(19-4-2023). La cadena de gimnasios boutique Sportup ha previsto abrir entre mayo y junio su tercer centro en Zaragoza, con el que iniciará un plan que le debe llevar a superar las 50 unidades en el mercado español para 2026.
La propuesta de gimnasios boutique de entrenamiento personal SportUp inicia una nueva etapa en el mercado que le debe llevar a sumar más de 50 nuevos centros por la geografía española en un plazo de tres años.
Nacida hace 12 años como empresa de servicios de entrenamiento personal para gimnasios y centros deportivos, la enseña afincada en Zaragoza abrió su primer centro boutique en 2013, al que le acompañó un segundo, también en la capital maña, en el año 2017.
Justo antes de la pandemia, en 2019, se aventuró a abrir su primera franquicia, que ubicó en la zona de Romareda, convirtiéndose en su tercer centro en Zaragoza. Un año más tarde, en 2020, la enseña concentró su negocio en su segundo centro propio y en el franquiciado, pasando además a integrarse dentro del grupo empresarial Nodriza Tech, un ‘venture builder’ tecnológico que ha permitido a la empresa afianzar su proyecto y asentar las bases de su futuro crecimiento.
50 aperturas hasta 2026
Una expansión que retoma este mismo año con la apertura, entre los meses de mayo y junio, del que se va a convertir en su tercer centro. El proyecto se ubicará también en Zaragoza, en Miraflores, y estará liderado por el franquiciado de la enseña Iñaki López, el cual se une a la central pasando sus centros a operar como propios. “El objetivo es abrir entre dos y tres centros más propios, para después desarrollar la franquicia”, explica Carlos Iriarte, director de expansión de SportUp, quien señala que “aún hay espacio para crecer más en Zaragoza”, sin perder de vista otras zonas del país.
“Una vez alcanzamos los seis boutique, arrancaremos la expansión”, comenta, siendo el objetivo abrir al menos dos centros más durante 2024, para acelerar entre 2025 y 2026 hasta completar una cincuentena de aperturas.
Modelo de negocio optimizado
La empresa da este paso después de llevar a cabo un “ajuste interno” y una “redefinición del modelo de negocio”, con el propósito de mejorar los índices de rentabilidad y la satisfacción tanto de clientes como de trabajadores. “Todos nuestros empleados son titulados universitarios y cuentan con contratos a tiempo completo y un plan de carrera que parte desde el entrenador junior hasta gestor de un gimnasio”, apunta al respecto.
La inversión requerida para la implantación de un gimnasio SportUp ronda entre los 60.000 y los 70.000 euros, incluyendo canon de entrada, contando con un retorno de menos de año y medio y un ebitda de entre el 30 y el 35%.
“Queremos demostrar que es un negocio rentable”, afirma Iriarte, siendo la rentabilidad uno de los seis principales aspectos diferenciales del modelo de negocio de SportUp, que además cuenta con una metodología de entrenamiento propia en función del perfil del cliente y orientada a resultados, así como un sistema propio de captación de clientes.
De cara al desarrollo de la franquicia, la enseña cuenta además con todos sus procesos estructurados y definidos, incluyendo tareas que “el que se inicia en un negocio fitness ni siquiera conoce”.
Además de un programa de formación, en cuyo contenido ha contribuido Nodriza Tech, y que aporta conocimientos técnicos y de gestión. Por el momento este programa es interno, aunque entre los planes de la compañía figura digitalizarlo y hacerlo accesible a profesionales externos a la cadena. Todo ello, con un “soporte permanente” a todos los centros.
Recorrido para el entrenamiento personal
Los centros SportUp cuentan con una media de 150 clientes por estudio, realizando una media de entre 600 y 700 sesiones de entrenamiento al mes. Su ticket medio se sitúa en torno a los 180 euros, contando con un perfil mayoritario de clientes de entre 30 y 50 años, el 70% de ellos mujeres.
En los últimos meses también ha reforzado el servicio a grupos reducidos para jóvenes que “huyen de clases masificadas y buscan un entrenamiento más personalizado”·, comenta Iriarte quien augura un sólido recorrido al entrenamiento personal, a pesar de la constante alta inflación. “En tiempos de crisis se mira más el bolsillo, pero la población está concienciada y cada vez más se valora el trabajo de profesionales cualificados en entrenamientos más personalizados”, concluye.
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