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Cómo influye la mente en las lesiones deportivas

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(22-1-2020). La psicología, y en especial el estrés negativo, puede predisponernos a sufrir más lesiones deportivas. Así lo defienden varios estudios científicos y la psicóloga Meritxell Bellatriu, la cual aporta algunos consejos para que este componente mental no afecte a nuestro rendimiento físico de forma negativa.

Qué mala suerte he tenido, he vuelto a lesionarme. Una expresión que, de buen seguro, habréis escuchado en boca de algún un runner, o en la vuestra propia. Pues bien, la suerte es un argumento de poco peso en estos casos. Y es que “apelar a la suerte para justificar la presencia de lesiones, indica un claro desconocimiento del concepto de vulnerabilidad y de las variables que puedan incrementarla o reducirla”, tal y como escribió José María Buceta en “Psicología y lesiones deportivas: prevención y recuperación”. Una obra que nos acerca la psicóloga deportiva Meritxell Bellatriu, que nos ayudará a entender qué poder puede llegar a tener nuestra mente –nuestra psicología- a la hora de tener o evitar lesiones.

Teniendo en cuenta las palabras de Buceta, Bellatriu quiere dejar muy claro en primer lugar que “de forma consciente, y limitando ciertas variables, podemos disminuir la probabilidad de sufrir lesiones, en lugar de lamentarnos por nuestro mal fario”. Todos los deportistas acaban sufriendo alguna lesión a lo largo de su carrera, de menor o mayor alcance. Pero más que apelar “a la mala suerte, es preciso ir al fondo de la cuestión: analizar el origen de la misma para, en la medida de lo posible, no volver a tropezar con la misma piedra”.

El estrés, la personalidad, los antecedentes y recursos ante situaciones estresantes, pueden actuar de desencadenantes de una lesión

Hay que tener en cuenta que “determinadas variables psicológicas como el estrés, la personalidad, los antecedentes de situaciones estresantes y los recursos para hacerle frente pueden crear una mayor predisposición a sufrir una lesión”, argumenta la especialista. Y es que hay que tener en cuenta que una lesión supone un cisma, una ruptura brusca, en la vida de un deportista que debe parar su actividad. Y esto conlleva “unas consecuencias físicas y psicológicas”. Por este motivo, “es preciso trabajar la prevención”, aprovechando los avances e investigaciones realizados en este sentido.

Casi la mitad de los deportistas se lesiona por motivos intrínsecos

Meritxell Bellatriu nos recuerda un dato que ya apuntaron hace más de 25 años los especialistas Heil, Zemper y Carter (en 1993). Unas estadísticas que, de hecho, dejan bien latente la relación entre psicología y lesiones deportivas. Y es que casi la mitad de los deportistas (en concreto un 48’3% según el citado documento) se lesiona por motivos intrínsecos. Esto es, propios de él/ella mismo/a. Sin ir más lejos, la psicóloga pone encima de la mesa la cuestión, ampliamente demostrada, de que “la presencia de niveles elevados de estrés puede provocar una mayor vulnerabilidad para lesionarse”. El agotamiento, el déficit de atención, el cansancio y un exceso de tensión, por lo tanto, “no son buenos compañeros de viaje en la salud de un deportista”.

Tal y como han demostrado J. Williams y M. Andersen (1998), “ante una situación potencialmente estresante, el deportista responde a ésta de una forma concreta que provoca cambios fisiológicos (tensión muscular) y psicológicos (déficits atencionales) que incrementan las posibilidades de lesión”. Bellatriu nos ilumina aún un poco más esta afirmación categórica: “en situaciones de estrés, el foco de atención de un deportista se estrecha, no recibe los mismos estímulos, y, por ende, la toma de decisiones puede no ser la más acertada”. Y, por lo tanto, “se expone a más situaciones de riesgo de lesión”.

En situaciones de estrés, el foco de atención de un deportista se estrecha, la toma de decisiones puede no ser la más acertada y, por lo tanto, se expone a más situaciones de riesgo de lesión

La importancia del estrés como factor de lesión

Estos autores, tal y como nos cuenta la especialista y podemos observar en el cuadro posterior, “no se basaron sólo en el estrés como único factor psicológico de riesgo, sino que añaden características de la personalidad, anteriores lesiones, sucesos importantes de su vida, tensiones diarias… además de los recursos de cómo se afrontan (apoyo social, habilidades psicológicas, etc.)”. Tras esta argumentación, la psicóloga deportiva consultada quiere resaltar en mayúsculas al estrés como la variable psicológica más relevante en relación con las lesiones. Un estrés que, de hecho, “puede aparecer en cualquier momento, antes, durante o después de padecer una lesión”.

Pero, ¿qué significa estar sometido a una situación de estrés? Nos referimos a este punto en concreto cuando “una persona debe hacer frente a demandas que sobrepasan sus recursos disponibles”, responde Meritxell. De esta forma, “el deportista percibe que no puede ofrecer una respuesta efectiva, algo que provoca un incremento en la activación del organismo”. Sin embargo, el estrés puede no ser siempre negativo, ya que puede ser un potente activador motivador (eustrés). En su versión negativa (distrés), “bloquea y paraliza al deportista, por lo que puede ser una fuente importante de riesgo de lesión”.

La influencia de la personalidad sobre el estrés

Cada persona es como es y puede tener unos u otros rasgos de personalidad y variables psicológicas que exacerban, en mayor o menor medida, la respuesta al estrés. Estos rasgos, junto a la capacidad para afrontar dicha situación –teniendo en cuenta también el historial anterior de estresores-, “pueden generar un efecto multiplicador o reductor en situaciones de riesgo que amenazan al deportista”. Dicho de otro modo, “deportistas con ansiedad, ánimo negativo, baja autoestima, baja tolerancia a la dureza o un sistema rígido de creencias y actitudes, tienden a lesionarse más que aquellos que no poseen dichos trazos” manifiesta Bellatriu. Por lo tanto, la personalidad afecta directamente a la posibilidad de lesionarse.

Deportistas con ansiedad, ánimo negativo, baja autoestima, baja tolerancia a la dureza o un sistema rígido de creencias y actitudes, tienden a lesionarse más

Hemos citado antes también el influjo del historial personal de estresores. Nos referimos “a las situaciones estresantes que haya tenido el deportista en cuestión a lo largo de su vida hasta el momento actual”. Dentro de esta categoría, incluiríamos dos clases:

  • Situaciones vitales generales (conflictos familiares, conflictos económicos o dificultades cotidianas)
  • Situaciones específicas en el ámbito deportivo (estilo de vida del deportista, entrenamiento exigente, dureza de la competición y sus exigencias, entorno del ejercicio físico para la salud y el ocio y también las lesiones pasadas).

Recursos para combatir el estrés

Tal y como dice siempre Meritxell Bellatriu, hay que ser positivo y ver el vaso medio lleno. En este sentido, tenemos a nuestro alcance una serie de recursos adaptativos o de afrontamiento para intentar paliar los efectos del estrés. En este sentido, podemos nombrar el apoyo social, las habilidades psicológicas (dotan al deportistas de mayores recursos ante la amenaza de una situación potencialmente estresante) o la capacidad de adaptación a situaciones y condiciones concretas. Teniendo en cuenta esto, “el deportista debería ser consciente de que tiene en la mano una serie de herramientas, ya sea intrínsecas o bien algunas que puede aprender de forma voluntaria, que “pueden influir de forma directa en lo que le sucede o puede llegarle a suceder durante la práctica deportiva”.

A continuación, pues, y para cerrar el artículo, Meritxell Bellatriu nos asesora con una serie de actitudes y acciones que podemos seguir para paliar estas deficiencias y evitar que las lesiones se instalen en nuestro modus operando de deportistas, en este caso corredores. Lo hemos resumido en este decálogo que os aconsejamos imprimir y colgarlo encima del cabezal de la cama para no olvidar que, “en general, los deportistas que se manejan mejor en situaciones de estrés suelen reducir las posibilidades de sufrir una lesión”. Rasgos como el apoyo social, la autoestima o el optimismo, entre otros, “nos ayudarán a tener una buena salud física, pero también mental” colegia la especialista. 

  • Elimina o relaja situaciones estresantes ajenas al entrenamiento y a la competición
  • Enfréntate a las situaciones de riesgo de forma progresiva, no de golpe, y controla la adversidad (dolor, frustración, etc.)
  • Incluye dentro de tu preparación períodos de descanso físico y mental, evitando el temido sobre entrenamiento (que pueden ser tanto físico como mental)
  • Establece tus objetivos desde un punto de vista realista y alcanzable, además de revisarlos de forma periódica, analizando los resultados obtenidos
  • Evita la rutina en tus entrenamientos, varía, diviértete
  • Prioriza la calidad por encima de la cantidad, teniendo en cuenta tus condicionantes personales
  • Aprende a relativizar entrenamientos y competiciones (no tiene que estar todo en el mismo saco ni tener la misma significación)
  • Valora y prioriza tu esfuerzo por encima de los resultados
  • Aprende a identificar situaciones potencialmente estresantes y cuáles son tus respuestas ante éstas. Así podrías marcar las estrategias y los recursos necesarios en cada caso
  • Fortalece tu entorno y apoyo social 

Y cerramos de la misma forma con la que la psicóloga deportiva Mertixell Bellatriu cierra siempre todos sus textos y ponencias: “Entrena tu mente… & ¡Be Positive!”.

Información de contacto:

www.meritxellbellatriu.com

Meritxellbl@copc.cat


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