(13-12-2024). Las vitaminas no nos aportan energía pero sin ellas nuestro organismo sería incapaz de aprovechar los nutrientes. Belén Rubio, Dietista de Alimmenta, nos da las claves sobre las vitaminas principales, sus leyendas y bulos, la realidad y en qué alimentos podemos encontrarlas.
El cuerpo humano necesita vitaminas y minerales y su carencia puede provocar desequilibrios que afecten gravemente la salud, nos explica Belén Rubio, Dietista de Alimmenta. Pero avisa que “esa necesidad es algo que las empresas farmacéuticas conocen perfectamente y por ello llevan años perfeccionando mecanismos de marketing que consiguen generar anualmente cerca de 146 mil millones de dólares de beneficios. Se prevé que el valor global de este mercado de los suplementos de vitaminas y minerales crezca hasta 250 mil millones de dólares en 2032. Pero, ¿necesitamos estos suplementos?”, pregunta Rubio.
La experta afirma que “una dieta saludable puede proporcionarnos las vitaminas y minerales que necesitamos. Únicamente deberíamos comprar suplementos en casos en los que su suplementación esté justificada por carencias específicas. Para saber si es tu caso, un médico de cabecera puede solicitarte una analítica completa”.
Los alimentos proporcionan una combinación única de nutrientes, fibra y fitoquímicos que mejoran la biodisponibilidad y su absorción. Estas características no son replicables en el caso de los suplementos y por eso se recomienda obtener vitaminas directamente de los alimentos, asegura Belén Rubio.
¿Qué vitaminas necesitas y dónde encontrarlas?
La Dietista añade que “las vitaminas no nos aportan energía pero sin ellas nuestro organismo sería sencillamente incapaz de aprovechar los nutrientes. La buena noticia es que una dieta equilibrada (sí, esa dieta que va bien para tantísimas cosas) nos aportará todas la vitaminas que nuestro cuerpo necesita para realizar los procesos metabólicos”. A continuación una recomendación sobre las más importantes:
La vitamina A y la leyenda de la supervisión
Durante la Segunda Guerra Mundial se extendió el mito de los pilotos de la Royal Air Force británica comían zanahorias para mejorar su visión nocturna. En realidad, con ese bulo pretendían ocultar la tecnología de radar que habían comenzado a utilizar. Pero detrás de ese bulo había parte de verdad: alimentos como la zanahoria, la espinaca, los pimientos rojos, el hígado o los productos lácteos te aportarán vitamina A, esencial para la visión, la piel y para el sistema inmunitario.
La vitamina D y el raquitismo
Durante el siglo XIX y principios del XX muchos niños trabajadores sufrieron raquitismo. En plena edad de crecimiento, se veían obligados a trabajar muchísimas horas dentro de fábricas, talleres textiles y minas, privados de la exposición solar necesaria para sintetizar la vitamina D, fundamental para el desarrollo óseo.
La exposición al sol y la ingesta de pescados grasos como el salmón o la lubina, la ingesta de huevo y lácteos, te harán mantener unos buenos niveles de vitamina D y absorber correctamente el calcio.
La vitamina B12 y el veganismo
Sí, una dieta vegana, bien planificada, puede ser perfectamente saludable pero es necesario una suplementación con B12, vitamina esencial para la formación de los glóbulos rojos.
Las vitaminas del grupo B son importantes para el metabolismo celular y para el sistema nervioso. Una dieta en la que introduzcas carne, pescado, huevos, frutos secos y legumbres, semillas y verduras, te proporcionará B12, B6 y ácido fólico (B9). Pero recuerda suplementarte con B12 si tu dieta es vegana y, si estás pensando en quedarte embarazada, preguntar a tu ginecólogo o ginecóloga por la suplementación en ácido fólico.
La vitamina C y el zumo de naranja
No, las vitaminas de tu zumo exprimido no se evaporan a los pocos minutos de exprimirlo pero, no, el zumo de naranja no es la mejor manera de tomar vitamina C.
Los dietistas siempre te recomendaremos comer la naranja (o la fruta cítrica que más te guste) entera y no en zumo. Aunque no pasa nada si de vez en cuando te bebes un zumo exprimido. Pero en el día a día, para introducir vitamina C mejor recurre a las frutas enteras: un par de kiwis o mandarinas, un pomelo, una naranja entera o también piña natural.
Verduras como los pimientos, la coliflor, el repollo o las espinacas, también aportarán vitamina C a tu dieta.
Vitamina E y la margarina
En los años ochenta en la televisión no se paraba de emitir un anuncio en la que un actor que hacía de reportero llegaba en helicóptero a la salida de un colegio y proponía a los niños que probaran un bocadillo untado con margarina. Mientras lo comían, el periodista destacaba que además era rico en “vitamina E”. Y en este caso no era un bulo. Efectivamente, la margarina te aporta vitamina E, como durante muchos años se han esmerado en destacar los responsables de marketing de estos productos. Ahora bien, un dietista o un dietista-nutricionista no te propondría introducir vitamina E a base de bocadillos de margarina. Es mucho más recomendable introducirla con pequeños puñados de frutos secos o con conservas de pescado, por ejemplo.
“Es importante introducir en la dieta algunos alimentos de cada grupo. Quizá, por motivos de disponibilidad en tu zona, no tengas acceso a todos o puede que alguno no te guste, pero siempre encontrarás alternativas que te proporcionarán las vitaminas que tu cuerpo necesita”, concluye Belén Rubio.
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