(20-7-2020). Los deportes de lucha están viviendo su particular calvario durante esta pandemia. El judo, el taekwondo y las demás disciplinas vinculadas a las artes marciales han tenido que frenar casi en seco una actividad que ve como su factor elemental, el contacto, es ahora su principal enemigo.
El COVID-19 obligó a que estos deportes cerrasen sus centros tres meses, pero ninguna de las modalidades han podido regresar aún a su antigua normalidad. A mediados de mayo, varias de las federaciones (boxeo, esgrima, judo, karate, lucha olímpica, taekwondo, kickboxing y muay thai) se unieron bajo un mismo paraguas, la Unión de Federaciones Españolas de Deportes de Contacto (UFEDC). Un organismo pensado para unir fuerzas y lograr sobrevirir ante la pandemia.
Las federaciones piden al COI, al CSD y al Gobierno asemejarse a otros deportes de contacto como el fútbol, donde son frecuentes los abrazos incluso en la nueva normalidad. “Tienen que entender la idiosincrasia de nuestro deporte. Nosotros también podemos hacer un protocolo similar”, reivindican.
LOS CLUBES, AL LÍMITE
Representan a más de 300.00 federados y 4.000 clubes, un tejido deportivo que está en grave riesgo. “Hay mucha gente que lo está pasando mal y que lo puede pasar peor conforme esta situación se alargue en el tiempo. Esta dificultad por abrir negocios está creando una incertidumbre y una situación terrible”, afirma Juan Carlos Barcos, presidente de la Federación Española de Judo y Deportes Asociados (RFEJYDA).
“Todos, desde los centros más antiguos y los más nuevos, intentan capear de la mejor manera el temporal. Aún no estamos en una situación en la que haya centros que vayan a cerrar. Será un palo económico grande, pero vamos a superarlo”, reconoce Barcos. Buena parte de estos se están salvando gracias a la “solidaridad” de la mayoría de sus practicantes, que siguen pagando las cuotas para permitir que los clubes sobrevivan pese a no poder hacer la actividad habitual.
La gran incertidumbre, ahora, es saber hasta cuándo van a resistir los clubes esta situación. Por el momento, ni la Federación Internacional de Judo ni las autoridades han marcado aún ninguna fecha concreta para volver. Sin embargo, el colectivo tiene la esperanza de que el deporte de competición y formativo puedan volver a su antigua normalidad en septiembre. Si esa fecha se retrasa, podría ser calamitoso para el colectivo.
OBLIGADOS A REINVENTARSE
Mientras tanto, los deportes de contacto han tenido que reciclarse adaptándose a las medidas de distanciamiento social, unos cambios que alteran notablemente su idiosincrasia. “Los profesores me mandan cosas muy curiosas para poder mantener la actividad lo mejor posible”, constata Barcos.
Hoy, los centros que albergan estos deportes acogen a mucha menos gente de lo habitual. Los practicantes, además, se reparten en el tatami divididos por cuadrículas para mantener las distancias sociales. Quienes pueden practicar con otro deportista, lo hacen siempre manteniendo la misma pareja. A veces, incluso, con mascarilla. Un elemento indispensable en la entrada y la salida de los centros. La limpieza, con geles para los pies y las manos, es otra constante.
En la mayoría de ejercicios de los entrenamientos se procura no utilizar el contacto. Así, es frecuente ver a profesores explicando ejercicios en solitario o invitando a hacer entrenamientos con sombras. “Buscamos alternativas hasta donde se nos permita”, anota el presidente de la federación de judo. Los protocolos de distanciamiento social afectan también a los deportistas de alto nivel, que aunque están entrenando, lo hacen “con cierta dificultad”. Algunos de ellos trabajan con la mirada puesta en Tokio 2021 mientras pasan distintos tests para evitar contagios.
NO TEMEN UNA PÉRDIDA DE FEDERADOS
En la RFEJYDA dan por hecho que es posible que en los próximos meses haya una caída en el número de licencias federativas por el miedo a contagiarse.
Sin embargo, creen que a partir del 2021 muchos practicantes “volverán con más fuerza”. “Cuando la gente vea que puede practicar su deporte manteniendo todas las garantías sanitarias sin correr ningún riesgo, se volverá a una situación como la de antes, sino mejor”, sentencia Barcos.
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