Urban Monkey prevé aumentar un 20% su facturación este 2021

Este 2021 Urban Monkey prevé facturar un 20% más que en 2019. Y eso sin tener en cuenta los centros de Villalba y Moralzarzal, abiertos tras la pandemia, y de los que todavía no se tiene datos sólidos para comparar. Por consiguiente, esta previsión del 20% de aumento sale de las cifras solo de la instalación de Madrid.

Este año habrán pasado por los rocódromos Urban Monkey cerca de 50.000 usuarios entre Madrid (30.000) y Villalba (20.000). Eso supondrá cerrar el año con un aumento del 25% respecto al año 2019. De Moralzarzal todavía no existen datos. Miguel Chamorro, socio de la empresa, se muestra optimista para el próximo 2022 y cree que “podemos llegar a crecer un 30% más”.

1.700 METROS CUADRADOS DE ESCALADA

“La escalada se está abriendo para que la acoja mucho público”, cuenta Chamorro. Una visión que ya tuvieron dicho directivo y sus otros dos socios en 2009, fecha en la que inauguraron el primer centro ubicado en el número 8 de la calle Tarragona de Madrid, y que cuenta con cerca de 500 metros cuadrados escalables. “Vimos que la escalada iba a ponerse de moda, ya que es un deporte divertido, muy completo y accesible para todos”, rememora.

En febrero de 2020, solo un mes antes de la explosión de la pandemia por el coronavirus, inauguraron su segundo rocódromo, en el número 12 de la calle Husillo de Collado Villalba, y también con cerca de 500 metros cuadrados aptos para la escalada. “El 2020 fue un desastre”, admite Chamorro. “La previsión era buena, habíamos invertido en Villalba, hecho reformas en el de Madrid… pero en marzo estábamos todos encerrados”, se lamenta.

“Un mal sueño del que aprendimos”, reconoce. Durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de ese 2020 la empresa empezó a remontar. Y este agosto de 2021 inauguraron el tercer rocódromo, ubicado en el 18 de la calle Guadarrama de Moralzarzal, y con más de 450 m 2 escalables. En total, con la suma de los tres centros, la enseña cuenta ahora con cerca de 1.500 m 2 de escalada.

CENTRADOS EN MADRID

“Ahora mismo tenemos que asentar y consolidar lo que tenemos, no hay planes de abrir nuevos centros”, afirma Miguel Chamorro sobre la posibilidad de seguir creciendo. Aunque admite que había planes de salir de la Comunidad de Madrid antes de la pandemia: “Había gente que iba a invertir en nuestros centros fuera de la Comunidad”.

“La idea era arrancar un rocódromo, gestionarlo durante un año y, después, derivarlo a otras personas”, una estrategia que ya siguen empresas como Indoorwall. La pandemia lo paró todo.

UN PÚBLICO CERCANO

Queriéndose alejar de los grandes rocódromos que se están construyendo ahora en España, con empresas como Indoorwall, Climbat, Sharma Climbing o Sputnik a la cabeza, Urban Monkey pretende ser más familiar. “Queremos que el público que venga sea súper cercano y se sienta como en casa”, cuenta el accionista.

Cada centro de la empresa imparte 18 clases al día, con una programación que permite que una clase no interceda en la otra. “Hicimos un estudio, vimos que el tema de dar clases de escalada iba a más y nos centramos en eso”. Aunque hay lecciones para todos los niveles y edades, destaca el número de colegios a los que dan cabida. Ahora trabajan con unos 15 centros escolares de la Comunidad de Madrid, que aportan unos 200 niños cada uno.

En los tres rocódromos de Urban Monkey ejercen unos 30 entrenadores, “que formamos nosotros en el centro y son cómplices de nuestra forma de trabajar”, añade Chamorro.

EL FUTURO: ESCALADA LÚDICA

“La escalada se está abriendo para que la acoja mucho público”, constata. Y es que en Urban Monkey visualizan el futuro de los rocódromos con un porcentaje de usuarios muy alto que practiquen la escalada “de forma lúdica”.

Reconoce, eso sí, que habrá una parte que si se va a tecnificar “con un nivel bestial porque va a tener unas herramientas brutales”. Y apunta al uso de aplicaciones móviles, uso de leds o paneles simétricos como clave en esta evolución técnica.