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Entrevista al entrenador y psicólogo Albert Cabezas

“Las emociones pueden causar lesiones”

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(8-5-2019). Existe una relación entre los factores psicológicos y las lesiones. No es una relación causa-efecto, pero está demostrado que elementos como el estrés multiplican las posibilidades de caer lesionado. Sobre la influencia de nuestro ánimo en la aparición de lesiones, nos habla el entrenador y psicólogo Albert Cabezas.

Los factores psicológicos y las lesiones están relacionados. A la hora de tratar una lesión, es tan fundamental conocer el historial médico, los puntos fuertes y debilidades del corredor, como su estado psicológico. Y es que un diagnóstico multifactorial de todos los factores involucrados en una lesión, será nuclear para evitar una recaída, además de ayudar a empezar con buen pie la preceptiva rehabilitación. Hay una serie de cuestiones que nos vienen a la cabeza relacionadas con este tema. Se las hemos formulado al entrenador persona y psicólogo Albert Cabezas.

¿Influye nuestro estado de ánimo a la hora de sufrir una lesión? Es decir, si estamos menos optimistas o más depresivos, ¿aumenta nuestra posibilidad de padecer una lesión?

El estado físico y emocional de una persona puede repercutir a la hora de padecer lesiones. No sólo hay un factor importante como el hecho de que el músculo esté más o menos preparado. Psicológicamente, si no estamos preparados, centrados y motivados para el deporte que debemos hacer –en este caso, correr-, no lo haremos con la mejor técnica y calidad posible. Y ello puede afectar negativamente a nuestro rendimiento, correr con una mala posición y un mal gesto, algo que, a la larga, puede provocarnos una lesión. Al mismo tiempo, si no estamos centrados ni motivados, nuestra musculatura no estará en las mejores condiciones y puede desgastarse mucho más, con el peligro de provocar también un traumatismo.
Hay varios autores que han demostrado que el estrés psicosocial puede influir en la vulnerabilidad de la lesión, dificultando además el período de recuperación de la misma, alterando nuestra salud, estado emocional y funcionamiento en general de nuestro propio organismo. Muy a menudo se habla de la presión que sufren los deportistas profesionales. Una presión que les genera un estrés negativo y peligroso. Si somos capaces de darle la vuelta, está más que demostrado que las personas con positivismo son las que llegan antes al éxito, en cualquier ámbito de la vida. Y el deporte, en este caso, no es ninguna excepción. De hecho, en el mundo del deporte cada vez más se habla de la palabra resiliencia. Esto es, la capacidad de saber sobreponerse a las adversidades.

El estado emocional puede influir en padecer una lesión y determinar el periodo de recuperación de la misma

Un corredor como Jaume Leiva, por ejemplo, podría ser un claro ejemplo de resiliencia dentro del mundo atlético. ¿Se le presta poca importancia o atención al factor psicológico, del estado de ánimo, dentro del mundo de la planificación deportiva?

Durante muchos años, la mayoría de la gente que practicaba deporte lo hacía por gusto, por moda o por tener un objetivo concreto. Y no se había analizado la salud mental o motivacional con la que llevaba a cabo este tipo de actividades. Hacían deporte, sin más, sin pensar en planes de entrenamiento, nutrición, motivación… Por suerte, la ciencia ha evolucionado mucho en este sentido y hay muchos estudios que han demostrado que la psicología puede ayudar mucho al rendimiento de los deportistas.
El estado emocional influye mucho en nuestro rendimiento. El comportamiento conectivo, conductual, es fundamental. Esto, por ejemplo, lo han visto muy rápido dentro del mundo del golf. Muchos golfistas reciben tratamiento psicológico para controlar sus emociones y rendir al máximo de precisión posible durante un recorrido de 18 hoyos. Esta concentración, además, puede ser un punto a favor a la hora de evitar lesiones.

La concentración y una actitud positiva son claves para evitar lesiones

¿Hasta qué punto es importante el control del estrés cuando afrontamos una carrera?

Es muy importante. Es normal que el día anterior a una carrera estemos un poco más nerviosos, que no durmamos bien o no comamos bien. Hay que intentar controlar estas emociones negativas que pueden medrar negativamente nuestra puesta en escena. Además de saber controlar estos nervios previos, cada vez hay más estudios que inciden en la necesidad imperiosa de visualizar nuestra carrera. Esta visualización, no obstante, siempre debe ser realista, en función de nuestras capacidades reales y lo que hemos demostrado en nuestra preparación.
No hay que proyectar que podemos ganar una carrera de 10K si nuestro mejor tiempo es de 47 minutos, ya que ello nos puede generar más frustración si no se hace realidad. En este sentido, hay que visualizar la carrera tal y como nos gustaría que se produjera. Un control del estrés adecuado nos evitará someternos a situaciones de sobreesfuerzo que pueden ser motivo de lesión. El entrenamiento psicológico en habilidades de control de la activación, de control atencional, una correcta planificación de objetivos, el ajuste de expectativas, así como proporcionar al sujeto estrategias de afrontamiento ante el estrés, contribuyen de forma muy importante a prevenir futuras lesiones.

¿Está claro que no podemos controlarlo todo, verdad?

Así es. Dentro de una carrera, hay una seria de factores extrínsecos. La meteorología, la suplementación con geles y bebidas energéticas, problemas estomacales… hay una serie de factores que pueden aparecer durante nuestra carrera y que nosotros no podemos controlar. Así pues, hay que estar plenamente concentrado en la carrera para evitar multiplicar el índice o riesgo de padecer lesiones y ser conscientes que hay factores externos que pueden condicionarnos. Hay que pensar o ser conscientes de lo que podría pasar, pero no pensar en qué va a pasar. Hay que tener un pensamiento positivo y creyendo que la carrera será lo mejor para nosotros mismos, haciendo realidad esa visualización previa.

Hay frases motivadoras que pueden ser una arma de doble filo

¿Cómo podemos controlar nuestras emociones y nuestro estrés antes y durante una carrera?

Nos encontramos ante la pregunta del millón. Si tuviéramos una respuesta para ella, seguro que todos los psicólogos estaríamos trabajando sin problemas (admite con una sonrisa Albert Cabezas) en la NASA y en los mejores equipos deportivos del mundo. El control del estrés y el control de las emociones es muy, muy difícil. Últimamente, vemos algunos falsos coaches que se venden como gestores de nuestro estrés y emociones, y esto es algo muy personal de gestionar. Hay técnicas como el mindfulness (atención plena o conciencia plena), la relajación o la visualización…, pero lo esencial es aplicar el sentido común. Y la psicología tiene mucho de sentido común. Ser consciente de nuestras limitaciones a la hora de afrontar una carrera e intentar disfrutar de ella, relativizando nuestros objetivos.
Hay frases motivadoras que pueden ser un arma de doble filo. Queda muy bien vender y decir que si lo das todo y te esfuerzas, vas a conseguir todo lo que te propongas. No obstante, en ocasiones, no es así. Hay que ser luchador, constante, perseverante, pero sabiendo que hay hitos que nunca podremos lograr. No conseguir los resultados no debería llevarnos a la frustración, sino ser consciente también de nuestras limitaciones y posibilidades. Pueden pasarnos cosas positivas y negativas, y cuando éstas últimas aparecen hay que preguntarse el por qué. Y ver si podemos evitar su reproducción (como podría ser el caso de las lesiones) y prepararnos para que no vuelvan a ocurrirnos.

¿Una vez lesionados, una mala gestión emocional puede retrasar más aún nuestra recuperación?

Nuestro estado emocional negativo puede ser un acicate a la hora de padecer una lesión. Pero es que incluso debemos ir más allá. Especialmente, a las lesiones que se prolongan en el tiempo y que tienen un período de recuperación más largo del habitual, hay que añadirles un factor emocional. Y es que nuestro estado de ánimo, más pesimista, puede retrasar el período de recuperación, al generar irritabilidad, inseguridad, frustración o desmotivación. Estas emociones generaran que no nos centramos en nuestra recuperación y la dejemos de lado. En este aspecto, una vez más, incido en la importancia de trabajar el equilibrio emocional y generar una motivación positiva para recuperarnos cuanto antes e incluso evitar recaer en el futuro. Es aquello del volver aún más fuerte tras un período de inactividad forzado.

 

Información de contacto:

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