamos un proyecto en mente, pero se quedó en el aire con la pandemia. Estaremos atentos a oportunidades en el futuro”, plantea. 

CELEBRACIONES POR EL 40º ANIVERSARIO

Para celebrar su 40º aniversario, Atalanta ha preparado un amplio abanico de actividades centradas en sus socios. Una de las principales, plantearles un reto con incentivo: aquellos que acudan a diez actividades distintas en sus centros gana una camiseta conmemorativa. “Queremos que todos los socios conozcan y pongan en valor lo que damos”, expresa Gómez-Pantoja. 

La enseña también celebró una jornada de puertas abiertas en abril en la que invitó a antiguos socios a ver las distintas mejoras realizadas en sus clubs y a participar de actividades especiales. Asimismo, han desarrollado algunas clases dirigidas patrocinadas y algunas masterclass, y también han preparado una fiesta para sus empleados y sus familias, entre otras actividades.

Con una plantilla de 90 empleados y más de 6.000 clientes, Atalanta Sport Club ya ha recuperado cerca del 92% de los socios y de la facturación mensual que tenía antes de la pandemia. La enseña espera poder alcanzar entre septiembre y fin de año el tan ansiado 100% que busca todo el sector. Para alcanzar la recuperación definitiva, sin embargo, esperan también una contención de los gastos de suministros. A lo largo de este primer semestre, han llegado a pagar 38.000 euros de luz en un mes en un centro donde acostumbraban a pagar facturas de 9.000. 


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