(16-10-2023). En numerosos canales de video online, y también en eventos deportivos, aparecen con frecuencia influencers realizando actividades dirigidas de fitness. Según denuncia la empresaria e instructora de fitness, Azahara Fuentes, en numerosas ocasiones se trata de “plagios de reconocidos programas de fitness, realizados por gente sin la debida formación”.
Esa es una práctica, según sostiene la empresaria e instructora de fitness, Azahara Fuentes, que “no solo es ilegal, sino que además puede llegar a tener consecuencias peligrosas para la salud de las personas que sigan las indicaciones de esos falsos instructores”.
Fuentes enfatiza que “plagiar programas es ilegal, pero vemos a gente haciéndolo en eventos de fitness multitudinarios. Es extraño que los organizadores lo permitan”.
PRAXIS CON “CONSECUENCIAS CONTRAPRODUCENTES”
Fuentes expone que “un programa de fitness con soporte musical no es solo pasarlo bien con unas buenas coreografías y una música animada”. La instructora explica que esas actividades dirigidas son diseñadas con estructuras específicas, incluyendo calentamiento, orden de trabajo y diferentes intensidades en la realización de los ejercicios. “Si no se realiza el programa de la manera adecuada, puede haber consecuencias contraproducentes a nivel físico”, afirma.
La instructora señala que “si quieres impartir actividades dirigidas con soporte musical hay dos opciones, hacer la formación y pagar la licencia de los programas que se comercializan o diseñar tu propia coreografía y música si tienes la formación necesaria”.
Programas licenciados
Fuentes recuerda que en los inicios del fitness cada instructor diseñaba y montaba sus propias coreografías y músicas. Hasta que fueron apareciendo Les Mill, Zumba y, en los últimos años, propuestas como Fitconcept Pro, Strong Nation, Ballet fit… La experta considera que la llegada de esos programas respondió a una necesidad del sector, dado que no había suficiente talento a nivel individual para el desarrollo de todas las clases necesarias.
Azahara Fuentes advierte que las actividades dirigidas creadas por compañías de fitness están reguladas contractualmente. Por ejemplo, según explica, “si trabajas con Les Mills pagas una licencia y estás obligado a hacer reciclajes periódicos; con Zumba los instructores deben estar certificados y pagar mensualmente una membresía”.
La empresaria e instructora afirma que no cumplir con los requisitos supone “una competencia desleal que perjudica a instructores, gimnasios y usuarios, además de a los propios programas”.
Diferenciación con desarrollo propio
“Les Mills siempre tendrá su púbico; ellos son los ‘padres’; mucho de lo que se ha creado después se ha inspirado en ellos”, apunta Fuentes. La experta añade que posteriormente han surgido otros programas de gran calidad, algunos con precios más asequibles para centros de menor tamaño. Asimismo, Fuentes señala que la última tendencia es hacia el desarrollo de programas propios.
Según explica, tanto gimnasios independientes como algunas cadenas de centros “buscan la diferenciación elaborando sus propias actividades dirigidas”. Para ello, esas compañías están aprovechando el talento y formación de sus instructores, según manifiesta Fuentes. Así, por ejemplo, hay gimnasios que dejan de ofertar Zumba para incorporar Urban Dance o Latin Dance con coreografías y música propia.
Otra motivación para caminar en esa dirección sería lograr una reducción de costes, necesaria para muchos para paliar los efectos negativos de la pandemia.
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