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RUNNING

Los riesgos del running

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(14-12-2016). No todo son bondades cuando se habla del running y por ello queremos alertar de algunos de los riesgos que conlleva su práctica.

No nos cansaremos nunca de defender las bondades del running, pero también debemos explicar que practicar este deporte entraña algunos riesgos y peligros, como resaltan varios conocedores de la materia.

El primer punto negativo que comporta el running es el riesgo de lesionarse. Y diréis que cualquier práctica de ejercicio físico conlleva intrínseco el riesgo de lesionarse, pero numerosos estudios han concluido que el running es uno de los deportes que más lesiones genera entre sus practicantes.

De hecho, se estima que hasta el 79% de los corredores habituales se lesionan, como mínimo, una vez al año. Y, lógicamente, esta proporción aumenta cuanto menor sea la preparación física del corredor. Según destacan desde la publicación PlayGround, este porcentaje de deportistas lesionados es mucho mayor del que se da en otros deportes.

También es más variado que en otras disciplinas deportivas el origen de las lesiones, ya que en el caso del running se pueden ver afectados prácticamente cualquier parte del cuerpo desde los huesos, los tendones, los ligamentos y los músculos, pasando por partes concretas como los pies, tobillos y rodillas, e incluso la columna vertebral.

A más ejercicio continuado, más sobrecargas

Otro riesgo relacionado con el running es la sobrecarga muscular. Según el entrenador personal Lee Boyce, citado por la publicación PlayGround, las personas tienen “una gran cantidad de desequilibrios musculares. Los músculos de un lado de la articulación suelen ser más débiles que los del otro lado”.
Es por ello que defiende que no es demasiado buena idea “hacer grandes carreras de resistencia, pues si se dan 10.000 pasos en 30 minutos, se sobrecarga mucho la musculación”.

Existen estudios que han establecido que correr a menudo provoca dolor crónico y, en consecuencia, se recomienda su moderación. De hecho, hay un estudio concreto realizado en Dinamarca que determina que correr más de 4 horas a la semana provoca el mismo daño que llevar una vida sedentaria.

La recomendación de estos analistas es de no correr más de 2 horas y media a la semana y tampoco completar distancias muy largas. En este sentido, se cree beneficioso alternar la carrera larga con series cortas y rápidas.

No hay milagro adelgazante

La práctica del running también suele relacionarse con la pérdida de peso. Sobre todo por las personas que se inician en este deporte de la mano de una dieta y con el objetivo de bajar algunos kilos que sobran.

Pero, como destacan en PlayGround, la realidad es que “al correr durante largos periodos no perderemos tanto peso como lo haríamos con ejercicios de resistencia anaeróbica”.

Así lo defiende el entrenador Lee Boyce en esta publicación: “Los ejercicios que contraen rápidamente las fibras musculares ayudan a mantener las articulaciones reforzadas y fuertes, por lo que se trata de una mejor elección en general. Además, perderemos más grasa, al igual que ganamos más músculo al coger un mayor peso durante poco tiempo. Estás haciendo algo que requiere fuerza, explosividad, esfuerzo e intensidad al mismo tiempo. Así que los músculos tendrán que hacer un trabajo más duro y quemarán más calorías. Y, lo que es más importante, aumentarás tu metabolismo después de haber terminado el entrenamiento”.

De acuerdo a esta explicación, al aumentar el metabolismo, durante el descanso posterior al ejercicio se continúan quemando calorías, de forma que se tiene una pérdida de peso extra tras el entrenamiento.

Existen varios estudios que justifican esta teoría. El más esclarecedor es uno de 2008 publicado en la revista Medicine & Science in Sports & Exercise. Para la investigación, 27 mujeres con obesidad se separaron en tres grupos. El primero corrió cinco días por semana a una intensidad medio-baja. El segundo, corrió solo tres días por semana pero a alta intensidad. Y el tercero omitió el ejercicio por completo. Después de 16 semanas de entrenamiento, las mujeres que perdieron cantidades significativas de grasa eran las del segundo grupo, mientras que la del primer grupo se mantuvieron en el mismo estado que el tercero.

De estos datos se desprende, así, que el running no es la mejor opción si el objetivo principal que se persigue es solo perder peso.

Adicción

Y, por último, otro de los riesgos que conlleva el running, y en general cualquier ejercicio de alta resistencia, es la probabilidad de generar una adicción.

Al practicar ejercicio de alta resistencia, se generan neurotransmisores que guardan similitud con los opiáceos y algunos derivados del cannabis. Ello provoca euforia y bienestar psicológico mientras se corre y después de hacerlo. Además, descienden los niveles de leptina, una hormona relacionada con la sensación de saciedad que provoca que, al correr, se tenga una mayor disposición al esfuerzo y el movimiento.

Sin embargo, también provoca una sensación de dependencia de la que deriva la llamada runnorexia. En la actualidad, se calcula que el 18% de quienes corren asiduamente la sufren. Al ser adictos a una serie de hormonas en el organismo que les hacen sentirse mejor, con facilidad pueden venirse abajo después de un tiempo sin practicar deporte, alerta PlayGround.


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