Agradecimiento del sector de los deportes de aventura a la Confederación Hidrográfica Ebro

Las diferentes asociaciones de la Cuenca del Ebro de Turismo Activo (Cantabria Activa, Aktiba, TDAragón, Asociación del Noguera Pallaresa y otras de Cataluña, Atacyl de Castilla y León, Asociación Navarra de Empresas de Actividades Turísticas) han expresado su agradecimiento a la Confederación Hidrográfica del Ebro por tener en cuenta los usos turísticos en la gestión de los caudales en momentos de especial crisis climática que llevan a una situación de sequía y escasez que provoca restricciones y reajustes. Éstas pueden imposibilitar el desarrollo económico generado alrededor de las actividades de aventura, especialmente en torno a los ríos de Aguas Bravas y sus embalses (Río Alto Ebro, Río Gállego, Río Ésera, Noguera Pallaresa, Noguera Ribagorzana, Ebro, Embalses del Mediano, Grado, Linsoles, Mequinenza,…).

El aprovechamiento turístico no consumidor de agua de los ríos y embalses de toda la Cuenca ha creado una fuerte actividad económica basada en los aprovechamientos hídricos, hoy por hoy aún considerados lúdicos, siendo generadores de riqueza y, por lo tanto, productivos.

Un valor de 29 millones de euros

Esto permite el disfrute de por lo menos unas 825.000 actividades en sus ríos, con un valor económico directo de más de casi 29 millones de euros en la Cuenca del Ebro (sin incluir el turismo generado en pantanos: canoa, pesca, kite-surf, actividades acuáticas…). Este tipo de actividades se desarrollan fundamentalmente en áreas rurales, posibilitando nuevos yacimientos de empleo y contribuyendo a la dinamización económica de estas zonas.

La gestión del agua en situaciones de sequía es un asunto crucial que afecta a muchos sectores. Por ello, es importante destacar la labor de la Confederación Hidrográfica del Ebro en la mediación y establecimiento de puentes entre los diferentes actores, sindicatos de riego, hidroeléctricas, usos industriales, etc. Su alta capacidad de gestión ha permitido un diálogo y la búsqueda de un máximo consenso para garantizar en la medida de lo posible –aunque con altas restricciones debidas a la gravedad de la sequía– la actividad turística y, así, posibilitar la continuidad de este tipo de actividades de turismo de aventura y su mínima sostenibilidad.