(13-7-2022). El euro alcanzó este martes la paridad con el dólar lo cual, sumado a la fuerte inflación, puede llevar a nuevos desafíos al mercado deportivo. El economista Paco Subías analiza los efectos inmediatos de la devaluación de la moneda y qué puede hacer el sector para paliarlos.
La progresiva devaluación del euro, que ya le llevó la semana pasada a situarse en mínimos de hace 20 años, ha culminado finalmente este martes en la paridad con el dólar. Tras dos décadas de dominio de la moneda única, el euro y el dólar ya valen exactamente lo mismo.
Precios de las importaciones al alza
Un signo, comenta el economista Paco Subías, “de la mala situación económica que atraviesa la zona Euro” y que va a tener ya sus efectos inmediatos, empezando por las importaciones. “Las empresas importadoras van a tener que pagar más por los productos que adquieran en países como Estados Unidos, China y zonas de Latinoamérica”, advierte el experto, quien señala que “disponer de fábricas fuera de la zona Euro no va a servir para abaratar esas importaciones”.
En este sentido, explica que “las fábricas en países extranjeros venden en la moneda local y parte de sus accionistas suelen ser empresas locales, que no aceptarían rebajas de sus precios. A lo que se suma las regulaciones a nivel internacional que hacen que las operaciones de compra-venta entre compañías vinculadas estén sujetas a normativas de precios de transferencia. Es decir, no pueden vender a un precio por debajo de lo considerado razonable”.
Dependencia china
De acuerdo a los últimos datos disponibles, el 62% de las importaciones españolas de productos deportivos en 2021 fueron de origen chino. Mientras que un 37% procedieron de la Unión Europea. “Con estos datos en la mano, a corto plazo, y si no se da una gran variación en los porcentajes, la teoría marca que los precios suban por efecto de la devaluación, por el coste de transporte y también por factores internos chinos”, pronostica Subías.
Sin embargo, esta subida de precios no se trasladaría inmediatamente al precio final de los productos deportivos a ofrecer al público, ya que “el stock comprado con tarifas antiguas y acumulado permitirá a los importadores aguantar sus precios hasta que se dé salida a toda esta mercancía”, opina, advirtiendo que, sin embargo, será tan sólo “cuestión de meses que se acabe repercutiendo en menor o mayor medida”.
Incremento del precio final
Se avecinan unos meses complicados para la economía de la zona Euro. “El dibujo actual es de inflación alta, suministro de materias primas incierto, síntomas de una cierta contracción económica y un Banco Central Europeo (BCE) que se resiste a subir los tipos de interés como sí ha hecho el mercado americano, para evitar entrar en recesión”, resume Subías, quien sin embargo opina que al final el BCE va a tener que claudicar y “acabar subiendo los tipos de interés porque el enemigo para el BCE, al igual que para la Reserva Federal Americana, es la inflación”.
Una inflación disparada y que la población ya ha notado de forma directa en forma de subidas de precios y del coste de vida. A lo que se añade la devaluación del euro que, en el caso de España, “supondrá un efecto directo en el valor de la cesta de la compra, teniendo en cuenta que los precios del petróleo y de otras materias primas están referenciados al dólar y, en menor o mayor medida, están presenten en todos los productos y servicios que producimos y consumimos”.
Analizar la sensibilidad al precio
Para este economista, parece claro que este escenario, sumado a la presión de otros costes, va a llevar a las empresas del sector deportivo a “repercutir costes y vender sus productos a un precio más alto”.
Situación que va a coincidir en el tiempo con una probable contención del consumo prevista para la vuelta de vacaciones, cuando “las familias hayan gastado parte de lo ahorrado en pandemia y dispongan de unos salarios que les permitan comprar menos cosas por el efecto de la inflación”.
Un escenario que para el experto va a obligar a las empresas del sector deportivo a “hacer microeconomía”. En concreto, “van a tener que analizar muy bien la sensibilidad de sus consumidores al precio de sus productos y servicios”.
En este sentido, comenta que “lo normal es que las subidas de precio lleven a menos ventas y a una reducción de consumo, pero es trabajo de cada vendedor y cada empresa que se cumpla o no la relación”.
Para ello, aconseja valorar dos aspectos del consumidor. “Por un lado, si la empresa dispone de consumidores fieles a la marca, que seguirán comprándola aunque suba de precio, si bien probablemente reduzcan el volumen de consumo”. Por otro, “si entre la clientela predomina la sensibilidad de demanda primaria, que les llevará a cambiar a una opción más barata en cuanto tengan la oportunidad”.
“Los gestores se van a ver obligados a ajustar muy bien su gestión para que salgan unos números razonables”, advierte el experto.
Exportaciones, una oportunidad de comercio
Pero no todo son desventajas y es que esta situación de alta inflación y devaluación de la moneda puede mejorar las relaciones comerciales con mercados exteriores. “Una devaluación abarata las exportaciones ya que las otras monedas incrementan su valor. Lo cual abre la oportunidad de vender más en el exterior, que dependerá de si los productos europeos se han abaratado tanto que a los compradores les compense comprar más cantidad”, valora.
Un nuevo escenario
Preguntado sobre la duración que puede presentar esta situación económica, Subías lamenta que “la solución de la crisis de 2008, que se solucionó en falso imprimiendo mucho dinero, está siendo parte del problema de la actual crisis de 2022”.
A lo que se suma el hecho de que “no es un tema exclusivamente económico; hay una guerra que amenaza con crear nuevos bloques políticos, otras posibles pandemias, problemas medioambientales…, lo cual hace difícil la reversión de la situación”, opina.
En su lugar, pronostica que “la devaluación es un síntoma de que nos encaminamos hacia un nuevo escenario, que será más favorable para aquellas empresas que sepan gestionarlo. Por lo tanto, será importante la capacidad de gestión de los negocios para adaptarse a la nueva situación que se avecina”, concluye.
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