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ESENCI@L

Denuncian que los pliegos se han "encarecido" en un contexto económicamente delicado

Sintagmia: “Los ayuntamientos no deberían buscar lucrarse con las concesiones deportivas”

Los nuevos costes energéticos varían el paradigma del fitness concesional

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El CEM Maria Reverter, de Barberà del Vallès (Barcelona) es una de la treintena de contratos de centros deportivos que gestiona en la actualidad el grupo Sintagmia

(14-10-2022) La pandemia, los costes energéticos y el empuje de los fondos de inversión han sacudido el mercado de los contratos de gestión integral o prestación de servicios de centros deportivos concesionales. Desde el Grupo Sintagmia denuncian que algunos consistorios no solo no adapten los pliegos al nuevo escenario, sino que incluso puedan aprovechar para lucrarse de las ofertas que presentan algunas compañías.

El segmento deportivo concesional sufre por partida doble la complejidad que presenta el escenario socioeconómico actual. Las empresas que pujan por contratos deportivos del sector público se enfrentan ahora a unas condiciones mucho más adversas de las que tenían hace apenas tres años. “Cuesta encontrar concursos atractivos, hemos dejado de presentarnos a alguno de los contratos de servicios que prestábamos por la nueva coyuntura económica”, reconoce a CMDsport el director general de Sintagmia, Jordi Jorba. 

El grupo catalán, que gestiona entre otros cerca de una treintena de contratos deportivos, entre centros gestionados de forma integral y prestaciones de servicios, admite que son varios los factores que dificultan el hecho de encontrar contratos interesantes en el escenario actual. “Por un lado, hay una inflación clarísima en el sector provocada por los grandes músculos financieros”, anota. Esto dificulta la entrada de empresas como Sintagmia en determinados mercados: “Tendremos que buscar bien dónde podemos competir, aunque habrá cosas que a los grandes fondos no les interesarán y quizás a nosotros sí, y viceversa”, añade. 

RELEVANCIA DEL PRECIO

El director general de la compañía, que rechaza “competir con grandes empresas van con el talonario pagando grandes cánones anuales”, lamenta que el precio esté teniendo un peso tan elevado a la hora de adjudicar muchos contratos, especialmente de prestación de servicios, ya que esto propicia la entrada de empresas “que no conocen el servicio o no se lo preparan, ya que no les piden explicar qué proyecto proponen”. 

Advierte Jorba que, en algunos casos, las administraciones mantienen los precios del servicio que debe prestarse desde hace cinco años. Algo inviable para muchas empresas en el momento actual, condicionado por el alza de precios laborales y energéticos. “Sacan concursos menos atractivos y esto seguramente tendrá consecuencias en forma de un peor servicio”, alerta. 

A pesar de que las condiciones de los pliegos sean peores de las que se ofrecían hace pocos años, el hecho de que siga habiendo ofertas por parte de operadores, muchos de ellos empujados por fondos de inversión, es precisamente lo que animaría a muchas administraciones locales a no ver la necesidad de modificar los pliegos para ajustarse al nuevo escenario económico. “Los ayuntamientos no deberían ver las concesiones como un negocio del que querer lucrarse, sino como una fórmula para ofrecer un servicio de calidad al ciudadano”, aporta Jorba. 

EL PRECEDENTE DE SUPERA

Desde Sintagmia consideran que el caso de Centros Supera en Valencia puede convertirse en un claro ejemplo de lo que puede ocurrirles a muchas cadenas de gimnasios que operan en el segmento concesional. Esta gestora se vio obligada a cerrar dos de sus instalaciones deportivas más antiguas (Abastos y Ayora) durante varios meses ante el alza de los costes energéticos, que hacía inviable su mantenimiento. Tras meses de negociaciones, el Ayuntamiento de Valencia terminó por ceder y comprometerse a pagar a la empresa concesionaria la diferencia del coste energético que se genere en los próximos meses con respecto a los consumos que serían habituales para cada momento del año. 

“A nosotros se nos han multiplicado por 2,5 veces los costes energéticos. En las instalaciones que gestionamos de forma integral, además, somos nosotros quienes pagamos la factura de la luz y del gas. Los consumos energéticos han pasado de representar el 3,13% al 6,25% de las ventas de todo el grupo Sintagmia, que han crecido en el último año”, señala Jorba. 

En la línea de otros operadores del sector, esta compañía también vaticina que se avecina “un invierno crudo” a nivel energético y reconoce que la única solución viable a corto plazo para amortiguar los costes de la luz y del gas es “realizar inversiones que optimicen los suministros”. Desde Sintagmia estiman que podrían necesitar invertir entre 300.000 y 400.000 euros en cada una de las instalaciones que gestionan para lograr unas mejoras razonables a nivel de eficiencia energética. “El problema lo tenemos en concesiones donde nos quedan pocos años de contrato, les planteamos a la administración que asuman su coste, porque nosotros tal vez no tendríamos tiempo de amortizar esas inversiones”. 

PIDE AYUDA A LOS AYUNTAMIENTOS

La empresa catalana paga las facturas energéticas de los centros que opera, pero pide ayuda a los ayuntamientos para que éstos colaboren y sufraguen parte o la totalidad de las inversiones necesarias para implementar nuevas medidas de eficiencia energética. “La variación de la factura energética es tan grande que debe considerarse como una causa extraordinaria que cambia totalmente el paradigma que se planteó cuando se redactaron los pliegos. Ni nosotros ni los ayuntamientos podíamos prever que ocurriría algo así, por ello debería tratarse esta situación como un cambio sustancial en las condiciones en el contrato”, expone Jorba, quien asume que tendrán que “luchar” con unas administraciones que “no regalan nada”. 

El director general de Sintagmia ha reclamado a la administración que realice de forma “urgente e imprescindible” inversiones en medidas como energía fotovoltaica, biomasa u otros sistemas de producción energética más eficientes para “garantizar la viabilidad actual y futura de las administraciones”. Constata Jorba que “les conviene a nivel de imagen, ya que la vida útil de estas inversiones irá más allá de nuestros contratos con ellas, así que resultará una mejora para todas las partes”. 

De hecho, la compañía aún está negociando los reequilibrios que les corresponden, por ley, por el impacto generado por el covid en 2020 y 2021. Para el primer año de la pandemia, Sintagmia reclama unos 350.000 euros como compensación a distintos consistorios, aunque no todos ellos están por la labor de pagarles. “Les planteamos compensarnos no con la caída de ingresos, ya que pudimos reducir costes con herramientas como los ERTO, sino cubriendo los déficits generados en esos ejercicios. Creemos que es la solución más justa”.

CUMPLEN OBJETIVO PARA ESTE 2022

Sintagmia espera cumplir el objetivo a nivel de ingresos que se marcó a principios de año. La gestora catalana confía en poder alcanzar los 20 millones de euros en ventas, 15,5 de los cuales pertenecen a la empresa que gestiona su actividad deportiva, Llop Gestió Esportiva. “Ahora el reto de aquí a finales de año es llegar a punto muerto”, especifica Jorba. 

El grupo fue uno de los cuatro operadores a nivel nacional que recibió un préstamo de Cofides. Según explica su director general, los 4 millones de euros recibidos “no son para sobrevivir, sino para cumplir el plan de viabilidad 2019-2023, que se vio completamente trastocado por la pandemia”. 

Este plan prevé un crecimiento sostenido para el que no solo quieren abrirse a nuevos mercados geográficos (quieren expandirse más allá de Cataluña, como demuestra la oferta que Llop Gestió Esportiva presentó para adjudicarse la gestión del CDM Cea Bermúdez de Madrid), sino también diversificar su cartera de clientes y desarrollar sus líneas de negocio principales: acción social, deporte y energía y eficiencia

Sintagmia cerró el pasado mes de septiembre aglutinando 10.077 usuarios, lo que representa un 89% de los 11.233 que tenían en septiembre de 2019. La cifra de este año presenta un significativo aumento con respecto a la que tenían en los mismos meses de 2020 (7.935) y 2021 (8.035). “Pensábamos que tendríamos un septiembre peor, por todo el ruido que hay ante esta coyuntura económica, pero fue un buen mes de crecimiento que se sumó a un verano con menos bajas de lo habitual, estamos contentos”, celebra Jorba. 


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