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FITNESS

Ejercitarse en sótanos oscuros y antiguos tiene más beneficios de lo que se piensa

¿Cómo afecta el entorno a los resultados de la práctica deportiva?

gimnasio-oscuro

(27-7-2018). El espacio en el que se lleva a cabo el ejercicio físico condiciona los resultados que se obtendrán de esa práctica. Pero, al contrario de lo pensado, los espacios limpios, bien iluminados y con grandes ventanales no son los más beneficiosos. O, al menos, así lo ha determinado un estudio.

No hace falta acudir a un gimnasio lujoso si se quiere fortalecer y sentirse mejor después del ejercicio físico. Así lo concluye una investigación realizada por la Universidad de Dinamarca en la que se ha constatado que la ambientación del espacio donde uno practica deporte tiene efectos directos en los resultados que se obtienen, aunque no los pensados a priori.

La profesora de salud muscular y articular de la mencionada universidad, Ewa M. Roos, explica que “en estudios anteriores se había demostrado que un entorno hospitalario agradable, con grandes ventanas con vistas a la naturaleza, podía acelerar la recuperación de los pacientes. Nos interesaba saber si ocurría el mismo efecto en las salas de actividad física”.

Para ello, se llevó a cabo una investigación con un grupo de 82 personas escogidas al azar, con 35 años o más y que acusaran dolores de cadera y rodilla. El grupo fue dividido en dos subgrupos que se ejercitaron en dos ambientes distintos.

El primer grupo, compuesto por 42 personas, se ejercitó en una sala moderna con vistas a un espacio natural, mucha luz solar y maquinaria de fitness de última generación. El segundo grupo, formado por 40 individuos, fue enviado a ejercitarse a una habitación sin ningún tipo de adorno y oscura, situada en el sótano de un edificio de los años setenta. Un fisioterapeuta supervisó los dos grupos sin conocer el propósito del estudio.

Durante las ocho semanas que duró el programa, los participantes informaron sobre su sensación de mejoría general, alivio del dolor y mejora funcional. “Probamos su capacidad aeróbica, fuerza muscular y velocidad de caminata antes y después de las ocho semanas. También entrevistamos a algunos de los participantes para obtener una mejor comprensión de sus experiencias de ejercicio en las dos salas diferentes”, describe la profesora en el resumen de la investigación.

Resultados de la investigación

Cuando terminó el estudio, los investigadores detectaron mejoría en ambos grupos, aunque uno de ellos informó que se sentía mejor en general y con más alivio del dolor. Sin embargo, destaca el estudio, “no hubo diferencia en la capacidad aeróbica, la fuerza muscular y la velocidad de marcha entre los grupos”.

Hubo un tercer grupo de 21 personas que no se ejercitaron durante estas ocho semanas y que también fueron estudiados. El resultado es que estas personas no mejoraron en ninguna de las variables tomadas.

Mejorías en el sótano oscuro

Lo llamativo de la investigación fue que el grupo que había referido sentirse mejor que el otro fue el que se ejercitó en el sótano antiguo, oscuro y descuidado.

“Estas personas no percibieron negativamente la apariencia envejecida de la sala. Se sentían como en casa y expresaban nostalgia porque les recordaba el gimnasio de su vieja escuela. También profesaban un sentimiento más fuerte de compañerismo, trabajando en equipo para lograr sus objetivos”, revela el estudio.

Por su parte, “en la sala nueva y moderna, los ventanales eran vistos como distracciones y los participantes dijeron no sentirse parte de un equipo. Los grandes espejos de las paredes tampoco fueron apreciados. Los individuos dijeron que no les gustaba el aspecto de sus piernas no entrenadas y sus cuerpos en algunos casos con sobrepeso”.

Así, esta investigación danesa dio con la conclusión de que un espacio que incluya todo tipo de lujos y detalles no tiene porqué ser el mejor ambiente para entrenar.


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