(20-12-2024). Durante estas fechas se multiplican las carreras de fin de año, como la San Silvestre, els Nassos, o las de Navidad. Los corredores han de tener en cuenta el llamado síndrome del corredor y sus efectos invalidantes. Sin embargo, puede prevenirse con ejercicios que refuerzan la musculatura de la rodilla.
El Dr. Borja Núñez de Aysa, jefe de la Unidad de Intervencionismo Ecoguiado y Terapias Biológicas de Olympia Quirónsalud, nos explica que “el síndrome de fricción de la banda iliotibial, más conocido como “la rodilla del corredor”, es una de las lesiones más habituales entre quienes practican carreras de fondo o deportes de resistencia”. Y advierte que este trastorno puede limitar tanto el entrenamiento como las actividades diarias de quienes lo padecen.
“La rodilla del corredor es un problema que afecta principalmente a deportistas que no cuentan con una musculatura suficientemente desarrollada o que tienen una técnica de carrera deficiente”, explica Núñez de Aysa. Esto convierte al síndrome en una preocupación tanto para corredores experimentados como para principiantes que no han prestado atención a aspectos biomecánicos clave en su entrenamiento.
El síndrome de fricción de la banda iliotibial se produce por el roce persistente de esta estructura fibrosa –también conocida como cintilla iliotibial– con el cóndilo femoral externo, situado en la cara lateral de la articulación de la rodilla. La cintilla iliotibial, una banda delgada pero resistente, conecta la cresta ilíaca en la parte superior de la pelvis con la tibia, atravesando el costado del muslo.
El principal síntoma del síndrome es un dolor agudo e incapacitante en la cara lateral de la rodilla que, según el doctor, suele desaparecer al cesar la actividad física, pero reaparece en los siguientes entrenamientos. En casos moderados o graves, este dolor puede incluso manifestarse durante actividades cotidianas como caminar o subir escaleras, lo que genera frustración y afecta la calidad de vida del paciente.
Las principales causas
Entre las principales causas del síndrome del corredor, el especialista de Olympia describe las siguientes:
- Debilidad de los músculos aductores de la cadera: estos músculos son clave para estabilizar la rodilla durante la carrera. Cuando están fatigados o insuficientes, el tensor de la fascia lata –un músculo situado en la parte externa del muslo– debe trabajar en exceso, lo que aumenta la tensión en la cintilla iliotibial y provoca el roce doloroso.
- Problemas en la pisada: una pisada incorrecta, como la asociada a tobillos valgos o pies planos, puede desviar la alineación de la rodilla, incrementando la fricción en la banda iliotibial.
- Desbalances biomecánicos: alteraciones en la estabilidad lumbopélvica y desórdenes en la postura también contribuyen al desarrollo de esta lesión.
“El eje paralelo del cuádriceps se ve afectado en muchos pacientes, lo que puede derivar en otras patologías relacionadas, como condromalacia y tendinopatías rotulianas o cuadricipitales”, agrega el especialista.
El diagnóstico del síndrome del corredor requiere un enfoque integral que combine la experiencia clínica con el uso de técnicas avanzadas de imagen. Según el Dr. Núñez de Aysa, una historia clínica detallada es esencial para identificar los síntomas característicos y los factores predisponentes de cada paciente.
Además, herramientas como la ecografía y la resonancia magnética resultan indispensables. La ecografía permite visualizar el estado de la banda iliotibial y descartar otras lesiones de tejidos blandos, mientras que la resonancia magnética ayuda a identificar posibles complicaciones, como edema óseo, lesiones meniscales o alteraciones condrales en la rodilla.
“Un diagnóstico preciso también nos permite diferenciar este síndrome de otras patologías que afectan la rodilla, asegurándonos de que el tratamiento sea el adecuado”, subraya el especialista.
Mejorar el desarrollo de la musculatura de la rodilla
Alicia González, Fisioterapeuta de Ruber Internacional Centro Médico Habana, afirma que “el fortalecimiento de los músculos que rodean la rodilla es clave para prevenir lesiones y mejorar el rendimiento funcional. Los cuádriceps, isquiotibiales, gemelos y glúteos juegan un papel esencial en la estabilidad y el movimiento de la articulación, por lo que es recomendable incorporar un programa de ejercicios de resistencia para aumentar la fuerza muscular”.
Además de la fuerza, “es importante mantener la flexibilidad de la rodilla para evitar rigidez y lesiones. Los estiramientos tanto dinámicos como estáticos, así como el trabajo de movilidad en las caderas y los tobillos, mejoran la eficiencia y el control del movimiento”, añade.
La especialista destaca que los ejercicios de equilibrio y propiocepción, como el uso de plataformas inestables o ejercicios unipodales, son fundamentales para mejorar la estabilidad de la rodilla y reducir el riesgo de lesiones, especialmente en atletas.
Es recomendable aumentar la intensidad de los ejercicios de forma gradual para permitir que los músculos se adapten sin sobrecargar la articulación. También es crucial permitir un adecuado tiempo de recuperación para evitar el sobreentrenamiento, y se aconseja utilizar técnicas como el foam roller para relajar los músculos y favorecer la circulación.
Ejercicios recomendados destacados
La fisioterapeuta asegura que “el desarrollo de la musculatura de la rodilla es fundamental para mejorar la estabilidad, movilidad y prevención de lesiones. Ejercicios como las sentadillas, zancadas, puentes de glúteos y elevaciones de talón son ideales para fortalecer los músculos que rodean la rodilla, como los cuádriceps, isquiotibiales, glúteos y gemelos”.
Alicia González resalta los siguientes:
- Las sentadillas trabajan principalmente los cuádriceps y glúteos, mientras que las zancadas y puentes de glúteos también activan los músculos estabilizadores de la rodilla, mejorando su estabilidad.
- Las elevaciones de talón son eficaces para fortalecer los músculos de la pantorrilla, lo cual también contribuye a la estabilidad de la rodilla.
- Además, los ejercicios de flexibilidad, como los estiramientos de cuádriceps e isquiotibiales, son importantes para prevenir tensiones y mejorar el rango de movimiento.
- Incorporar ejercicios de estabilidad, como los realizados con Bosu o fitball, activa los músculos estabilizadores y mejora el control en la rodilla.
- También es recomendable el uso de bandas elásticas para añadir resistencia a ejercicios como las sentadillas o zancadas, y las pesas o mancuernas para incrementar la carga y desarrollar fuerza muscular.
- Los rodillos de espuma pueden ser útiles para liberar la tensión y mejorar la flexibilidad de los músculos de las piernas.
- Las máquinas de gimnasio, como la prensa de pierna o la extensión de pierna, también pueden ser beneficiosas para fortalecer los músculos alrededor de la rodilla.
“Es importante progresar de manera gradual si eres principiante y asegurarte de realizar cada ejercicio con control para evitar lesiones. Además, trabajar tanto los músculos delanteros como traseros de la pierna es esencial para mantener un equilibrio muscular y reducir el riesgo de sobrecarga. Si tienes alguna lesión previa o dolor en la rodilla, es recomendable consultar a un profesional de la salud antes de iniciar cualquier rutina intensiva de ejercicios”, concluye la experta.
Tratamientos y recuperación
El tratamiento del síndrome del corredor varía según la gravedad y la duración de la lesión, pero siempre debe abordar tanto el alivio de los síntomas como la corrección de los factores biomecánicos que la causaron.
Según el doctor Borja Núñez de Aysa, en las primeras etapas del tratamiento, es fundamental disminuir la actividad física para evitar que la inflamación progrese. “En casos avanzados, las infiltraciones ecodirigidas con antiinflamatorios y los bloqueos neuromusculares en el vientre muscular del tensor de la fascia lata son opciones eficaces para reducir el dolor y la inflamación. En pacientes con complicaciones lumbares, también puede ser necesario un tratamiento dirigido a nivel lumbar.
La fisioterapia juega un papel importante en la recuperación. “Los ejercicios de fortalecimiento muscular, especialmente enfocados en los aductores de la cadera y los estabilizadores lumbopélvicos, ayudan a corregir los desbalances biomecánicos que dieron origen al problema”, indica.
Además, recomienda el experto, un análisis exhaustivo de la técnica de carrera, la pisada y la postura del paciente es clave para evitar recaídas. En algunos casos, el uso de plantillas personalizadas puede ser una solución efectiva.
“Cuando el síndrome es de larga evolución y la cintilla iliotibial está engrosada o hipertrofiada, puede ser necesario recurrir a técnicas como la disección percutánea para aliviar la tensión y modificar el tejido afectado”, concluye el doctor Núñez de Aysa.
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