(30-10-2015). La práctica del Yoga en familia es una de las mejores actividades para que padres e hijos compartan tiempo de calidad y bienestar juntos. Es una oportunidad para mejorar el vínculo familiar y afectivo, donde padre-madre y niño se conocerán un poco más, aprendiendo los unos de los otros.
En las sesiones de yoga en familia, las prisas y las preocupaciones quedan fuera de la clase para que nazca un ambiente de acompañamiento, respeto y comprensión hacia los pequeños y de éstos hacia los padres. Como comenta Martha Tena, profesora de Yoga Familiar en la plataforma virtual Television Consciente, bailarina y asesora doula, “recoge su esencia del yoga tradicional con la particularidad de que participa toda la familia a través de técnicas que están muy relacionadas con el juego, las canciones, etc. Son sesiones muy dinámicas y creativas que buscan la conexión padre-madre-hijo”.
La base de esta conexión radica precisamente en que, a diferencia del yoga infantil, es una actividad para todos. “Padres y madres participan de las propuestas exactamente igual que los pequeños”, afirma Martha.
El Yoga Familiar se puede empezar a practicar con el niño a partir de edades muy tempranas, prácticamente desde que es un bebé. “Aunque normalmente podemos asociar esta modalidad de yoga hasta la adolescencia, eso no quiere decir que no se pueda seguir practicando después de llegar esta etapa en la vida de un hijo”, comenta Tena.
Beneficios
El Yoga Familiar actúa y trabaja en cuatro planos diferentes, cada uno de los cuales aporta una serie de beneficios al pequeño y también al padre y madre.
– Plano físico: A nivel general, esta modalidad de yoga permite mejorar y aumentar la flexibilidad y fortaleza. También hay una mejora del riego sanguíneo y de las funciones cerebrales así como de los diferentes sistemas del cuerpo como el musculo-esquelético y endocrino. “Tal y como marca la tradición del yoga”, añade Martha, “a través del movimiento se pretende mejorar la salud para, de esta forma, poderte desarrollar en otros aspectos de la vida”.
– Plano emocional: El hecho de trabajar en pareja, en este caso, padre o madre y niño, permite trabajar valores como el respeto, la entrega o la escucha. “En estas sesiones buscamos que el niño escuche su propio cuerpo y sus necesidades personales, pero también las de su padre o madre y viceversa. Diríamos que es una escucha hacia dentro y también hacia fuera”, asegura Tena.
Generar confianza
Uno de los valores que también se trabaja dentro del Yoga Familiar es la confianza mutua tanto del niño hacia la figura materna o paterna como la del padre o madre hacia su propio hijo. “Uno de los ejercicios que practicamos para trabajar este valor es que el adulto guíe al niño con su mano y también que el pequeño guíe a su padre o madre”, afirma Martha.
Dentro de este plano emocional, se trabajan también técnicas de respiración para ayudar al pequeño y a sus padres a sobrellevar momentos de ansiedad o enfado. Como comenta Martha, “cuando fluyen estas emociones, la respiración nos ayuda a mantener la calma dentro del caos externo que pueda haber. Se realizan sencillos ejercicios que después cada uno se puede llevar a su casa y practicar cuando afloren estas situaciones”.
El Yoga Familiar también puede ayudar al niño a superar posibles problemas de timidez o de aislamiento.
– Plano mental: La finalidad es favorecer la claridad mental, la concentración y estar en el momento presente. “En los pequeños es importante entrenar la concentración”, argumenta Tena, “para no llegar a la dispersión cuando se convierta en adulto y tener los recursos en los momentos en los que haya mucho ajetreo a su alrededor”.
– Plano espiritual: A un nivel más profundo, el Yoga Familiar ayuda a despertar el amor y respeto por uno mismo y hacia el mundo que le rodea. “Yoga significa unión”, explica Martha, “y eso es lo que se pretende. Primero la unión con uno mismo, después con la familia, el grupo y finalmente con el mundo”.
El Yoga Familiar busca, en todo momento, buscar un entorno de diversión para compartir. “Hay que buscar el Ananda, la alegría profunda de la práctica del yoga. Una sesión es como realizar un ensayo para después trasladarlo y manifestarlo en la vida”, concluye.
Más información: www.televisionconsciente.com
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