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FITNESS

YogaOne ofrecía sesiones gratuitas a fundaciones y entidades sociales

La pandemia deja en ‘stand by’ un proyecto de yoga solidario

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Rino Cavaiuolo, coordinador de esta iniciativa solidaria impulsada desde YogaOne.

(9-11-2020). El Estado de Alarma que se decretó en marzo, obligó a suspender hasta nueva orden una iniciativa de yoga solidario impulsada por YogaOne que ofrecía sesiones orientadas a colectivos en situaciones complicadas: desde centros penitenciarios a fundaciones que agrupan a personas con distintas enfermedades o en riesgo de exclusión.

En 2018, YogaOne, la franquicia especializada en yoga del grupo DiR, empezó un proyecto solidario consistente en ofrecer clases de yoga gratuitas a colectivos afectados por distintas problemáticas. Fue impulsado por la directora de la Fundació DiR, Isabel Cava, y el coordinador y profesor de yoga de los gimnasios DiR, Rino Cavaiuolo.

La iniciativa empezó en una prisión, el Centre Penitenciari de Dones de Barcelona, pero, poco a poco, fue extendiéndose a otras entidades con públicos muy transversales: desde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) a las fundaciones Aura, Pere Tarrés y Sant Pere Claver, entre otras.

YOGA PARA TODOS

“Últimamente el yoga se estaba volviendo algo selectivo. Sólo podías practicarlo si te podías permitir una matrícula o mensualidades. Pero uno de los pilares del yoga es que todos somos iguales. Fundamos esto para que el yoga fuera para todos y fuera accesible también para las personas en situaciones un poco complicadas que no hubieran tenido la posibilidad, el tiempo o la capacidad económica para pagar una cuota”, expone Rino Cavaiuolo, coordinador de esta iniciativa solidaria.

La pandemia dejó en ‘stand by’ este proyecto, que tenía la intención de añadir este año entre cuatro y cinco entidades más, como Casa Ronald McDonald, de forma que habría cerrado el año con un total de entre 10 y 12 entidades.

Desde marzo pasado, sin embargo, la pandemia les ha impedido reanudar su actividad. El hecho de dirigirse a algunos colectivos con problemas de salud complica su vuelta, que aún sigue sin fecha concreta. Todo dependerá de la evolución de la situación epidemiológica.

FEEDBACK POSITIVO

“Tenemos toda la voluntad de volver cuando nos lo permitan. El feedback de los usuarios siempre ha sido positivo, y cada vez teníamos más peticiones de centros interesados”, reconoce Cavaiuolo. Cada entidad recibía clases -normalmente una a la semana, aunque algunos centros pidieron doblar esa cifra ante la alta demanda registrada- de un profesor voluntario que podía adaptarse a la parrilla de actividades que se celebran en cada centro. Ni los profesores ni YogaOne cobraban nada por este servicio.

“Mi experiencia dando clases en la cárcel o con personas sin hogar, igual que la de otros compañeros con personas con enfermedades, fue muy positiva desde el punto de vista físico, mental y humano”, asegura el coordinador de la iniciativa, que reconoce que, como profesor, ha significado “dar un paso más allá”.

Cavaiuolo destaca la importancia de crear un vínculo con los colectivos a los que se dirigían. “Son personas que hacen muchas actividades. Me advirtieron que algunas de ellas se irían enseguida si no las enganchaba rápido. Pero trabajamos técnicas para retenerlas y que tuvieran ganas de volver la próxima vez. La clave es crear un vínculo con la persona, y el yoga es el instrumento para crearlo”, confiesa.


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