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RUNNING

Suele producirse con un aumento repentino de la intensidad o la duración del ejercicio

Como recuperarse de una tendinitis aquílea

Es una de las lesiones más frecuentes de los corredores

tendinitis-aquilea

(30-6-2021). La tendinitis aquílea es una de las lesiones más habituales y frecuentes en corredores. De hecho, ocurre con mayor frecuencia en aquellos atletas que incrementan la intensidad o duración de sus carreras de forma repentina. Te explicamos cómo se origina y cómo nos podemos recuperar de esta lesión.

Pasar de correr poco a hacerlo muchas horas puede tener consecuencias negativas sobre nuestro cuerpo, que requiere de una adaptación progresiva. Y uno de estos efectos no deseados es la aparición de lesiones como la que aquí analizaremos con Dr. Ferran Abat, reputado traumatólogo que dirige ReSport Clinic, la tendinitis aquílea.

Con la pandemia del coronavirus, el mundo del running ha vivido otro boom generalizado en nuestro país. Como el que tuvo hace ya casi una década siguiendo la estela mundial de adeptos a esta disciplina deportiva. En los últimos meses, son muchas las personas que se han calzado las zapatillas para salir a correr de nuevo o por vez primera. Ya sea como medida de salvaguarda ante una situación de incertidumbre como la actual o bien para recuperar una vida deportiva abandonada. Ya sea por desconocimiento o bien porque las ganas pasan por delante del sentido común, son muchos los runners que han empezado a sumar kilómetros como si no hubiera un mañana. Y lo han hecho sin el siempre exigido y necesario principio de la proporcionalidad dentro del mundo del entrenamiento. “Nuestro cuerpo no es como un coche de gran cilindrada que puede pasar de 0 a 100 kilómetros sólo con pulsar el pedal del gas”, admite jocoso Ferran Abat.

Nuestro organismo requiere de unas pautas de adaptación al ejercicio” y, en este punto, “la constancia y un incremento gradual de los kilómetros o horas que dedicamos a nuestra actividad deportiva, el correr en este caso, es capital para evitar la aparición de lesiones, nunca deseadas”, advierte. Y es en este punto donde puede aparecer la tendinitis aquílea para los corredores y las corredoras (dolor en la zona del tendón de Aquiles). De hecho, se trata de “una de las lesiones más frecuentes en runners”.

¿Cuáles son las causas origen de la tendinitis aquílea?

Más allá del aumento repentino de la carga de entrenamiento, el responsable médico de ReSport Clinic nos señala cuáles son las causas más comunes de dicha lesión. No obstante, antes de detallarlas, hay que dejar claro que pueden tener dos orígenes divergentes. En este sentido, distinguiremos las causas intrínsecas (propias de la misma persona) de las causas extrínsecas (debidas a aspectos que sí podemos modificar y que son fruto del comportamiento del individuo en cuestión).

Tal y como nos enumera el Dr. Ferran Abat, “las causas intrínsecas más habituales son la edad, el sobrepeso y algunas enfermedades como la diabetes o enfermedades reumáticas”. Por su parte, de entre la gran variedad de orígenes externos, las conocidas como causas extrínsecas, “debemos destacar la sobrecarga mecánica del tendón, un calzado inadecuado, una técnica de carrera incorrecta o bien correr en una superficie excesivamente dura”.

Un buen diagnóstico, básico

La importancia de un buen diagnóstico siempre es fundamental en cualquier lesión. “Más si cabe -detalla el doctor- en una lesión como es la tendinitis aquílea”. Por este motivo, “para realizar un buen diagnóstico es necesario implementar un examen clínico detallado, así como una ecografía de alta definición”. Con estas herramientas, “el doctor podrá valorar la arquitectura del tendón en todos sus planos” para poder establecer el tratamiento más adecuado.

Al observar una tendinitis aquílea, “lo más habitual es que el médico se encuentre con un tendón inflamado y, en muchas ocasiones, con un abultamiento en la inserción del tendón y del hueso calcáneo”. En dicha ecografía, nos sigue explicando con detalle Abat, “habrá un patrón fibrilar desestructurado con zonas hipoecogénicas en su interior, engrosamiento tendinoso y, algunas veces, hipervascularización” (esto es, vasos sanguíneos aberrantes dentro del tendón).

Tratamiento y recuperación de la tendinitis aquílea

Una vez identificada claramente la dolencia con los métodos anteriormente descritos por Dr. Ferran Abat, explicamos cuál es el tratamiento de recuperación de esta lesión. El principal objetivo será “en primer lugar, reducir el dolor y mejorar la funcionalidad de esta parte de nuestro organismo para poder empezar con el trabajo de readaptación cuanto antes”. En cuanto a los tratamientos, existen varios de ellos, “que van desde los más invasivos a los menos invasivos”. El traumatólogo nos los especifica.

El abordaje terapéutico basado en el ejercicio”, en un trabajo activo, sería el primer posible tratamiento. Eso sí, dichos ejercicios siempre deben tener “un carácter individual para cada paciente y en función de su tipo de lesión”. El objetivo esencial de este abordaje terapéutico no es otro que el de “provocar una estimulación mecánica del tendón mediante la mecanotransducción de los tejidos” (esto es, generar un proceso de transducción de señales musculares como respuesta a estímulos mecánicos).

Ejemplo de trabajo activo en el tratamiento de la tendinitis aquilea.

El programa de readaptación para recuperar la normalidad “consta de varias fases en función de la gravedad de la lesión”. Eso sí, es necesario recalcar que los ejercicios excéntricos “son fundamentales y de los más utilizados dentro del tratamiento contra la tendinopatía”, especifica el responsable de ReSport Clínic. A este trabajo excéntrico, “hay que añadir también los ejercicios isométricos, que nos aportarán un mejor control del dolor”.

Paralelamente a este trabajo excéntrico e isométrico, “en nuestro centro también somos partidarios del uso de la electrólisis ecoguiada”. Se trata de “la aplicación de micro-corrientes galvánicas a través de una aguja de acupuntura que actúa como electrodo negativo”. De esta forma, “provoca una reacción electroquímica en la región o tejidos dañados que ayudan a acelerar el proceso de recuperación”, nos cuenta Ferran antes que le preguntemos qué significa este concepto.

Básicamente, “lo que buscamos con el uso de la electrólisis guiada es inflamar el tejido tendinoso para, posteriormente y con la ayuda de una ecografía, localizar correctamente la zona a tratar”. ¿Con esta técnica es suficiente? Se lo cuestionamos al doctor. “No, ni mucho menos, la electrólisis guiada siempre debe ser un complemento al trabajo activo de ejercicios excéntricos”. “Primero buscamos regenerar el tendón” y después “darle información de cómo debe repararse correctamente el tejido estimulado”.

Ejemplo de ejercicios con electrólisis ecoguiada.

Otro de los posibles métodos de tratamiento es el Plasma Rico en Plaquetas (conocido como PRP). “Es un plasma que se obtiene por concentración de las plaquetas del propio paciente lesionado”. Dicho concentrado se logra vía técnica de laboratorio para, ulteriormente, “inyectarlo de forma ecoguiada en la zona lesionada del tendón”. La finalidad, la misma: “estimular la regeneración, mejorando así también la funcionalidad y reduciendo el dolor”. Se trata de un tratamiento costoso y en un principio “doloroso”.

Ejemplo de tratamiento con PRP

La cirugía artroscópica, un último recurso

En último lugar, Dr. Abat se muestra tajante cuando le cuestionamos si una de las técnicas usadas para acabar con la tendinitis aquílea sería la sujeción de la zona lesionada. “No recomiendo, en ningún caso, el uso de ningún tipo de inmovilización, ni de día ni de noche, para acabar con esta lesión”. Por cierto, si todos los tratamientos conservadores no aportan los frutos esperados, “siempre queda una última opción, la quirúrgica, realizando una cirugía artroscópica guiada por ecografía (sonocirugía)”.

Hay diferentes grados de tendinitis aquílea, así como también diferentes tolerancias del dolor en función de cada paciente. Por lo tanto, “más que seguir corriendo con dolor y aguantar, es necesario que, cuando notemos los primeros síntomas de dolor e hinchazón en dicha zona, consultemos con un especialista”. Tal y como establece la sabiduría popular, una retirada a tiempo es una victoria. A lo que Dr. Ferran Abat añade, risueño: “y siempre más vale prevenir que curar”.


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