(15-11-2021) Dos años después de ser reconocido por la Real Federación Española de Judo y Deportes Asociados (RFEJYDA) como mejor club de judo español de 2019, el Judo Club Sotillo ha logrado sobrevivir al covid gracias a las subvenciones públicas que han recibido por tener equipos de campeonatos nacionales.
La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid han salvado al mejor club de judo español de 2019. Así lo reconoce el director del Judo Club Sotillo, Carlos Sotillo, quien sostiene que sin las subvenciones que ambas administraciones han repartido a la entidad por los equipos que tiene compitiendo en torneos nacionales e internacionales, su centro muy probablemente no habría resistido el impacto de la pandemia.
“Prácticamente he estado viviendo de estas ayudas. Sin ellas habría cerrado. Las dos administraciones nos han dado ayudas importantes para los equipos de la liga nacional”, comenta a CMDsport. A este centro le ha salvado, precisamente, su larga tradición a nivel de competición de judo y la destacada cantidad de deportistas de alto nivel que tiene. Con 35 años de trayectoria, por el Judo Club Sotillo han pasado miles de judokas de todas las edades, entre ellos nueve olímpicos.
La pandemia ha sido un auténtico calvario para la gran mayoría de clubes de judo españoles. Durante el verano de 2020, este centro en concreto vivía “una situación un poco extrema”, según confesó su máximo responsable a este medio.
RETICENCIAS DE LOS COLEGIOS
Antes de la pandemia, el Judo Club Sotillo acogía un total de 1.200 usuarios sumando a los niños y niñas de todos los colegios (unos 23) y guarderías (unas 20) que llevaban. El covid les llevó a perder más del 90% de sus usuarios, lo que situó el centro en un contexto crítico.
Un año y medio después, el Judo Club Sotillo ha iniciado la temporada 2021-22 con unos números muy distintos: entre 600 y 700 usuarios de la mitad de colegios que antes y de unas 18 guarderías. “Aquellos colegios que no han empezado el curso a nivel de judo ya no lo harán, eso está claro. Algunos, sobre todo los públicos, han sido más reticentes a volver a hacer clases extraescolares, mientras que los concertados y los privados han empezado y les está yendo bien”, admite Sotillo. “Este será un año de transición, de estabilidad y de asentamiento. Esperamos dar un paso adelante en 2022”, añade.
Algo mejores son las cifras de abonados del gimnasio que tienen en el centro: unos 60 adultos y 100 niños hasta categoría infantil. Unas cifras que mejoran a las que tenían en febrero de este mismo año: 50 adultos y 40 niños. “Hemos logrado cerrar grupos de judo y de natación en septiembre, algo que no ocurría nunca en este mes. Han influido dos factores: las ganas de la gente de volver a hacer actividades y el tratarse de un año post olímpico, que siempre se nota”, detalla.
EL COSTE DE LAS COMPETICIONES
Los deportistas del Judo Club Sotillo se topan con otro obstáculo económico provocado por la pandemia: el alto coste de los desplazamientos para acudir a las competiciones nacionales. “La Federación Internacional de Judo (IJF) nos exige quedarnos tres noches en un mismo hotel que quizás te cuesta 150 euros la noche. Al final, contando a los entrenadores, te puede costar 3.000 euros participar en un campeonato en el que quizás te eliminan a la primera, es una locura”, critica.
El sistema actual les obliga a permanecer en un mismo hotel y no pueden cambiarlo por otro más barato, como podían hacer antes, ya que su acreditación, y por tanto la posibilidad de competir, está ligada a la permanencia en ese mismo hotel, donde conviven a modo burbuja y del que no pueden salir mientras dura la competición. “El judo empieza a convertirse en un deporte para millonarios”, se queja.
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