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Según un estudio

Perder fuerza y masa muscular es un riesgo cardiovascular

Perder fuerza y masa muscular es un riesgo cardiovascular

El estudio destaca el tremendo potencial del ejercicio de resistencia y del entrenamiento de fuerza para revertir tanto la enfermedad como los efectos del envejecimiento.

(11-10-2019). La pérdida de fuerza y masa muscular es uno de los factores de riesgo respecto a la enfermedad cardiovascular. Sin embargo, puede ser corregido con un programa de entrenamiento de fuerza, incluso, en personas mayores, afirma un estudio.

El ejercicio físico regular, y concretamente, el que se realiza para mejorar la fuerza muscular, mejora la salud cardiovascular a través de mecanismos no tradicionales. Como ejemplo, con la liberación, por los músculos esqueléticos, de sustancias saludables para el corazón (denominadas mioquinas) o la mejoría de la microbiota intestinal (los microorganismos de los intestinos). Así lo afirma Ciber, Centro de Investigación Biomédica en Red.

Comprender las vías a través de las cuales la actividad física influye en los diferentes sistemas y órganos del cuerpo humano podría dar lugar a nuevas estrategias terapéuticas para atacar los mecanismos de las enfermedades cardiovasculares. Estas conclusiones las recoge un artículo publicado en la revista científica Nature Reviews Cardiology), uno de cuyos autores es Mikel Izquierdo Redín, jefe de grupo del Ciberfes, catedrático del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

Ejercicio físico como medicina

La pérdida de fuerza y masa muscular es uno de los factores de riesgo  que se olvidan  de la enfermedad cardiovascular. Sin embargo, puede ser corregido con un programa de entrenamiento de fuerza, incluso, en personas mayores, afirma el estudio.

Además, subraya que ya es hora de considerar el ejercicio físico como una medicina para el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares. A diferencia de la mayoría de los fármacos, el ejercicio está, en gran parte, libre de efectos adversos, y sus beneficios son, en un cierto grado, dosis-dependientes. Es decir, una vez lograda de forma gradual una habituación a él, se pueden aumentar las dosis de actividad física.

Potencial de la actividad física

Sin embargo, los investigadores lamentan que “el tremendo potencial del ejercicio de resistencia y del entrenamiento de fuerza para revertir tanto la enfermedad como los efectos del envejecimiento sobre la masa muscular y, por lo tanto, mejorar la salud cardiovascular, es poco reconocido en la mayoría de los tratamientos clínicos”.

De ahí que plantean “una visión integradora de las enfermedades cardiovasculares en el contexto de todo el cuerpo humano”.

El sistema cardiovascular (corazón, vasos sanguíneos con arterias, venas y capilares, y sangre) no debería ser separado de otros órganos, como los ya citados músculos esqueléticos o la microbiota intestinal cuando se abordan las enfermedades cardiovasculares.

Esta visión integradora se traduce en incluir no solo el sistema cardiovascular, sino también la interacción entre el corazón y los vasos sanguíneos con otros tejidos, incluido el músculo esquelético, el tejido adiposo e, incluso, el intestino. Y empleando, además, diversos enfoques: epidemiológicos, fisiológico y molecular. A su juicio esta perspectiva integradora “podría ser de gran ayuda para los profesionales sanitarios que no prescriben ejercicio físico a sus pacientes”.

Mas información en Nature Reviews Cardiology y Ciber


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