(19-6-2018). El propietario de la reconocida empresa Garra Climbing Shoes, Gabriel Ruiz Almansa, ha puesto a la venta su empresa por jubilación. El empresario asegura que la empresa está “completamente saneada y tiene una cartera de mas de cien clientes, la gran mayoría en el extranjero”.
Gabriel Ruiz Almansa fundó su empresa hace quince años. A día de hoy, el empresario, de 68 años de edad, ha decidido vender su empresa para jubilarse y a raíz de no haber hallado relevo generacional familiar. La empresa está posicionada como el tercer principal fabricante español de pies de gato.
Según asegura Ruiz Almansa, la compañía tiene una facturación anual que gira en torno a los 500.000 euros. En su nave, de cerca de 500 metros cuadrados y ubicada en el polígono industrial San Fernando II, de la localidad madrileña de San Fernando de Henares, el año pasado fabricaron 18.800 pares de pies de gato y las previsiones para este 2018 sitúan la producción en cerca de los 20.000.
La empresa ocupa a nueve empleados, tres de ellos a media jornada.
MÁS DE CIEN CLIENTES
Garra Climbing Shoes cuenta con una cartera de clientes que rebasa el centenar y la mayoría se encuentran en el extranjero. En España dispone de una treintena. Debido a ello, el 96% de su facturación procede de la exportación, mientras que las ventas en el mercado interior copan el 4% restante.
Su presencia en el extranjero cubre dieciocho países siendo Alemania y Francia sus dos principales mercados exteriores.
Gabriel Ruiz Almansa se muestra satisfecho de poder asegurar que “tenemos toda la producción vendida, la empresa registra beneficios anualmente, disfrutamos de una situación económica completamente saneada y gozamos de cero impagados”.
PRECIO DE VENTA
El empresario vende la empresa en conjunto (marca, cartera de clientes, nave y maquinaria de producción) por 600.000 euros.
Gabriel Ruiz Almansa se muestra, asimismo, dispuesto a vender por separado la compañía, es decir, por un lado, la nave y, por el otro lado, el negocio completo (marca y cartera de clientes y dejando la nave a un alquiler con un precio simbólico.
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