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¿Qué tener en cuenta en un análisis de sangre de un corredor?

sangre

(19-6-2019). Una prueba de esfuerzo, un electrocardiograma, un ecocardiograma y un análisis de sangre al año –como mínimo- deberían ser elementos indispensables en la vida de cualquier corredor o corredora independientemente de su nivel. En esta ocasión te damos algunas pautas para saber interpretar los resultados de una analítica de sangre.

Ser corredor y corredora no debe implicar únicamente salir a correr de forma periódica con la intención de mejorar nuestra capacidad física o bien con el fin de prepararnos para una competición determinada.

Detrás de esta disciplina debería esconderse una filosofía de vida que tenga en cuenta que este deporte mejora nuestra calidad de vida, previene enfermedades cardiovasculares y mejora nuestra salud mental, entre muchos otros beneficios loables.

No obstante, es preciso que sepamos escuchar los mensajes que lanza nuestro cuerpo de forma consciente y también aquellos que se ven reflejados en las pruebas médicas periódicas que deberíamos hacernos. En este sentido, el saber no ocupa lugar, como dice el refranero popular, y cuanta más información tengamos pues mucho mejor.

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El escritor satírico irlandés Jonathan Swift decía que “los mejores médicos del mundo son: el doctor dieta, el doctor reposo y el doctor alegría”. Más allá de lo acertado o no de esta frase llena de cinismo e intencionalidad de Swift, quizás deberíamos incluir también el doctor interés. Deberíamos tomar conciencia de cómo funciona nuestro cuerpo, de tener unas nociones básicas –y si sobrepasan lo fundamental incluso mejor- para poder interpretar nuestros indicadores de salud.

¿Sabemos cómo debemos interpretar todos los datos que nos ofrece un análisis de sangre? Pues, la mayoría de las personas seguramente respondería no a esta cuestión. Únicamente echan un ojo a los rangos adecuados de cada concepto y, si está todo dentro de la normalidad, no le prestan más atención. A continuación, con la ayuda del cirujano y traumatólogo Juan José Muñoz Gómez, trataremos de explicar, con lenguaje entendible qué significan los diferentes conceptos que podemos encontrarnos en cualquier análisis de sangre.

Conceptos básicos

Hemoglobina: es un pigmento rojo contenido en los hematíes, cuya función es la de captar el oxígeno de los alveolos pulmonares y traspasarlo a los tejidos. La importancia de este indicador radica en que en función de sus niveles podemos detectar rápidamente síntomas de anemia en nuestro organismo. La normalidad –o los indicadores habituales- se sitúa entre 13.3 y 18 g/dl en el caso de los hombres y 11,7 y 15’7 g/dl en el caso de las mujeres. Eso sí, hay que introducir una aclaración, tal y como nos indica el doctor. “En el caso de corredores y corredoras con mucha experiencia y fruto del desgaste que supone sumar muchos kilómetros, podemos encontrarnos con unos valores de hemoglobina inferiores a los anteriormente citados, sin que ello suponga padecer anemia alguna”. Hay que tener presente que “los valores ideales de hemoglobina pueden variar de una persona a otra; en este sentido, las mujeres en edad fértil pueden tener una hemoglobina algo baja (entre 10’5 y 11’8 g/dl) debido a la pérdida de sangre durante la menstruación”. Eso sí, si tras la menopausia se mantienen estos valores bajos, “sí hay que estar más atentos y acudir a un especialista”.

Hematíes: son las células de la sangre encargadas de transportar el oxígeno a los órganos y a los tejidos. Por lo tanto, el nivel de hematíes nos dirá el número de glóbulos rojos que tenemos en la sangre. La normalidad se sitúa en una horquilla de 3’8 a 5’8 millones/mm3 en el caso de las mujeres y de los 4’5 a los 6’5 millones/m3 en el caso de los varones. Como ocurre en el caso de la hemoglobina, el traumatólogo Juan José Muñoz Gómez también nos advierte que “una persona que corra de forma habitual puede estar por debajo de estas cifras, sin que ello quiera significar que su nivel de hematíes, de glóbulos rojos en sangre, pueda suponer un problema para su salud”. Cuando los hematíes y le hemoglobina son bajos, “debemos estar atentos a la posibilidad de sufrir anemia”. Y en el caso de análisis que reflejan unos hematíes altos, “tampoco es buena señal”, admite Muñoz. Éstos pueden aumentar debido al tabaquismo –porque este disminuye el oxígeno que hay en la sangre y esa reducción estimula la producción de glóbulos rojos- o a una insuficiencia respiratoria, por poner dos ejemplos que nos ofrece el galeno. Así pues, “los pacientes con poco oxígeno, que pueden tener una bronquitis crónica, también es habitual que tengan los hematíes altos”. En algunos de estos casos, deben seguir un tratamiento para reducir sus altos niveles.

Hematocrito: está palabra se hizo popular dentro del mundo del ciclismo hace más de una década cuando era uno de los indicadores que permitía identificar si un ciclista se había dopado. Indicadores superiores al 50% suponían la suspensión inmediata del corredor en cuestión. ¿Pero qué es el hematocrito? “Se trata del porcentaje de glóbulos rojos en volumen de sangre”, tal y como nos indica el médico. En este sentido, el rango regular en hombres se sitúa entre el 40 y el 54% (aunque en pocos casos se supera el 50%) y entre un 38 y un 47% para las mujeres. Hay que tener en cuenta que la cifra de hematocrito “puede aumentar gracias a los entrenamientos en altitud, ya que en este tipo de lugares hay menos oxígeno y ello obliga al cuerpo a reaccionar creando más glóbulos rojos que permitan transportar más oxígeno a las células”, sentencia.

Leucocitos: son parte del sistema inmunitario del cuerpo, al que ayudan a combatir infecciones y otras enfermedades. Básicamente, “estas células nos ayudan a defendernos de las infecciones” y de los enemigos exteriores. El valor ideal está entre 4.000 y 11.000 mm3. “Unos leucocitos altos –hasta 14.000- pueden deberse a que hemos sufrido alguna infección, ya que las infecciones estimulan nuestras defensas”. En el rango contrario de la balanza, si la cantidad de leucocitos es baja (entre 3.000 y 4.000) puede deberse a que “hemos seguido recientemente un tratamiento con antibióticos o antiinflamatorios”, esclarece el traumatólogo. Y nos da la clave para tener un número adecuado e idóneo de leucocitos: “una dieta sana, más ejercicio y eliminar el estrés de nuestro día a día”. Sobre todo, combatir éste último, ya que “el estrés puede disparar los niveles de glóbulos blancos (leucocitos) a niveles alarmantes”.

Ferritina: es la proteína del hierro, encargada, de hecho, de captar este mineral para nuestro organismo. Según nos cuenta el doctor, “puede llegar a transportar hasta 5.000 átomos de hidróxido ferroso”. Además, y aquí radica su importancia, también nos indica el hierro real en uso. Hay que tener en cuenta que conocer este valor nos ayudará también a detectar si padecemos anemia. Los valores normales están entre 30-300 ng/ml en los hombres y 10-100 ng/ml para las mujeres. “Si estamos por debajo de estos niveles, denota que estamos faltos de hierro y de su transporte” afirma Muñoz.

Hierro: estamos ante un mineral esencial que desempaña funciones muy importantes y básicas para el funcionamiento correcto de nuestro organismo. Hay que tener en cuenta que “posibilita la formación de la hemoglobina, recordemos, la proteína de los glóbulos rojos que ayuda a transportar el oxígeno a los tejidos”. Este indicador nos dirá la cantidad de concentración que tiene la sangre que recorre nuestras venas. Su nivel habitual se sitúa alrededor de 60 y 150 ug/dl. En el caso de mujeres, hay que introducir una salvedad. “Puede ser que en los días de la menstruación, las mujeres tengan una pérdida de hierro y el valor de este indicador este por debajo de los niveles regulares” nos cuenta. Muchas veces, y generalmente es sí, “la anemia se produce por la falta de hierro”, sin embargo, “también puede ser que el tamaño de los glóbulos sea menor del habitual por una carena de ácido fólico o vitamina B”. Hay que recordar que para evitar la anemia debemos tener unas buenas reservas de hierro en nuestro cuerpo.

Transferrina: estamos ante una proteína que transporta el hierro desde el sistema digestivo a la sangre. Gracias a este valor, “podremos conocer el hierro que no está con la hemoglobina o en la reserva de nuestro organismo”, dice el doctor. Su horquilla regular se sitúa entre los 200 y 400 ug/dl. Eso sí, estos datos también pueden venir en forma de %. En este caso, “debería estar por encima del 20%” (se trata del porcentaje de saturación de la transferrina).

Volumen corpuscular medio (VCM): se trata del tamaño que tienen los glóbulos rojos. La importancia de conocer el tamaño de los glóbulos reside en que nos va a permitir detectar “problemas en la maduración de las células en la médula ósea o incluso déficit de vitaminas y minerales en nuestro cuerpo”. Su valor normal se sitúa en un rango entre 83 y 97fl. También hay que relacionar el VCM con la Concentración de Hemoglobina Corpuscular Media.

Concentración de Hemoglobina Corpuscular Media (CHCM): es un indicador que “relaciona la cantidad de hemoglobina que hay en cada glóbulo rojo”, en palabras del propio doctor Juan José Muñoz. Su dato normal está entre 31 y 36 g/dl.

Hemoglobina Corpuscular Media (HCM): es una medida que nos dice la masa de la hemoglobina contenida en cada glóbulo rojo. “Es un indicador que también puede señalar indicios de anemia”, nos relata el experto. Su valor regular debería estar entre 26 y 34pg.

 

Información de contacto:

juanjosemunoz53@gmail.com

 

 


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