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ESENCI@L

Diario de confinamiento (I)

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Cambiar el escenario laboral cotidiano a raíz del confinamiento decretado por las autoridades puede convertirse en una ventaja.

(16-3-2020). Hoy viviremos la primera jornada de trabajo bajo el Estado de Alarma decretado por el Gobierno a raíz del coronavirus. Sabemos el día que lo iniciamos, pero, a ciencia cierta, desconocemos si esos quince días fijados en principio no se van a prolongar por más tiempo. Vienen días difíciles y de horizonte incierto, pero la calma, la paciencia y la confianza son lo último que debemos perder.

España inicia hoy su primera jornada laboral bajo el estado de alarma decretado por el Gobierno el pasado viernes, 13 de marzo y cuyas medidas fueron anunciadas, tras largas horas de espera, por el presidente Pedro Sánchez, la noche de antes de ayer, sábado, 14 de marzo, y que ha supuesto la aplicación de un régimen de confinamiento de los ciudadanos. Un confinamiento social y, sobre todo laboral, no obstante, que todo parece indicar que va a vivirse de modo distinto (con mayor o menor flexibilidad) según en qué comunidades, tras las reacciones de algunas gobiernos autónomos.

Escribo estas líneas en casa y desde la terraza de mi apartamento veo el mar. Luce un sol precioso. Por supuesto, reconozco que soy un privilegiado por vivir en un sitio donde la gente acude de vacaciones. Es el pueblo de Calafell, situado en la provincia de Tarragona y a unos sesenta kilómetros de Barcelona.

Confío que un emplazamiento como este me haga más llevadero el confinamiento que ha provocado el coronavirus y que el pasado sábado un analista entrevistado por Catalunya Radio definía como el causante de la “tercera guerra mundial”. Menos apocalíptico, yo prefiero verlo como una opción de salir de la rutina e iniciar una nueva fórmula de trabajo que estoy seguro que me permitirá aprender un nuevo modus operandi, así como, quién sabe, incluso podría ser que me aportara una nueva perspectiva profesional.

Pese a lo mucho que se hizo esperar la comparecencia de Pedro Sánchez para anunciar las medidas que el Gobierno ha decretado para intentar contener la ofensiva del coronavirus, este pasado fin de semana ha sido un fin de semana menos trepidante, en cuanto actividad, y en el que las calles han estado desiertas, porque muchos ciudadanos, como sucede tantas veces (si no siempre), hemos ido por delante de los gobernantes.

Recuerdo que el pasado viernes por la mañana hablé con el CEO de Thomas Wellness Group, Tomás Junquera, quien me comentó que el 90% de los empleados de su empresa ya habían empezado a trabajar telemáticamente desde casa. Luego, por la tarde, la reconocida asesora de gimnasios y empresas suministradoras de productos de fitness, María Ángeles de Santiago me haría llegar el video realizado por la consultora que dirige, MAS, en el cual cada uno de los empleados de la firma explicaba que había decidido sumarse a la campaña ‘yo me quedo en casa’ y que apostaba por trabajar de forma telemática desde su domicilio.

UN VIERNES 13, INTENSO

El pasado viernes fue uno de los días más intensos que recuerdo de los algo más de veinte años que contabiliza ya CMDsport. En el departamento de redacción, las redactoras Paula Alonso y Sílvia González, así como yo mismo, estuvimos toda la mañana publicando noticias de cadenas de gimnasios y comunicados de empresas y de entidades que anunciaban el cierre de sus instalaciones, ya antes de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hiciera su comparecencia más tarde de las 15 horas decretando a medias (no comunicó entonces las medidas que se adoptarían) el Estado de Alarma en el país. Fue todo un reflejo de eso que llaman la ‘sabiduría del pueblo’ y que deja en evidencia como los ‘propulsores’ de la maquinaria del Estado son muy rápidos exigiendo pero terriblemente lentos en la toma de decisiones cuando más ágiles deberían mostrarse. Uno llega a pensar que, hasta en momentos que evidencian indicios de cierto pánico colectivo como los que vivimos, les siguen pesando más los intereses electorales que la ciudadanía.

Recuerdo la tardanza del presidente Sánchez porque desde CMDsport nos dio tiempo de mandar un newsletter a la audiencia del sector del fitness en el que yo mismo conminaba a los profesionales de los gimnasios a secundar los cierres de centros anunciados por algunas cadenas de gimnasios y a demostrar de este modo ante la ciudadanía la firme apuesta por la salud y el bienestar del fitness español ante la población. Sin duda, aquellos momentos supusieron una magnífica oportunidad para que el sector del fitness evidenciara con hechos lo que ha venido pregonando de palabra en los últimos tiempos.

LA DIFICIL DECISIÓN DE CERRAR

Sin embargo, reconozco, que cerrar no era una decisión fácil, sobre todo, como ya decía en aquel artículo del pasado viernes, por la débil situación de liquidez financiera que atraviesan gran cantidad de cadenas y gimnasios en el país, aunque, en determinados círculos, se haya tomado a este sector como una especie de ‘gallina de los huevos de oro’.

Y como los gimnasios, también parte del comercio reaccionó antes que las esferas gubernamentales. Cadenas como El Corte Inglés, las enseñas del grupo Inditex, y otras de la moda ya el sábado por la mañana decidieron cerrar sus puertas al público a instancias de decretos de los gobiernos autonómicos de las comunidades donde operan.

No obstante, se echaron de menos, comunicados de prensa con las posturas ante el coronavirus por parte de las centrales de compras, así como de las cadenas de deportes. Quedó claro que cerrar por propia iniciativa era una determinación demasiado exigente y que proliferó con abundancia la creencia de que, pese a las informaciones sobre el crecimiento exponencial de la pandemia del coronavirus (Covid-19), el pavor al cese súbito de ventas era tremendamente agudo.

MEDIDAS “INVASIVAS”

España está confinada. No lo está del todo, sin embargo. Las medidas decretadas por el Gobierno dejan abiertas, según consideran algunos, “demasiadas puertas de acceso a la expansión del contagio del virus (siguen parcialmente abiertos puertos, aeropuertos y líneas ferroviarias)”. Así lo consideró un 38% de la audiencia que tomó parte en una encuesta del programa de TV3, Faqs, emitido el sábado pasado por la noche, en el cual se preguntaba a los espectadores qué le parecían las medidas adoptadas por el Gobierno. Con todo, debe reconocerse que en la misma encuesta, un 43% de los encuestados (la mayoría) tildaron las medidas de “invasivas”, justificando tal consideración en base a la anulación de determinados derechos individuales elementales.

Tras el primer fin de semana de ‘ensayo’ de confinamiento, hoy arranca probablemente de modo rotundamente fehaciente, el confinamiento real de la sociedad española. La gran mayoría de empleados de las empresas deberemos intentar continuar trabajando desde nuestros domicilios particulares y a muchos (empresas y trabajadores) no les será fácil, por lo inusual de la fórmula y/o por dificultades tecnológicas.

INICIO DE UN TUNEL CON FINAL IMPRECISO

Como decía al principio, sabemos cuándo empezamos pero, por desgracia, desconocemos si los quince días que, en principio, debe durar esta medida, no deberán ser prolongados. Los expertos ya han vaticinado que hasta después de semana santa, es difícil que se recupere la normalidad.

A nadie escapa que vienen tiempos de muchos esfuerzos y sacrificios. También de muchas pérdidas económicas. No en vano, a las de los gimnasios y el comercio, pueden sumarse ya las de las empresas de ocio deportivo y turismo que, han visto como desde la increíble pero demoledora levedad de su ser, el coronavirus se ha llevado por delante las campañas de semana santa. Indudablemente, los efectos del Covid-19 son y serán completamente transversales.

FALTA DE MEDIDAS ECÓNOMICAS CONCRETAS

Ante este escenario, se echó de menos que en la relación de medidas expuesta por el presidente Sánchez la noche del sábado, no se equilibrara la lógica, pero larga, relación de agradecimientos que dio, con una relación de medidas referidas a cómo se van a intentar, desde el Gobierno, contrarrestar, ni que sea parcialmente, los efectos del coronavirus sobre la economía.

Ayer domingo, desde Cataluña, su presidente, esbozó una lista sucinta en la que destacaba las siguientes peticiones al ejecutivo gubernamental:

  • Suspender el plazo de pago de tributos, las cotizaciones de la Seguridad Social, la cuota de autónomos y ampliar los vencimientos.
  • Definición de compensaciones para los autónomos.
  • Mantenimiento de las remuneraciones de los trabajadores que tengan que quedarse en casa.
  • Establecer nuevas líneas de crédito sin límite de liquidez.
  • Fijar que los expedientes de reducción temporal de empleo (ERTE) no consuman paro ni hagan perder poder adquisitivo a los trabajadores que deban acogerse a él.
  • Suspensión del pago de hipotecas.

Estoy convencido de que la gran mayoría de empresarios de gimnasios, comercios deportivos y pequeñas y medianas empresas del mercado deportivo suscribirían estas peticiones, especialmente, por la inquietud que les generan, no ya el coronavirus en sí, sino también y especialmente los efectos que este confinamiento de duración realmente imprecisa pueda tener sobre sus negocios y empresas. Ya lo decía el presidente catalán ”si el Estado inyectó 60.000 millones de euros en el rescate bancario causado por la crisis del periodo 2008-2012, el Estado no debería poner límites ni a los importes ni a los plazos para ayudar a trabajadores, autónomos y a empresas ante la actual emergencia sanitaria”.

Veremos qué sucede en los próximos días. Presagio que, pese al confinamiento, el país estará más movido que cuando las calles estaban a rebosar.

MANTENER LA CALMA PARA APRENDER

Lo que no deberíamos perder es la calma, aunque estemos sumidos en una situación de “incertidumbre brutal”, como la calificaba el pasado viernes María Ángeles de Santiago. Aprovechemos estos días para acostumbrarnos a la nueva velocidad que tomará la cotidianidad. Puede ayudarnos a adquirir, como apuntaba antes, una nueva perspectiva del escenario, quizás más amplia y menos condicionada. Una visión en la que seamos capaces de encontrarnos de nuevo con nosotros mismos y ello nos lleve a interpretar mejor lo que le está sucediendo al mundo y a evaluar si no podemos aprovechar esta oportunidad para intentar cambiarlo… de una vez. No olvidemos que los cambios propician eso: oportunidades de aprender y mejorar.


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