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RUNNING

Cómo evitar la aparición de ampollas

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(11-12-2019). Las ampollas son tan comunes que los corredores y corredoras tendemos a no darles importancia. Sin embargo, pueden llegar a ser una de las principales causas de abandono o creación de lesiones en una carrera. Muchas veces, no prestamos la atención necesaria al calzado, a los calcetines que usamos, ni tampoco al trabajo previo de hidratación y cuidado de nuestros pies que, con el paso de los kilómetros, serán la parte más castigada de todo nuestro cuerpo.

En este artículo, gracias a los amplios conocimientos del podólogo deportivo Enric Violan, queremos dejar claro un mensaje doble: cómo debemos cuidar nuestros pies para evitar sufrir una ampolla y, si llegado el caso, la sufrimos, cómo debemos actuar para evitar males mayores. En este sentido, uno de los grandes objetivos de Violan es el de llegar a un acuerdo para realizar un protocolo de actuación en mitad de las pruebas para ayudar a los corredores a poder terminarlas. Sería una actuación a posteriori, para intentar evitar el desastre una vez ya se está produciendo.

Trabajo preventivo para evitar la aparición de una ampolla

No obstante, Violan espera hacer didáctica y que los deportistas tomen conciencia de la significación que padecer una ampolla puede tener en esa línea tenue que separa el éxito del fracaso, el abandono de ser finisher en una prueba. Para combatir una ampolla deberíamos empezar por el principio. La mejor forma de contenerla es evitar su aparición. Si no existe el problema, no hace falta una solución, pero sí una prevención.

Hidratar, curtir y lubricar son las 3 claves para poder evitar que aparezcan ampollas en nuestros pies cuando corremos. Especialmente si corremos largas distancias por montaña. Si no actuamos así, pueden aparecer una serie de lesiones –que veremos posteriormente-. Enric Violan nos aconseja una progresión de actuaciones, que están relacionadas con la fricción, el tipo de piel y las deformaciones óseas de los pies de cada deportista, además de una serie de consejos básicos que también afectan a la elección del material:

  • Lubricar nuestros pies de forma adecuada con vaselina o algún producto similar. Es la “prevención número 1”, en palabras del propio especialista. De esta forma, “lograremos que el cizallamiento sea suave, no rígido”
  • Envolver los dedos y nuestro pie con un taping (siguiendo los consejos de un profesional)
  • Poner parches en forma de segunda piel
  • Usar un doble calcetín (aunque Violan no es muy partidario de esta opción)
  • Adaptación especial dentro de nuestra zapatilla en forma de cojín
  • Hidratar nuestra piel de forma adecuada. “Nuestra piel debe estar lo más elástica posible”, señala Violan, ya que “las pieles secas son proclives a romperse y a facilitar la aparición de ampollas”. También debemos controlar nuestra sudoración, ya que “una piel excesivamente mojada también corre peligro de romperse con más simpleza”. Hay algún producto en el mercado que “incluso hidrata y curte nuestra piel, la endurece para evitar la aparición de ampollas”, explica Violan
  • Si tenemos un problema óseo, deberemos hacernos un estudio biomecánico para conocer si hay algún punto a resolver (utilización, por ejemplo, de unas plantillas)
  • Cortar bien nuestras uñas, de forma cuadrada y evitando las aristas (si la uña es demasiado larga, “cuando corramos hará palanca y facilitará la aparición de una ampolla”)
  • Elección adecuada del material. Correr con unas zapatillas de nuestro número es capital en muchos sentidos (lo ideal es que haya 1 centímetro entre el dedo gordo y la punta de la zapatilla). En el caso de los calcetines, deben ser transpirables (un buen material que los mantiene seco es el Coolmax o cualquier fibra técnica)

Es importante dejar un espacio entre la punta de los dedos y el inicio del calzado para evitar molestias.

Tipos de ampollas

El podólogo deportivo nos alerta sobre un error comúnmente extendido. “Se suele decir que una ampolla tiene lugar por una fricción entre la piel y las zapatillas, pero no es exactamente así”. Y es que, “en primer lugar, la ampolla se deberá a un cizallamiento de las capas de la piel (a nivel interno)”. Será en momentos posteriores, cuando “la fricción (a nivel externo, visible), el tipo de piel (en función de si ésta es más húmeda, más seca, más elástica, más transpirable…) y las deformaciones óseas (como, por ejemplo, juanetes) podrán jugar un rol importante en la evolución de una ampolla” explica el experto.

En este sentido, por lo tanto, debemos hablar de una flictena. Se trata de la elevación de la epidermis por la acumulación de líquido seroso o sangre. Se suelen producir por un cizallamiento de las capas de la piel. Esto es, por un deslizamiento de las capas de tejido, una sobre otra, que sucede de forma interna (como decíamos antes), debajo de la superficie de la piel. “Y cuando el cizallamiento es excesivo y repetitivo se forman las (poco) temidas ampollas”. Esto es, una flictena.

En función de la gravedad de la lesión, podemos clasificar las ampollas en diferentes categorías:

  • Ampolla llena
  • Ampolla rota menos del 50%
  • Ampolla rota más del 50%
  • Ampolla infectada

Violan también quiere advertir de otro error muy popular. “No es lo mismo una maceración de la piel que una ampolla”. En una maceración, tras estar mucho rato el pie húmedo, “no hay dolencia, a pesar de que el corredor en cuestión pueda sentir como si tuviera una ampolla. Según el especialista, “sólo hay que limpiar el pie de forma adecuada, dejar que se seque, cambiar el calcetín y el calzado también, siempre y cuando nos sea posible”.

Enric Violan insiste en no confundir una ampolla con una maceración (en la imagen), ante la cual hay que limpiar bien y dejar que se seque.

Ampollas, la causa con más visitas al médico en pruebas ultra

Según un estudio francés basado en carreras concretas de resistencia, entre el 6 y el 16% de abandonos de una prueba de ultra distancia se debe a las ampollas. El 76% de visitas al médico en un ultra maratón por etapas es por un problema de ampollas en los pies. Incluso un dato más, el 20% de los atendidos en un maratón de asfalto es debido a ampollas en los pies. Los datos pueden ser fríos. No obstante, en este caso, deberían hacernos reflexionar. “Son datos que, como experto en la materia, creo que no debemos permitir”. Y Enric Violan habla claro en este sentido.

Desde su punto de vista, “es preciso lanzar un mensaje de alerta de las consecuencias que todo ello puede tener para un corredor”, argumenta. Atención al aviso que lanza el podólogo: “los corredores no suelen dar importancia a las ampollas, pero –como hemos visto- es una de las causas más importantes de abandono en una carrera”. Y no es sólo esto, ya que “esta ampolla provocará que un corredor corra mal desde un punto de vista biomecánico”. Y esta modificación en nuestra forma de correr “puede originar problemas en otras zonas del cuerpo como en la rodilla, en la cadera o en los pies que, en el peor de los casos, pueden acabar en lesión”.

 

Información de contacto:

www.violanpodologiadeportiva.com

@EnricViolan


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