(29-6-2017). Txema Onzain (Getxo, 1959), navega en patín a vela desde hace unos 25 años. Ha sido especial protagonista de esta VI Volta a Menorca – Trofeu Lluís Gay 2017, a raíz de ser el único patrón que, al menos por ahora, ha roto el palo de su embarcación.
Txema Onzain, navega desde que empezó con el patín a vela, por el Club Natación Barcelona. Quedó segundo en la regata clasificatoria para la VI Volta a Menorca – Trofeu Lluís Gay 2017 y antes de ayer, después de ganar la regata de la segunda etapa de dicha travesía, cuando se encaminaba hacia playa, una racha de 23 nudos le partió el palo (de la marca AG Plus y con una antigüedad de seis años) por debajo de la cruceta. Reconoce que “me quedé a cuadros” y que “mientras me remolcaba Rafael Figuerola hacia tierra, pensé que igual podía continuar la Volta con el palo de un patín que quedó en Mahón, si había posibilidades de irlo a buscar. Sin embargo, jamás se me pasó por la cabeza que fuera posible reconstruirlo”.
“UN CRACK”
Este vasco que, antes de ir en patín, había navegado en crucero, califica al director náutico de la Volta y fundador y máximo responsable del astillero Pativela.cat, Rafael Figuerola, como un “crack”. Reconoce que alucinó “cuando, tras llegar a la playa de La Vall, lo vi buscando trozos de madera. Rafael encontró uno que le pareció bueno para introducirlo como ‘alma’ entre los dos trozos del palo roto y se lo llevó al Santa Eulalia cuando nos fuimos al barco con las dos mitades del mástil”.
Al llegar al pailebote, sin embargo, Rafael Figuerola preguntó al capitán si disponían de alguna madera vieja para comprobar si el tronco de pino hallado en la playa era la mejor opción. Le facilitaron una balda del barco que ya no utilizaban y, tras evaluar las dos opciones, el director de Pativela.cat se decantó por la balda.
Txema Onzain explica que “tras meternos con la balda en el taller del Santa Eulalia, le pregunté a Rafael si quería una cerveza o agua. Me respondió que no quería nada. Que sólo quería acabar”.
DOS HORAS Y MEDIA DE RECONSTRUCCION
El patinista confiesa que sintió “admiración ante la destreza de Rafael trabajando con aquel trozo de balda. Le dio forma, lo pulió y lo acabó dejando perfecto para introducirlo entre las dos mitades del palo. Tras ello, fijó las dos partes a aquella balda de 110 centímetros con seis tornillos por encima de la cruceta del palo y cinco más por debajo de ella. Toda la operación duró dos horas y media y Rafael no cesó de trabajar ni un segundo”.
Preguntado sobre cómo funcionó el ‘apaño’ al día siguiente (ayer), Onzain ha asegurado que “aunque fue una etapa tranquila en cuanto a viento y no forcé, me pareció que el mástil aguantaba bien y creo que llegaré a Mahón con este palo reconstruido”.
“EN MANOS DE LA NATURALEZA”
Preguntado sobre qué es lo que más le está seduciendo de esta primera Volta a Menorca en la que participa, el patinista ha destacado “la incertidumbre”. Tras ello ha añadido que “aquí manda la naturaleza y debes adaptarte a lo que ella decida. En cierto modo, se parece a una regata de altura. Puedes intuir acontecimientos, pero, nunca sabes con certeza lo que va a pasar”.
Onzain también ha destacado “el trato afable, simpático y respetuoso de los compañeros de travesía”, así como el buen ambiente reinante con la organización y con la tripulación del Santa Eulalia”. Sobre dicha tripulación ha añadido “son gente muy maja y me encanta ver que son gente que están trabajando pero que, a la vez, es como si fueran de paseo”.
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