‘San Rafael’ de pativela.cat

Txema Onzain enfilaba ya hacia la cala La Vall con la satisfacción de haber ganado la primera regata que se ha disputado en esta edición 2017 de la Volta a Menorca – Trofeu Lluís Gay. Soplaba fuerte, muy fuerte. Pero la ilusión de la victoria y lo cerca que tenía ya la playa le animaron a afrontar las rachas de 23 nudos que parecían salir en chorro desde la cala con entusiasmo. Le pareció que podía cazar todavía un poco más y tiró de la escota con fuerza. De repente, oyó un crash, vió como la vela se caía, percibió que el barco se paraba. Todo eso pasó en un abrir y cerrar de ojos. De hecho cuando vio su patín desarbolado, todavía tardó unas décimas de segundo en entender lo que acababa de sucederle. Y, seguramente, todavía tardó un poco más en pensar en las consecuencias que aquello podía tener.

Una vez su cerebro se puso completamente en clave de ‘patinista desarbolado’, seguramente dio por prácticamente concluida su aventura de la Volta a Menorca. No en vano, seguramente se le arremolinaban en su mente, plagada de sensaciones como rabia, y frustración, preguntas tales como ¿cómo conseguir un palo para mañana mismo? ¿Tendrá alguno de reserva la organización? Y si no lo tiene, ¿desde dónde traerlo? ¿Cómo hacerlo llegar hasta esta cala? ¿Cuánto tiempo tardaría en llegar? Sí, seguramente Onzain concluyó que la Volta a Menorca, su Volta, por muy gran prueba que pueda ser, no es la Copa América, ni cuenta con los recursos logísticos para acometer un desafío de este calibre.

Mientras se encontraba a la deriva y el viento continuaba ‘atacándole’ desafiante, se acercó a rescatarle el director náutico de la Volta a Menorca, Rafael Figuerola.

“¿QUE NO ME PREOCUPE?”

Seguramente, Rafael que, quienes le conocemos, sabemos que será muy bohemio, pero es un trozo de pan y un entregado, debió preguntarle cómo se encontraba y viéndole la rabia y la frustración en los ojos a Txema Onzain, seguro que le dijo “no te preocupes”. Y seguramente Onzain, debió agradecerle los ánimos pero, seguramente también, debió pensar para sí mismo: “¿que no me preocupe? ¡Acabo de quedarme sin Volta!”.

Pero Rafael Figuerola, seguramente, mientras llevaba remolcado hasta playa al patín y a su patrón desaborlado, ya iba pensando cómo podía solucionarse aquel mal entuerto.

Y una vez llegados a tierra, sacó la caja de herramientas y le pidió a Onzaín que le ayudara a desnudar el palo. “Dejemos sólo el palo, quitemos los obenques y nos llevaremos este juguete roto al Santa Eulalia y convertiremos estas dos mitades en un palo de nuevo”.

Seguramente, a Txema Onzain se le hizo la luz, si bien, probablemente, no dejó de lado completamente el escepticismo que, habitualmente, tienen todos los vascos. Pero, no le quedaba otra que confiar en lo que le decía el fundador y máximimo responsable del astillero Pativela.cat.

Y así fue, una vez llegados al Santa Eulalia con las dos mitades del palo roto, Figuerola se marchó con ellas al taller de la bodega del Santa Eulalia.

EL ‘MILAGRO DE SAN RAFAEL’

Según me explicaría ayer noche por whatsap (no había cobertura telefónica en La Vall) el presidente del Comité Organizador de la Volta a Menorca, Gerard Esteva, “Rafael estuvo mirando una serie de maderas que llevaba el Santa Eulalia y cuando vio una que le pareció lo suficientemente robusta como para acometer su idea, empezó a pulirlo. Aquel trozo de madera angulosa, se convirtió en una especie de asta redondeada con el perímetro suficientemente estrecho como para poder introducirlo dentro de las dos mitades del palo y, una vez dentro, soldar las dos mitades y acabar de fijarlo con los reglajes del flexo”.

Esta mañana, Txema Onzain ha vuelto a poner el palo sobre su patín y a las ocho se ha hecho a la mar para acometer la tercera etapa de la Volta a Menorca –Trofeu Lluís Gay 2017.

Posiblemente, al zarpar, Onzain ha pronunciado una breve oración de agradecimiento a un nuevo santo, su santo: ‘San Rafael de Pativela.cat.

A continuación, te ofrecemos varias fotografías, realizadas por Gerard Esteva, sobre el proceso de reconstrucción del palo roto de Txema Onzain ejecutado por Rafael Figuerola.

Rafael Figuerola puliendo el trozo de madera que serviría de alma del palo reconstruido.

Comprobando si el perímetro del alma de madera cabe en el palo.

Introduiendo el alma de madera dentro del palo, una vez comprobada que su sección era la adecuada.

Las dos mitades del palo roto nuevamente unidas mediante el alma de madera especialmente elaborada por Rafael Figuerola.

Imagen de la juntura antes de proceder al ajuste definitivo y soldadura.