El retail deportivo independiente, forzado a racionalizar efectivos

Ashi Sports había llegado a tener hasta seis puntos de venta, con productos de running, fútbol, tenis, pádel, baloncesto, balonmano y voleibol. En los últimos dos años ha cerrado tres establecimientos y tiene previsto acometer un cuarto cierre de cara a principios de 2021, según explica el administrador del negocio, David Dolz.

El comercio situado en la calle de Sant Antoni Maria Claret de Barcelona está en liquidación con los pocos productos de lifestyle y deportes de equipo de los que todavía dispone el operador. Según sentencia Dolz, “el comercio pequeño sin especialización no tiene ningún futuro”,  y tras ello, se referiere a la competencia online de los grandes operadores, así como de las propias marcas como principal motivo para el actual escenario. “Los negocios de barrio nos estamos quedando sin margen”, lamenta.

La crisis económica derivada de la pandemia ha sido la puntilla, sostiene el detallista. El auge del comercio online se ha sumado a la “brutal oferta existente” lo que todavía dificulta más la supervivencia de tiendas que basan su propuesta de valor en el asesoramiento y la experiencia física.  “La única manera que tendríamos para competir sería llegar al cliente final a través de los clubs deportivos, pero entonces no podríamos sostener la actual estructura de la tienda a pie de calle”, asegura Dolz.

Ante este escenario, Ashi Sports centra sus esfuerzos de cara a los próximos años en el running, si bien no descarta la existencia de una línea especializada en voleibol. “Es un deporte minoritario, incapaz de sostener una tienda exclusiva, pero estamos valorando la posibilidad de seguir ofreciendo productos a través de nuestros canales”, señala el detallista.

La tienda de Sant Antoni Maria Claret cerrará “en enero o febrero”, a la espera de liquidar el stock disponible. El actual horario de la tienda es lunes, de 5 a 8 de la tarde; de martes a viernes, de 11 de la mañana a 2 de la tarde y de 5 a 8, y sábado, de 11 a 2.

Escenario complicado en Barcelona

Como ya se ha apuntado, Ashi Sports contará, a partir de principios del año que viene, con dos tiendas. Una situada en Barcelona y la otra, en Sant Cugat del Vallés. Dolz considera que el modelo de comercio especializado en running “puede tener futuro para los próximos años”, si bien puntualiza que el escenario es muy complicado por dos motivos.

El primero de ellos es la captación del consumidor más joven: “ahora mismo la mayoría de nuestros clientes son mayores de 30 años. Habrá que ver si cuando las nuevas generaciones sean los consumidores principales éstos también siguen apostando por el asesoramiento en la tienda física”.

El segundo motivo de la actual complejidad del escenario del mercado del running se refiere a la alta competitividad en grandes ciudades como Barcelona. Precisamente, en el caso de la Ciudad Condal, ésta ya sólo cuenta con tres tiendas especialistas en running e independientes: Ashi, Ríos Running y Bikila. El detallista achaca esta situación a la relevante incidencia sobre el corredor popular de grandes superficies como Decathlon, El Corte Inglés o Wala, así como la apuesta de los proveedores por abrir puntos de venta físicos y potenciar, simultáneamente, su canal online. En ese sentido, sólo en Barcelona, se pueden encontrar tiendas de running de Nike, New Balance o Asics.

Ventas a la baja

Tras unos meses de mayo, junio y julio positivos para Ashi Sports, que se aprovechó del boom del running, el mercado se ha ido normalizando. “De agosto hasta octubre registramos un descenso de la facturación del 15% en relación a 2019 y en los últimos días las ventas se han estancado bastante”, explica Dolz.

El detallista argumenta la situación en base a la incertidumbre económica que sufren muchos trabajadores, especialmente los del sector del turismo y de la restauración, “que afrontan un momento complicado y racionalizan muchísimo sus gastos”.

Dolz considera que una vez superadas las restricciones sanitarias y el contexto de miedo actual, los clientes volverán a las tiendas. Quizá no con tanto dinamismo como tras el confinamiento pero suficiente como para mantener unas cifras de venta mínimas para la sostenibilidad de los establecimientos.