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Comercio mantero, urge cambiar el signo de su expansión

comercio mantero port_vell Barcelona

A juzgar por la reiteración con la que cada verano se acentua (todavía más que durante resto del año) el 'fenomeno mantero' y con la trayectoria alcista anual que el mismo sigue queda claro que son numerosos los ayuntamientos que ante esta cuestión acaban evidenciando la aplicación de una doble moral que acaba por privilegiar a los 'operadores' del 'comercio mantero' y castigando a los minoristas que cumplen y pagan todo el año sus impuestos a la corporación municipal. (FOTO: EL PERIODICO DE CATALUNYA)

(25-7-2016). El comercio mantero no cesa de expandirse y ello se hace más evidente aún en verano. Los detallistas de deporte aseguran que éste repercute seriamente en sus ventas, sobre todo de calzado y de réplicas.

La llegada de las vacaciones veraniegas ha vuelto a inundar paseos y plazas de las localidades turísticas (sobre todo de las del litoral) de manteros. Los detallistas vuelven a estar que trinan y muchos ayuntamientos vuelven a demostrar, un verano más (y ya van cerca de diez) su inoperancia, negligencia, desidia, permisividad… ante este problema que no muestra visos de resolverse y que ha acabado generando un ‘efecto llamada’ entre los inmigrantes que lo llevan a cabo y con el que las mafias que los exprimen hacen mucho más que el ‘agosto’.
Muchos ayuntamientos tienen estrictas normativas y regulaciones en materia de urbanismo, trafico, comercio, turismo, etc. Normas cuyo fin es definir unas reglas que favorezcan el juego limpio y castiguen a los tramposos. En teoría, todos estamos obligados a su cumplimiento y todos, absolutamente todos, hemos conocido, y tenido que asumir en algún caso, las consecuencias de haberlas infringido.

DOBLE MORAL MUNICIPAL

Las leyes, al menos eso se dice, están para cumplirlas. Sin embargo, a juzgar por la reiteración con la que cada verano se acentua (todavía más que durante resto del año) el ‘fenomeno mantero’ y con la trayectoria alcista anual que el mismo sigue queda claro que son numerosos los ayuntamientos que ante esta cuestión acaban evidenciando la aplicación de una doble moral que acaba por privilegiar a los ‘operadores’ del ‘comercio mantero’ y castigando a los minoristas que cumplen y pagan todo el año sus impuestos a la corporación municipal.

POLICÍA ‘ESPANTAPÁJAROS’

La política aplicada hasta ahora en esta cuestión por la mayoría de ayuntamientos ha sido la de que sus policías locales actúen como ‘espantapájaros’, es decir, aparecen y desaparecen periódicamente de las zonas de mercadeo con ‘objetivo disuasorio’ propiciando que los vendedores de las mantas huyan corriendo por el paseo con la mercancía colgada a la espalda o, simplemente, corriendo hacia la playa para, sí es necesario, meter los pies en la orilla del mar donde esos ‘comerciantes’ saben que la jurisdicción de los policías desaparece por la ley de costas y, por tanto, como en el juego infantil, los guardias no pueden actuar y los perseguidos están ‘salvados’.
Todo mercado se mantiene si hay compradores. Es evidente que los ‘cerebros’ que organizan este tipo de comercio (los inmigrantes que lo desarrollan son, en su gran mayoría, simples ejecutores-víctimas) saben que existen consumidores proclives a la compra de falsificaciones y/o imitaciones a precios no sólo pírricos  sino, además, negociables. Y esos ‘cerebros’ del comercio mantero son los que más tajada están extrayendo de  esa mano de obra que, por desgracia (y nuevamente por la ineficiencia y los tácticismos de los políticos) no cesa de crecer y a la que cada vez esclavizan más y más.

‘SANFERMINES’ POR LOS PASEOS

Queda claro que los paseos, plazas, calles, playas no pueden convertirse en ‘sanfermines’ en los que los guardias locales ejercen de becerros persecutores, ni mucho menos en escenarios de batallas de porrazos contra bolsazos o zapatillazos. Queda claro, igualmente, que la política de policías-municipales-espantapájaros tampoco es eficaz. Y, recientemente, ha quedado evidenciado también (al menos en Barcelona) que las pseudoconsentidas ‘zonas francas’ de mercadillo mantero, además de acabar superando los límites de espacio ‘acordados’ y de agravar el problema, encima acaban propiciando un nuevo negocio para los impulsores del comercio mantero que es el de la ‘contratación’ de espacios dentro de esa ‘zona franca mantera’ para que el inmigrante vendedor pueda poner su paradita. En resumen: no querías caldo? Pues toma dos tazas!
SANCIONAR A LOS COMPRADORES

Tras todo este compendio de necesarios pero demostradamente inútiles experimentos disuasorios para erradicar el comercio mantero queda por probar (pero de verdad, es decir, con firmeza) la estrategia de multar a los compradores, de utilizar policías locales de paisano que pillen ‘in fraganti’ a los compradores y les apliquen sanción siguiendo el mismo ‘modus operandi’ que tienen tan por la mano como es el de tráfico.
Y las multas no tendrian porque ser de grandes cantidades. Bastaría con sanciones de entre 50 y 100 euros por producto adquirido. Estoy convencido de que a muchos compradores ese riesgo les enfriaría sustancialmente el impulso adquisitivo.
Como apuntaba al principio, la condición humana demuestra que, por desgracia, reaccionamos más ante las amenazas de castigo que ante los premios. Mientras los consumidores del ‘canal mantero’ no sientan que comprar en él puede costarles caro, mientras sigan creyendo que los únicos amenazados son los vendedores; mientras exista, incluso, un minimo motivo de pretendida solidaridad que pueda justificar una compra a esos vendedores víctimas del actual escenario político-económico, será imposible cambiar el signo de la expansión que vive el comercio mantero.
Y en relación al dinero que pudiera recaudarse de las multas éste podría destinarse sobre todo a programas de ayuda a la población necesitada pero también a la mejora del comercio local.
Lo evidente es que seguir con las ‘políticas’ actuales solo beneficia a las mafias y a los consumidores sin escrúpulos, perjudica al comercio legal, genera pérdidas económicas cuantiosas y sigue demostrando la impericia política de los equipos de gobierno de las corporaciones municipales, verdaderos responsables, por su falta de visión y su doble moral, de que el canal mantero haya llegado hasta dónde ha llegado… Y no muestre indicios de cambio de signo en su auge.


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