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“Los gimnasios podrían contribuir a mitigar la ola de trastornos mentales que se avecina”

Para el experto en entrenamiento, nutrición y psicología de la Universidad Europea de Madrid, Vicente Javier Clemente, la pandemia ha despertado "un fuerte impulso en la sociedad de hacer actividad al aire libre", e invita a los gimnasios a potenciar su carácter outdoor y atender la salud mental de sus clientes de forma activa con ejercicio y nutrición.

El próximo mes de septiembre pueden confluir en el tiempo fenómenos como la depresión post-vacacional y la vuelta definitiva al trabajo presencial, con un posible repunte de casos de Covid y anuncios de nuevas dosis de la vacuna. Fenómenos, advierte el entrenador, nutricionista y psicólogo Vicente Javier Clemente, que pueden “alimentar una ola de trastornos de salud mental en España”.

Para el experto y profesor de la Universidad Europea de Madrid, la pandemia ha hecho multiplicar las patologías relacionadas con la salud mental, hasta el punto de que “hay consultas de psicología en Madrid que cuentan con listas de espera de 7 meses”.

Un problema que para este licenciado en ciencias del deporte y graduado en nutrición y psicología, el sector del ejercicio físico tiene mucho que decir. “Existen numerosos estudios que demuestran que los trastornos de ansiedad y depresión mejoran con la práctica de actividad física, combinada con una correcta nutrición”. Ámbitos en los que, apunta, “el sector del fitness y los gimnasios puede aportar su conocimiento y experiencia”.

Vicente Javier Clemente es profesor de Entrenamiento en la Facultad de Ciencias del Deporte y director del Grupo de Investigación en Psicofisiología Aplicada de la Universidad Europea. Es además graduado en Nutrición y Psicología.

Focos de estrés

Septiembre y octubre constituyen los meses clave en los que se desarrollan las principales campañas anuales de captación de clientes de gimnasios. La vuelta del verano se ha identificado tradicionalmente con la vuelta a las rutinas y la necesidad de ejercitar el cuerpo tras unas semanas de descanso y excesos.

Sin embargo, se trata de un momento, y este año en especial, en el que también van a coincidir varios aspectos estresores que pueden afectar a la salud mental de la población. Aspectos mencionados como la depresión post-vacacional a la que se suma en esta ocasión una normalización del trabajo presencial que puede llevar a que “personas que hasta hace dos meses, y durante los dos últimos años, hayan evitado el contacto porque se les ha dicho que acercarse mucho a otra persona puede matarles, de golpe se vean obligadas a sentarse delante de sus compañeros de trabajo, sin protecciones”, apunta Clemente, quien advierte que “puede generar episodios de ansiedad”.

A lo que se añade la posible futura evolución de la pandemia y sus consecuencias. “Con el calor, los contagios bajarán, pero también se relajarán las medidas de contención y aumentarán los contactos, propiciando que el próximo septiembre se pueda producir una nueva variante y una nueva ola de contagios. Evolución que, además, puede llevar a los gobiernos a empezar una nueva campaña de vacunación. Aspectos todos que, tras el parón estival, nos hagan recordar que la pandemia sigue entre nosotros, aflorando antiguos miedos y ansiedades”.

Por no hablar de la elevada cifra de personas que sufren Covid persistente o que arrastran trastornos ansioso depresivos desde el confinamiento, para los que urge abordar su salud mental.

El fitness como medicina

Un ámbito en el que el sector del fitness puede desempeñar un papel activo. “Hasta ahora, el sector ha tratado la salud mental como un nicho de mercado que no ha sido demasiado explotado, pero un entrenamiento dirigido con un plan de nutrición, puede llevar a mejorar muchos estadios ansioso-depresivos que están aflorando”, comenta Clemente.

Y pone un ejemplo práctico; “Como director del grupo de Investigación Consolidado en Psicofisiológica Aplicada de la Universidad Europea de Madrid, hemos visto casos con cuadros severos de ansiedad y depresión, con tendencias suicidas, que tras seis semanas de someterse a un programa de ejercicio físico pautado y un plan de nutrición, han visto remitir todos sus síntomas sin el uso de ningún fármaco”.

Clemente recuerda que “el ejercicio físico es un desestresor natural y, si se mantiene el tiempo, además de la mejora de la condición física, ayuda al cuerpo a segregar unas proteínas que tienen un efecto antiinflamatorio, que afecta directamente sobre la ansiedad y la depresión”.

Además, continúa, “se ha demostrado que la microbiotia intestinal regula comportamientos gestados en el cerebro, por lo que una dieta rica en alimentos antiinflamatorios o que no contribuyan a la inflamación sistémica, también mejoran estadios de trastornos de salud mental”.

Ámbitos de crecimiento

Evidencias que llevan a Clemente a aconsejar al sector del fitness a “tomar en serio la salud mental” como uno más de los servicios que ofrecen las instalaciones deportivas. De hecho, el ejercicio como medicina para la salud mental, junto al asesoramiento nutricional, constituyen dos de los tres ámbitos en los que el experto considera que el sector debería enfocar su atención tras la pandemia, para contribuir a su recuperación total.

El último ámbito se trataría del ejercicio outdoor. “El Covid ha cambiado el contexto y las necesidades de los usuarios de gimnasios. Antes se destinaba una hora de la jornada diaria a acudir al club deportivo y desempeñar una rutina fitness. Pero tras los confinamientos y cuarentenas, impera la necesidad de salir al exterior y de socializar al aire libre”.

Motivos que habrían llevado, a su parecer, a que se haya incrementado notablemente “la práctica de deportes de resistencia como running, carreras de montaña, triatlón y natación en aguas abiertas”, que habría llevado a muchos deportistas a “cambiar la cinta y la bicicleta del gimnasio por ejercitarse al aire libre y en grupo”.

De ahí que aconseje a los operadores fitness, “seguir apostando y potenciar aún más las áreas outdoor desarrolladas en los clubes durante la pandemia”. Así como “potenciar las actividades en grupo como grupos de corredores y competiciones”. Porque, concluye, “tras dos años de limitarnos el movimiento, ahora se busca el vector contrario, también en la práctica deportiva”.

Mireia Arjona: